En la comodidad de la era del Internet, si hacemos el simple ejercicio de escribir Selknam en un buscador aparte de la información académica mayormente antropológica e histórica, vamos a encontrar un cúmulo de resultados visuales atractivamente comerciales: poleras, pijamas, llaveros, juegos de naipes, figuras coleccionables, bolsos, cajas para guardar regalos, cojines, chocolates, productos de gastronomía, invitaciones a conciertos de música y ballet, aros y un largo etc. Este impacto visual - cultural nos puede llevar a las siguientes preguntas iniciales, ¿Existen aún?, ¿Hay que dar por sentado que ya están extintos mediante genocidio porque así lo señalan los libros de historia? ¿sus representantes vivos si es que los hay son ciento por ciento Selknam o son mestizos absorbidos por la sociedad actual? ¿Recuerdan la lengua, canciones y cuentos sus agentes actuales?
Veamos en esta suerte de introducción algunos datos objetivos del presente. En el temario PAES de historia (Prueba de acceso a la educación superior) no exigen saber ni evalúan el grado de conocimiento de las culturas precolombinas chilenas, es más, los contenidos que mide la prueba de historia parten para los parámetros de DEMRE en el siglo XIX, por ende, habrá generaciones de estudiantes a las cuales las preguntas enunciadas en el párrafo anterior no les resulten ni relevante y menos aún significativas. Esto es un asesinato intelectual sobre todo cuando la historia siempre ha sido una cadena causa-efecto y paradójicamente esto último es una de las habilidades medidas por la PAES. En las priorizaciones curriculares 2023 – 2025 del Ministerio de Educación de Chile, para la asignatura de historia en enseñanza media, no hay ni una coma sobre este pueblo indígena ni su pasado precolombino, sin embargo, en las muestras cívicas de nuestros colegios algunos alumnos sin saber quiénes eran los Selknam se caracterizan con la vestimenta de estos indígenas, pero no van al fondo del asunto y lo hacen mecánicamente para canjear una nota tal como el perro de Pávlov, es decir un condicionamiento clásico en pleno siglo XXI.
Este breve artículo tratará de visibilizar a los Selknam más allá de un producto de moda y de paso cuestionar la historia oficial y ver lo importante que es la antropología como ciencia auxiliar de la historia. Además, darles una importancia y atención a los relatos orales de los descendientes mestizos de este pueblo para así mitigar en parte con el conocimiento un olvido que debe ser reparado por la siguiente generación de historiadores, pues, los antropólogos ya han trabajado generosamente sobre este tema. En este breve preámbulo, espero que el lector abra su apetito intelectual de forma autodidacta para informarse un tanto más antes de comprar un souvenir con una imagen alusiva a los Selknam. Finalmente, no pretendo hablar sobre su historia, para eso hay buenos y variados libros al respecto.
El historiador Diego Barros Arana, trata a los fueguinos, patagones y otros indígenas del sector donde habitaron también los Selknam de manera bastante despectiva y liviana, ya en pleno siglo XIX señalaba que quedaban pocos representantes, por supuesto que Barros Arana es un hombre de otro siglo con otras motivaciones, intereses y formas de entender la historia, por consiguiente, hay que comprender el contexto en el cual vivió y constatar si sus formas de hacer historiografía son concordantes con el presente. Aunque aún goza de gran reputación en ciertos círculos académicos que parecen respetarlo como un santo, a estas alturas, cuestionar a Diego Barros Arana no es sacrilegio para ningún historiador.
Resaltemos brevemente lo que piensa este autor, “El salvaje de la Tierra del Fuego y de las islas cercanas, sombrío, desconfiado, grosero, constantemente armado contra sus vecinos, sin paz y sin cariño en su propio hogar, sin placeres y sin aspiraciones, viviendo del presente, sin recuerdos del pasado, sin previsión para el porvenir y sin más móvil que la satisfacción de los apetitos animales de cada día, ocupa, como hemos dicho, el rango inferior en las agrupaciones humanas” (Barros Arana Tomo I historia general de Chile) Es irrebatible que al ser un referente intelectual y político del siglo XIX el Estado tomó sus palabras y obras como una ley escrita en piedra. Hay en general mucha historiografía -aunque no su totalidad- al servicio de menoscabar a los indígenas y presentarlos como torpes, flojos y borrachos como se puede ver por ejemplo en las obras que tratan sobre la pacificación de la Araucanía. resulta desolador que los intelectuales del siglo XIX cuestionaran en general de manera ambigua la visión de estos autores, aunque siendo justos algunos liberales si pusieron el grito en el cielo por estas injusticias y otras tantas, el problema es que sus descargos fueron solo a nivel editorial en un siglo donde pocos leían y sus ecuánimes cuestionamientos quedaban como un saludo a la bandera.
Esta visión coincide con el momento más álgido de la colonización del territorio Selknam que se va a perpetuar en parte del siglo XX, donde su desaparición casi rozo la totalidad de sus integrantes, por ende, muchos libros de historia los dieron por extintos cerrando así el tema sin mayor profundidad ni reflexión. Esta idea provocó que muchas generaciones de profesores(as) de historia y sus alumnos no alteraran su juicio sobre la información de textos y manuales, por consiguiente, se contentaran con sus atractivas imágenes de pinturas corporales como un recuerdo pintoresco del pasado.
