… a los Amigos, no los puedo nombrar a todos…
“Águila sideral, viña de bruma.
Bastión perdido, cimitarra ciega.
Cinturón estrellado, pan solemne.
Escala torrencial, párpado inmenso.
Túnica triangular, polen de piedra.
Lámpara de granito, pan de piedra.
Serpiente mineral, rosa de piedra.
Nave enterrada, manantial de piedra.
Caballo de la luna, luz de piedra.
Escuadra equinoccial, vapor de piedra.
Geometría final, libro de piedra”. Neruda, Alturas de Machu Pichu…
… escribo desde la distancia de una de las cumbres de Capri para ti, mi lector, sí, a ti te hablo; escribo cercano a Sils Maria y caminando junto a Fritz bordeando el lago, al lado de Polignano a Mare ,cerca de la estatua de Modugno y puedo ver, gracias a la luz, al azul del mar (lago) y del cielo, desde cierta altura, más allá de 6 mil pies, diría como a 14 mil (desde un Salar altiplánico rodeado de algunas vicuñas), y con el rostro algo curtido y cansado, con un corazón que no me funciona bien, pues he navegado por lugares indómitos… que lo dionisíaco, es decir, el baile de Ariadna con Diónysos, se dice, se da, se regala, se impone de múltiples maneras, por ejemplo, puede ser en la tragedia griega de Antígona de Sófocles del siglo V a. C. o, en la obra de teatro de Hamlet de Shakespeare del siglo XVI o, en la sinfonía de la Séptima de Beethoven del siglo XIX o, en la canción de Space Oditty de Bowie, etc. Y en Chile, en su siglo XX, eso dionisíaco se ha dado en Desolación de Mistral, en Altazor de Huidobro, en el Canto general de Neruda y en tantos poetas chilenos y sus poemarios, obviamente que también en los de comidas y tragos Pablo de Rokha. ¿Qué ocurre con los poetas, los chilenos, en especial con algunos de ellos asociados al mar, por ejemplo, al ya célebre Litoral de los poetas? Suena el Teléfono de El Tabo y nos llama, y su mensajero de 80 años va a darnos ese mensaje ‘litoral’ a los que quieran escucharlo, porque todos podemos hacerlo…
Si Carmen Gloría se estremece cuando escucha declamar por primera vez a la poeta Bou en un Sant Jordi chileno en un domingo de Santiago, cuando Marco declama de modo maravilloso ‘Palabras’ en medio de una celebración de cumpleaños en un restaurante italiano y nos deja a todos atónitos, cuando Vanessa se emociona con Huidobro y con todo gesto creador que da vida, Eugenio se estremece con Juan Luis Martínez que lo lleva a superar el dolor de toda una época que está pasando, y Pedro con su querido Zurita que después de beber mucho vino y de comer un curanto se siente llamado por un pasado de amistad y dolor por la Dictadura, y mi Constanza que gusta del provocador Lemebel y quiere que lo leamos y con ello que cierto Chile tiene que aparecer de modo no conservador, y Floro, sí Floro, nos trae a presencia una y otra vez a su único Iommi constructor de hospederías, o esos versos estremecedores de Roa que quiere levantar un nuevo mito de hombres rotos y quebrados que somos NosOtros hoy, y Anna se emociona y se vuelve a emocionar con su propia obra maestra que es Persépolis y eso inunda a todos los que la escuchamos, o el sentimiento que nos embarga al escuchar a declamar en un audio de WhatsApp a Marco cuando se despide de NosOtros, y Diego nos dice alegremente que es poeta y tiene muchos poemas mientras conduce la furgoneta muy veloz rumbo a San Pedro de Atacama, o Enrique ahora sueña con escribir Odas y volverse ese poeta que reconoció siendo mayor cuando lo conoció realmente siendo niño, e Ismelda se sumerge en Huidobro y se coloca muy pensativa y de pasada le resuenan Los Jaivas con las Alturas de Machu Pichu del dios dormilón, o el camarero de Puerto Varas nos cuenta de cómo Don Pablo le gustaba el caldillo de congrio de una forma determinada, o Belén, la de un corazón inmenso por el otro, escribe poesía sin parar, pero también Sergio, de la Pucv, y es brillante y lo seguirá haciendo, y Claudia de San Antonio declama de forma impactante para que todos la escuchemos, y Francisco, el médico ángel de la guarda, también escribe, edita, y es tan sensible como yo, y Carola, la doctora de ojos, declama también felizmente desde joven, y Gabriela sueña con hacerlo y en su corazón ya lo hace, y mi madre dice que sabe algo de poesía y nombra mil veces a Parra, Mistral y… , y Pato ama a Gonzalo Rojas y se emociona con él, Martín, el francés, se retuerce con sus sonidos y palabras que le emergen desde las entrañas de una fría noche en la Ciudad Abierta, y Oscar se acostaba a dormir en la cama de Neruda de Isla Negra cuando no era museo, y hay dos imprentas en El Tabo para crear libros, y tres grandes poetas miran hacia el mar desde sus tumbas, Alfredo piensa que la prosa poética y la poesía es un modo de redimir a un pueblo agotado, y la pelirroja periodista de Las Cruces se emociona con Parra y su deseo fúnebre, y Edo viajará a conocer al mensajero de Neruda… y… y… lo dionisíaco vive y constituye a esas tierras desde nuestras tierras, desde nuestra exterioridad, nuestra piel… a Chile.
