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Por la defensa de la democracia. Por Thomas Villaseca Arroyo

En un escenario profundamente crispado y polarizado, las percepciones sobre la democracia se ven sujetas a un contexto que, con sectores atraídos a voces de ultraderecha defensores del legado dictatorial, son capaces de convocar adherentes y acaparar votos, siendo mayoría en el Consejo Constitucional. A 50 años del golpe militar que justamente quebró la democracia, y que sistemáticamente cometió crímenes violatorios de derechos humanos, es necesario considerar la situación actual chilena reflexionando sobre la necesidad de fortalecer la democracia y sus instituciones.

En la reciente encuesta Pulso Ciudadano sobre los 50 años del golpe de Estado, un 32,8% de las personas entrevistadas manifestó estar de acuerdo con el Golpe de Estado el 11 de septiembre. En la misma encuesta, un 50,5% asoció esto como el inicio de crímenes violatorios de Derechos Humanos. Pero, pese a asociar el quiebre democrático con violaciones a los Derechos Humanos, un 43,7% considera que dependiendo de las circunstancias del país se puede justificar un golpe de Estado.

Una encuesta como la anterior, aunque no esboza la realidad, sí manifiesta importantes señales a considerar, y es que el desalentador momento que vive la democracia no solo se representa en las encuestas. Por ejemplo, en el Consejo Constitucional mayoritariamente de derechas, se ha buscado enmendar en aspectos que hacen poco clara la sujeción de las Fuerzas Armadas a la sociedad civil, se ha buscado establecer la Constitución por encima del derecho internacional, entre otros varios aspectos que generan un retroceso profundo de la democracia chilena, y sus indicadores.

Nueve centros de estudios manifestaron un riesgo de regresión democrática, apelando a que se agoten los esfuerzos por la democracia y la deliberación, en vez de la imposición de un programa específico. El llamado a cuidar la democracia no es en vano, pues existen posibilidades reales de que Chile retroceda en un camino que ha costado décadas fortalecer. Un camino democrático que hace 50 años se vio truncado por un golpe de Estado, dando paso a uno de los periodos más cruentos en nuestra historia, no puede volver a ser obstaculizado ni en lo constitucional, ni en lo social, ni en lo político.

Con señales de la opinión pública que dan luces de un resquebrajamiento de los estándares de democracia, sumado a un escenario constitucional que puede significar el retroceso en varios de los indicadores más importantes para la democracia: derechos humanos, libertades civiles, derechos políticos. Es que se hace necesario plantearnos la democracia y su defensa como un imperativo, sobre todo a 50 años del mayor quiebre democrático que haya tenido nuestro país, es imprescindible luchar por mejorar la democracia, y no por retroceder en ese camino que ha costado décadas alcanzar.

Thomas Villaseca Arroyo
Observatorio de Historia Reciente de Chile y América Latina UDP

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