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Paris, je t’aime. por Gustavo Gac-Artigas

Te amo, por lo que en ti volví a creer en el amor; renació el amor desde las cenizas; el dolor dio paso a la esperanza.

Te respeto por tu historia, por lo que te levantas embravecido para hacer frente al peligro, ayer a la monarquía, al ocupante que ocupó tu suelo, hoy a la autocracia, a la extrema derecha.

Ah ça ira, ça ira, ça ira…

París, en el dolor te acompaño, en el dolor de un hombre bañándose con el agua recogida en una triste botella abandonada, digno, abandonado por la sociedad, pero digno en su grito: Paris, je t’aime, déjame pertenecer.

Paris, je t’aime cuando bajas de los suburbios, la “banlieue”, barrios de los humildes, guetos de la miseria, barrios de la esperanza y gritas al mundo: yo también soy París.

Paris, je t’aime, por lo que en la inauguración de los juegos olímpicos desnudaste tu alma y me mostraste la posibilidad de un París que salga de la “banlieue”, que salga de los escondrijos de los parques, que una el color artificial de las luces y nubes de humo con el color de la piel, que en un mundo en peligro, en países en peligro, podamos pensar contra viento y marea que existimos mientras el amor bañe nuestro amanecer, mientras la esperanza viva en nuestros corazones, mientras tengamos la fuerza para luchar, para levantarnos, para reclamar nuestros derechos y entonar un himno a la vida.

En un mundo que afronta grandes desafíos, en un mundo en que el genocidio es permitido, en un mundo en que la desigualdad es signo de progreso, “yo progreso, tú te hundes”, anoche pensaba en los míos, en mi país, en mi continente, en ti Venezuela, en ti Gaza, en ustedes los caminantes de la esperanza, y me pregunté, ay cuándo, ay cuándo, cuándo veremos los juegos olímpicos de la justicia.

*El autor es escritor, poeta, dramaturgo y hombre de teatro chileno, miembro del PEN Chile, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) y académico de la Academia Tomitana de Constanza, Rumania.

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