Para cerrar las visiones que tenían de los Selknam en el siglo XIX, haremos referencia a una publicación de Charles Darwin en Londres en 1860 y un comentario del Capitán Fitz Roy. El célebre Darwin decía sobre estos indígenas de la tierra del fuego, “Yo creo que el hombre en esta parte extrema de América es más degradado que en cualquier otro lugar de la Tierra. Comparadas a los fueguinos, las dos ramas de insulares del grande océano, los esquimales y los australianos, son civilizadas” (TOMO I Historia general de Chile). Fitz Roy señalaba que los fueguinos, patagones y los indígenas de esos sectores eran caníbales. Sin duda que ambos autores y referentes que hoy tienen sendos accidentes geográficos que llevan sus nombres no ampliaron sus indagaciones ni las costumbres de los Selknam más allá de lo que decían los naturalistas de sus épocas. Estos prejuicios fueron caldo de cultivo para la época frente a las grandes matanzas que se van a producir, además estaba impuesta la idea que Europa era el continente civilizador por excelencia por supuesto esto se puede ver en sus colonias.
Quizás con el patrocinio de la historia oficial, las islas del extremo sur fueron concesionadas por los gobiernos de turno para su explotación (ganadería, minería del oro y el carbón). Los colonos europeos casi llevaron al exterminio a los Selknam a quienes veían como torpes y potenciales depredadores de sus ovejas, esto impulsó en poco tiempo secuestros, violaciones, matanzas, vejámenes y mutilaciones corporales que diezmaron la población ancestral que vivía en esas tierras desde hace 9000 años. La iglesia católica, ante estas atrocidades del Estado de Chile, mandó a la orden Salesiana a cuidar a los sobrevivientes por medio de misiones, sin embargo, las enfermedades del continente tales como la peste siguieron aumentando el descenso de su población.
Al final, cuando no quedaban muchos indígenas, algunos niños selknam que lograron sobrevivir, fueron repartidos por todo chile en orfanatos, barcos de marina mercante, mano de obra en algunas salitreras, trabajo doméstico en haciendas, zoológicos humanos en Europa e incluso comercio sexual. Se produjo un mestizaje forzoso, un sincretismo, pero aun así estas niñas y niños no olvidaron su pasado, siendo adultos comenzando a recordar cada vez que se veían al espejo sus pómulos, sus ojos, su pelo, sus formas físicas y de pronto volvieron a reconocerse a sí mismos como Selknam. Hay una comunidad viva actualmente que recopila lo que les decían sus abuelos tendiendo un puente pasado – presente por medio del relato oral y del recuerdo.
No les podemos exigir como prueba a estos sobrevivientes que hagan canoas con fuego y vivan como sus ancestros o se vistan y hablen como ellos, ya que fueron mezclándose con chilenos durante casi un siglo, pero sí han mantenido frases, fragmentos de canciones, recetas de cocina, cuentos y algunas tradiciones, además sus poetas hicieron un gran trabajo al mantener viva su cultura. Es posible que no exista ningún Selknam en estado puro como antaño, pero no quiere decir que su legado esté olvidado ni menos aún muerto.
En la última medición del INE la comunidad Covadonga ONA informó que 1.444 personas se reconocen como descendientes de estos sobrevivientes del genocidio y a pesar de tanta violencia la cultura se impuso y la tradición sigue viva. Es por eso, que el 19 de octubre del 2023 fue publicada en el diario oficial de la república la ley 21.606 donde, en suma, INCORPORA AL PUEBLO SELKNAM ENTRE LAS PRINCIPALES ETNIAS INDÍGENAS RECONOCIDAS POR EL ESTADO con 116 votos a favor, ninguno en contra y solo una abstención del diputado Kaiser.
Es manifiesto que la historia debe ser siempre cuestionada, como también es sumamente necesario que los autores clásicos sean siempre revisados. Por otro lado, es imperioso que las nuevas generaciones conozcan más el relato de Chile prehispánico, pues nuestro país no se formó hace poco. Pero es aún más importante que los planes y programas de historia que les imparten a nuestros estudiantes nacionales sean siempre dinámicamente rediseñados. Si DEMRE pregunta pocos temas en una prueba que condiciona la entrada a la universidad, el MIneduc no tiene por qué seguirle el juego al sistema acotando al máximo la historia, ¿buscan un resultado cultural al restringir tanto la historia? ¿Por qué siguen disminuyendo las horas de las asignaturas humanistas de la malla curricular escolar?
Como historiador y profesor considero que hay muchas inconsistencias. Por ejemplo, si sesgamos la historia al comenzar la enseñanza, no lograremos nunca una identidad nacional. En enseñanza media no podemos comenzar los planes desde el siglo XIX ¿Cómo logramos un andamio intelectual con tantos vacíos? Tengo la certeza que la mayoría de mis colegas no son borregos y van más allá de una tabla de contenidos obtusos y profundizan bastante más que un vago papel de reglas por escrito.
Concluyendo, ojalá que la historia no quede solo en un llavero o en una linda polera estampada. Esperamos que exista un cuestionamiento más profundo y genuino. Quizás no exista nunca una reparación total frente al genocidio Selknam, pero sí podamos mantener viva su memoria que trascienda el horizonte y no sea solo un recuerdo del pasado.
Álvaro Vogel Historiador.