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Preocupación extrema por el estado de las cosas. Por Luis Osorio

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El peor escenario de una sociedad, particularizado en Chile, pero perfectamente con transversalidad a otros lugares del hemisferio, es la crisis en medio de las crisis y los comportamientos humanos carentes de sensibilidad, que impiden ver lo evidente y tratan de reincidir en algo que ya está fracasado.

La situación, existente se ve agravada y aumentada, cuando el supuesto conocimiento proveniente de aquellos a quienes se les ha asignado la categoría de expertos, nunca les interesó, ni estuvieron disponibles para agilizar cambios, y se inmiscuyeron en estructuras alejadas del bienestar humano y en un sitial donde no existe la vivencia del problema social. Se trata de aquellos que han sido artífices de la desigualdad creciente, y que avalan las estructuras de poder.

Tiene más valor, la ley económica que determina el crecimiento, la reactivación de la economía y la inflación, por sobre el pensamiento encaminado a una actitud solidaria y de sencillez extrema, presente en todas y todos.

Apostar a la reactivación económica, es la vuelta al pilar de la economía sustentado en un endeudamiento sostenido de las personas, al consumismo y el individualismo.

Es una reactivación, de lo que siempre han repetido los economistas neoliberales sobre que el dinero que se tiene en las AFP es de cada uno. Sin embargo, constituye por un lado ahorro para la vejez, y es el negocio perfecto para los dueños de las instituciones previsionales, que amplifican con creces su beneficio. Es lo que el ciudadano común debe pagar, a un negocio en que la plata va y viene, hasta el punto de reinventarse en el momento en que las personas deben recurrir a la banca a solicitar un préstamo, para atender alguna necesidad y hay un alto grado de probabilidad que sea el mismo circulante que se mueve entre una bandeja de entrada, que no asume las pérdidas, y una bandeja de salida convertida en montos a los que se les carga intereses.

Pero no todas las ganancias de los trabajadores, se encuentran en las AFP, la desigualdad social y los montos de sobrevivencia mensuales, no dan lugar a preocuparse del futuro, si ni siquiera se tiene resuelto el presente. Eso es parte de otro segmento de la población, ubicado en esa dinámica de larga data.

El párrafo que precede, abre la puerta a otra mirada. Lo más natural es que ante tiempo de crisis e inestabilidad, se deba recurrir a esos ahorros personales que estaban destinados a alguna emergencia. Sin embargo, por las características de la economía, partiendo con un salario mínimo exiguo, resulta imposible constituir ese fondo de emergencia, prima el día a día.

La derecha, muy preocupada del futuro de las personas, tiene grandes temores en que las personas deban recurrir a dineros destinados a su vejez, que también se proyectan como montos bajos. No consideran que se trata de una situación sin más opciones, y se infiere de su actitud, la visión de si van a vivir mal a futuro, no importa que también vivan mal en el presente.

Les cuesta entregar el dinero que administran por ser gobierno, y que radica en un Estado más cercano al interés privado, es decir, a ellos mismos.

Al liberar recursos para ir en apoyo de las familias, no va acompañado de esas actitudes firmes y decididas que tanto vociferan, sigue funcionando el mercado insensible, en que la regulación automática lleva a la inflación, la ayuda se ve depreciada cuando llega a su destino y no se considera establecer un marco regulatorio de precios en tiempos difíciles que se puede extender por un largo período.

Con la actitud y la perseverancia en oxigenar el modelo, en un gobierno que ya finaliza con una alta dosis de frustración, lo que sí siempre han tenido presente es el aprovechamiento de la oportunidad de negocio, a lo largo de toda la pandemia que converge en sus intereses personales, que son intransables.

Les debe molestar, que en todo esto, el ciudadano de a pie, ya haya adquirido un comportamiento de consumo diferente, porque la crisis ha golpeado fuerte. Es tiempo de pensar otras formas de vivir, poniendo atención en la dignidad, la economía tiene una dosis de crueldad en la forma en que la entienden quienes han sido autoridades del sector durante casi 50 años. La realidad de minorías, difiere de la realidad de mayorías, llega el tiempo en que los técnicos a cargo del modelo económico, salgan a terreno.

2 de septiembre de 2021

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