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¿Podemos exigirles que le ganen al campeón de Europa? por José Antonio Lizana A.

El circo romano de las redes sociales crucifica a la Selección Nacional de Fútbol Femenino por su caída 7-0 ante Holanda. No obstante, a quienes disparan detrás de un teclado hay que aclararles que se trata de las actuales campeonas de Europa y una de las top ten históricas de dicha competencia.

Chile sucumbió ante un fútbol táctico, físico y de pase largo que siempre le ha hecho pasar estragos a nuestros combinados. Acuérdese del pragmatismo de Estrella Roja en la Copa Intercontinental de 1991 o de la derrota ante la Holanda de Louis Van Gaal en Brasil 2014. Es cierto que las palizas duelen, pero hay que chocar con el muro hasta derribarlo, porque enfrentar a rivales débiles es engañarse a sí mismos. De hecho, la mítica Roja del ’62 recibió media docena de goles ante Francia en la gira por el viejo continente en 1960, lo que a la larga le sirvió para tomarles el pulso a Suiza, Italia, Unión Soviética (campeón de Europa) y Yugoslavia (campeón olímpico) en el Mundial. Asimismo, el confronte amistoso ante Alemania en la era Sampaoli en 2014 fue muy aleccionador para lo que después vino en el Mundial de Brasil y la Copa América 2015.

A modo de contraste, la Roja de Rueda jugará en junio con Haití, selección ubicada en el puesto número 100 del ranking FIFA. Además, en este proceso se ha jugado con cuadros sin tanta figuración como Serbia, Costa Rica y Honduras. Quién creería que hace sólo dos años Chile era la segunda mejor selección de las Confederaciones, derrotando con autoridad a los campeones de África, Oceanía y Europa. Dime con quién andas y te diré quién eres.

Me acuerdo haber visto, el 28 de agosto de 2016, a la Selección Chilena Femenina y haberme sorprendido gratamente con el triunfo 1-0 sobre Uruguay, en un amistoso en el Estadio Nacional. Había poca gente en las gradas y uno que otro medio. Parecía más bien una reunión familiar con los gritos de la tía, la mamá y la abuelita. Ese partido me quedó dando vueltas durante mucho tiempo, sobre todo por la excelente forma física y por la técnica depurada que desplegaron las jugadoras criollas en el gramado de Ñuñoa. Erradamente, me había quedado con la imagen del insípido fútbol exhibido en el Mundial Sub-20 de 2008.

Si me hubieran dicho en esas galerías vacías que las chilenas le iban a ganar 4-0 a Argentina en la Copa América 2018 y que iban a clasificar al Mundial en un partido televisado, no lo hubiera creído. Igualmente, tampoco hubiera imaginado verlas enfrentarse a Estados Unidos, Italia o Francia. Sin embargo, hoy se les crucifica por una derrota, lo que demuestra lo difícil que es ser deportista en Chile y doblemente si se es mujer. La misma portera Christiane Endler fue enfática acerca de la inauguración de un camarín femenino hace algunas semanas: “Creo que esa fue una iniciativa más política que otra cosa, porque no sé cuándo lo vamos a usar, pues nunca jugamos en el Estadio Nacional. Debiesen arreglar primero los camarines donde se entrena día a día, que son un desastre, más que adaptar uno que, a lo mejor, se va a usar una vez, pero que es lo que más vende”. Entonces, señores cibernautas: ¿Podemos exigirles que le ganen al campeón de Europa?

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