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Política y delito. Por Carlos López Dawson

En 1971 en Francia los actores política utilizaban con frecuencia el tema de la delincuencia para criticar la gestión de gobierno de turno, pero como ninguno fue capaz de solucionarlos diversos estudios de ciencia política les demostraron que ya no era un argumento de critica valida. Entonces el tema salió del debate crítico. Desde luego no se resolvió de inmediato. En América Latina parece que aun no se llega a tal consenso, de no meter en la crítica política la delincuencia, pero es necesario hacerlo por el bien de todos y abocarse a una solución integral.

Está probado que el tema de la delincuencia es universal y transversal, de hecho, cuando terminó la Unión Soviética se pudo constatar que las cárceles estaban repletas de delincuentes comunes. Por ello no se puede atribuir a un sistema ideológico la mayor o menor tasa de delincuencia. Hay problemas de fondo que deben enfrentarse. Estudios de Naciones Unidas sobre el tema demuestran que los factores económicos inciden directamente. De hecho, existe una relación directa entre la cesantía y el aumento de los delitos, entre la distribución regresiva de los ingresos, en la falta de educación (Ramírez de Garay, Luis David. (2014). Crimen y economía: una revisión crítica de las explicaciones económicas del crimen. Argumentos (México, D.F.), 27(74), 261-290), etc. Son muchos los factores que inciden en el aumento de los delitos por lo que las políticas publicas al respecto deben ser asumidas seria y científicamente.

En el caso de Chile, si bien la percepción pública indica que los delitos habrían aumentado los últimos años, no sería tan efectivo según las cifras oficiales del Estado. Lo que es notorios como los medios de comunicación, en especial la televisión, han encontrado un terreno fértil para atraer a su público. También como es efectivo que los delitos han alcanzado niveles de violencia desconocidos antes y que la edad de los delincuentes es cada vez menor. Lamentablemente la inmigración desbordada también tiene incidencia en la delincuencia local.

Otro problema que debe abordarse en las propuestas sobre delincuencia es el sociológico en sus diversos aspectos. Sin embargo, hay uno en particular que llama la atención: la relación del delincuente con su familia. Hay muchos ejemplos que demuestran como la relación permanente entre el delincuente con su propia familia crea un ambiente propicio para continuar con el delito, salvo excepciones. En los 90 la Comisión Chilena de Derechos Humanos, a petición del Ministerio de Justicia, realizó un estudio sobre el tema carcelario (El Sol en la ciudad, 1990) en la que se propuso un modelo humanista para la construcción de cárceles, pero se obvio el tema de las causas del delito. El tema del delito es de comunicación. Si los delincuentes son aislados de los entornos donde pueden crear redes la delincuencia disminuye, como parece ser el caso de la políticas aplicadas en Suecia y Noruega. Por otro lado, las aristas psicológicas del delito también pueden ser resueltos con políticas públicas, como ha sido el caso Países Bajos, donde la delincuencia ha disminuido considerablemente ( https://eldefinido.cl/actualidad/mundo/7718/La-crisis-en-Holanda-que-todos-quisieran-tener-escasez-de-prisioneros/ ). O en Suecia donde el delincuente es sometido a una terapia psicológica.

Un problema presente es la relación entre policías y delincuencia. Parece que la falta de policías en las calles facilitaría la acción de los delincuentes, por lo que se requeriría más policías, más guardias armados, más control tecnológico (cámaras de vigilancia). Se conoce la experiencia de Hong Kong que llenó de cámaras la ciudad y el resultado fue la disminución en 36% de los delitos.

Otro problema es el legal y judicial. Por una parte, las penas no aparecen tan grandes, por lo que el infractor legal se arriesga, además la aplicación de penas tiene un carácter de discriminación social, cárcel efectiva para un ladrón de gallinas y clases de ética para un corruptor.