“Témpano entre las ráfagas labrado.
Muralla por los dedos suavizada.
Techumbre por las plumas combatida.
Ramos de espejo, bases de tormenta.
Tronos volcados por la enredadera.
Régimen de la garra encarnizada.
Vendaval sostenido en la vertiente.
Inmóvil catarata de turquesa.
Campana patriarcal de los dormidos.
Argolla de las nieves dominadas”. Neruda…
Y cuando yo mismo he tenido que dar fin a mi nuevo libro que va de Chile gracias al cariño de tanto lector que me sigue (y que mi editor me pide que escriba nuevamente sobre mi país), y así me nace la necesidad de escribir de una tierra que me da sentido y, a la vez, de lo que nos acontece a todos, se me vino a mi cabezota, ni nada más ni nada menos, la canción de Arauco tiene una pena de Violeta, pues era la única forma de terminar mi libro para Chile, porque en esos versos, se levantaba un himno no solo del pasado, sino de este presente para que los mapuches se levantaran y añadiría, además, que hoy todos nos levantáramos con ellos para afirmar un tipo de NosOtros dionisíaco constructor de barca, así como el NosOtros que se levanta desde Gaza y toda Palestina ante el genocidio que realiza Netanyahu. Y, por esta razón, algunos ya ‘dicen’ Estado nación para Palestina: algunos españoles, irlandeses, noruegos...
“Hierro acostado sobre sus estatuas.
Inaccesible temporal cerrado.
Manos de puma, roca sanguinaria.
Torre sombrera, discusión de nieve.
Noche elevada en dedos y raíces.
Ventana de las nieblas, paloma endurecida.
Planta nocturna, estatua de los truenos.
Cordillera esencial, techo marino.
Arquitectura de águilas perdidas.
Cuerda del cielo, abeja de la altura”. Diónysos que duerme…
Ese baile de Ariadna con Diónysos, como ya lo he señalado, nos posibilita construir una barca, la del NosOtros: una barca que se mueve por encima de los mares de la muerte. Y esta barca la construyen en Chile sus poetas, porque desde ellos, desde sus palabras, desde sus actos poéticos, que siempre son políticos (todo ‘lirio es un cañonazo’, diría Vicente, el padre de Vladimir), se va no solamente declamando un poema, sino un trozo de tejido socio-histórico humano esculpido en un territorio material muy preciso, como el territorio del Litoral de los Poetas de la Quinta Región, como el del Desierto de Atacama de la Segunda Región. Y esto que se declama, a la vez, se realiza, de modo performativo, un NosOtros que se expresa en una multiplicidad de momentos que tienen a su vez diferentes rostros determinados: tú, yo, el que se fue, el que viene… Suena el teléfono y la chascona nos despierta de nuestro profundo sueño…
“Nivel sangriento, estrella construida.
Burbuja mineral, luna de cuarzo.
Serpiente andina, frente de amaranto.
Cúpula del silencio, patria pura.
Novia del mar, árbol de catedrales.
Ramo de sal, cerezo de alas negras.
Dentadura nevada, trueno frío.
Luna arañada, piedra amenazante.
Cabellera del frío, acción del aire.
Volcán de manos, catarata oscura.
Ola de plata, dirección del tiempo”. Pablo…
“Despierta Pablo que Gabriela nos ha dejado”, nos recuerda la pelirroja a cada uno de NosOtros, para que realicemos algún tipo de discurso en honor a la más grande, a un país que se debería llamar como ella, y en ese discurso ¿qué debemos decir? A lo mejor algo tan simple como que otro pueblo es posible ‘a pesar de’ tanta estupidez y ‘Odio al Otro’ que se usa para que el pueblo se odie a sí mismo y así su propia piel. Y es un pueblo, ahora, en lo poético, que se pone a cantar por encima de su miedo a no ser nada, a morir pronto; la sabiduría de miles de años que llega desde el Sileno griego nos perfora en su radicalidad material y de esa sabiduría micénica huimos a cualquier laberinto horroroso que nos haga olvidar lo que somos. Y ese otro pueblo es posible cuando nos emancipamos de ese miedo a ser lo que somos y no nos traicionamos ya con ser los borregos en el laberinto del capitalismo; y, por tanto, Kiko se eleva como expresión de un Litoral noble y digno que realmente puede emprender un maratón simbólico que nos índique entre todos el camino a seguir, uno simple, querernos en nuestras diferencias y salir adelante con ellas (no negándolas); y que cuando Don Pablo, el dormilón y juguetón, no quiere contestar mensaje alguno, podemos con él cantarle al gran mapuche Lautaro y de este modo ver cómo es posible vivir en medio de múltiples naciones y en esa diversidad, rica diversidad de caldillos de congrio con o sin crema, somos realmente alegres los unos con los otros.
Y así la emoción de Bou por Chile, porque ella lo puede ver, sentir y expresar en palabras… se nos vuelve en nuestra emoción, destino y Alegría…
… cruzando el Océano Atlántico rumbo a Polignano a Mare… 26 de mayo de 2024