Hace mucho tiempo que el proceso penal requiere cambios. Es cierto que en el país ocurren demasiados delitos que sobre pasan a los fiscales, pero también es cierto que los jueces de garantía no tienen todas las facultades necesarias para contribuir a la persecución del delito toda vez que el Fiscal tiene un exceso de facultades, pero no tiene los medios para desempeñar bien su labor. En sistemas comparados los jueces de garantía tienen más facultades sobre los fiscales y pueden resolver los entredichos que se producen entre abogados y fiscales.

Las políticas sobre jóvenes infractores de ley requieren cambios radicales. Es notorio que la ley 20084 ha fracasado, de hecho, mas del 50% de los adultos privados de libertad pasaron por el SENAME. Hay informes importantes que concluyen la necesidad de un cambio en esta materia. ( ver . https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=repositorio/10221/33797/2/Responsabilidad_penal_de_menores_de_edad_en_la_legislacion_extranjera_2022_ed_PA.pdf ) señalando que la CIDH ha instado a los Estados a elevar progresivamente la edad mínima bajo la cual los niños pueden ser responsables conforme al sistema de justicia juvenil hacia una edad más cercana a los 18 años de edad, Si bien eso aparece como una solución humanista, solo tendría sentido si las políticas de reeducación y disciplina de los menores infractores fueran efectivas y con recursos adecuados, lo que no se ha logrado.

La crisis del 2019 que sacudió al país habría sido causado por el malestar social, de un sistema socio económico que no logra satisfacer las aspiraciones de la gente por, según sostienen muchos sociólogos, “inconformidad y desacuerdo con el trato que, durante décadas, los gobiernos de la concertación y la derecha, a través de sus políticas y programas, han vulnerado a las clases sociales más débiles, económicamente hablando; es decir, la clase media, la asalariada” ( Jiménez-Yañez, César. (2020). #Chiledespertó: causas del estallido social en Chile. Revista mexicana de sociología, 82(4), 949-957.) Uno de los problemas no resueltos es la delincuencia. En efecto, algunos expertos sostienen que existe una “degradación de la seguridad y estabilidad social de la sociedad chilena desde hace décadas”, lo que incluye la criminalidad.

El sistema de justicia se percibe deficiente ante esta situación por cuanto se critica que existe una Puerta giratoria: “La ineficacia del sistema judicial en Chile ha provocado que exista desconfianza en el Estado, lo que termina por disminuir las denuncias ciudadanas, y por lo tanto, la efectividad de la justicia”., Además como las penas no son ejemplificadora se percibe que es más rentable el delito: “En Chile ha aumentado la rentabilidad de cometer un delito. Esto, debido a que es conocido que el sistema penal no reforma a quienes infringen la ley. Aquello corresponde a un fomento para la delincuencia” .( https://comentarista.emol.com/2294117/21283944/Emol-Social-Facts.html).

La solución al problema de la seguridad requiere escuchar a los expertos, a los estudiosos del tema desde la perspectiva académica, que en nuestro país hay muchos (ver por ejemplo Romero-Miranda, A. (2021). Ceremonias de ostentación y prominencia en la subcultura delictual chilena. Revista de Sociología, 36(2), 21–33. https://doi.org/10.5354/0719-529X.2021.65568), y no colocarlo como un tema de intercambio o debate político entre adversarios. Y sobre todo no salvar más a los corruptos.

Recogiendo un reclamo de la calle podemos decir que el país no soporta más tanta delincuencia e impunidad que se arrastra desde la dictadura y ha pasado por gobiernos de distinto color politico. No es solo la impunidad respecto de las violaciones de derechos humanos, el trato desigual entre delincuentes según su origen social, el delito recurrente hoy en las calles como los portonazos, asaltos a domicilio o los asaltos a la salida de los bancos, los robos de celulares a peatones descuidados, etc. La sensación de inseguridad va dañando cada vez el alma nacional y no se mejorará con más represión. La salida va por otro lado.

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