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Presentación del libro: REVOLUCIÓN FEMINISTA. EDUCACIÓN NO SEXISTA. Por Ana María Devaud Oberreuter (Ana ciudadana)

¿La revolución feminista será un ejército de amazonas montadas sobre furiosas yeguas, cortando la cabeza de todo hombre a la vista? ¿Serán aviadoras kamikazes lanzando la bomba atómica sobre los hombres del planeta? ¿Dónde están las armas? Porque es natural pensar que una revolución no se puede iniciar de otra forma. Porque es natural para el patriarcado, del que somos parte, utilizar todo tipo de violencia para la dominación. El patriarcado es territorial, ambicioso competitivo y violento y aplica estos mismos elementos en nuestros cuerpos, a los que considera su propiedad privada. Al patriarcado le gusta, le encanta, la guerra y el poder. Quizás, más de uno ya está pensando en hacer negocio con la revolución feminista y tal vez nos digan al oído: te vendo armas… Más de alguno, quizás, está pensando o ha ofrecido uniformes para la revolución feminista. ¿Dónde está el armamento? ¿En qué lugar se dan las batallas? Todos son elementos reconocibles, porque con estos elementos actúa el patriarcado, y somos parte y testigos de los desastrosos efectos de sus tácticas, que nos tienen al borde de la extinción como especie.

¿Quién puede defender este “desarrollo” más parecido al apocalipsis? ¿Quién puede decir que esta civilización avanza? A no ser que sea hacia al abismo. Guerras, hambrunas, fundamentalismos, corrupción y venta de todo, acompañada de virtualidades engañosas. Y nuevamente nos preguntamos ¿Cómo se ha sostenido tanta torpeza en el tiempo? Bueno, en parte, con los elementos anteriormente descritos, pero existe un arma más poderosa: La educación. El patriarcado se ha construido sobre la dominación y posteriormente sobre la educación. Así es, pocas veces pensamos de dónde viene el formato de nuestra educación actual: ¿Es natural? ¿Es un designio divino? ¿Es la mejor forma de hacerlo? O, sencillamente es la más efectiva forma de dominio. La educación, que actualmente nos oprime, es un formato pensado y puesto en práctica. Y esto que leeré a continuación, lo tomé de un documental muy interesante, y antiguo, que les recomiendo: se llama La educación prohibida.

El formato de educación, con salas de clases, profesores, normas e incluso horarios, nace en Prusia a fines del siglo XVIII y principio del XIX. Con el fin de evitar las revoluciones que se daban en Francia, los monarcas incluyeron algunos principios de la ilustración que por primera vez proponía educación pública, gratuita y obligatoria, para satisfacer al pueblo, pero manteniendo el régimen absolutista. Su estructura fomentaba la disciplina, la obediencia y el régimen autoritario. Cuál era el objetivo: un pueblo dócil, obediente y que se pudiera preparar para las guerras. Era un paquete formador, no de ciudadanos, sino de obedientes súbditos. Lamentablemente, este es el mismo formato que se mantiene hasta nuestros días.

PERO SIGAMOS CON NUESTRA REVOLUCIÓN

La revolución feminista se está dando desde hace mucho tiempo. La revolución feminista está revolviendo el gallinero hace rato y aunque Violeta no era feminista, tiene unos versos que son iluminadores.

Mejor ni hablar de la escuela: la odié con todas mis ganas, del libro hasta la campana, del lápiz al pizarrón, del banco hast’ el profesor. Y empiezo ’amar la guitarra y donde siento una farra allí aprendo una canción.

Entonces ¿Cómo se construye la revolución feminista? Se preguntan los patriarcas. Esta revolución se organiza con otras fórmulas y a veces explota para dar varios pasos hacia adelante (olas), como está sucediendo con esta generación. Inclusive se instala en medios manejados por el patriarcado. Pero el corazón de la revolución feminista está en el centro de la conciencia de desigualdad e injusticia, hacia la mitad de las habitantes del planeta y sus entornos privados, que para el feminismo también son públicos. Por lo tanto esta revolución cambia el ADN de la sociedad. Por ejemplo: Cuando una mujer se da cuenta de que la mayoría de sus culpas son impuestas por religiosidades cómplices del patriarcado, estamos ante la revolución feminista. Cuando una joven dice: no quiero ser madre, estamos ante la revolución feminista. Cuando dentro de un partido político se instala el tema de género, estamos ante la revolución feminista. Cuando la diversidad sexual ya no es tema para las nuevas generaciones, estamos ante la revolución feminista. Y aquí me quiero detener un poco, porque el movimiento feminista es el movimiento social más inclusivo y el que más ha reconocido y defendido al ser humano y las diversidades sexuales, eso se lo debemos al feminismo. ¿Se necesita declararse feminista? A mi modo de ver no.

REACCIÓN PATRIARCAL

Por supuesto, el patriarcado empieza a sentir que algo está pasando, pero no sabe qué ni cómo, porque las revoluciones comunes son fáciles de detectar e investigar, pero ahora el movimiento corre por otros senderos, más atomizado. Y escuchamos que el patriarca está desorientado. ¿Cómo reacciona este patriarca desorientado? Por supuesto, con violencia. Y una violencia inusitada que significa desconocimiento de derechos para las mujeres y diversidades; esclavitud sexual, en muchas partes del mundo; torturas y muerte. No necesito aquí describir el nivel de salvajismo a los que puede llegar la mente patriarcal cuando ve que: “su” propiedad privada, que ha tenido a “su” servicio por siglos, se rebela.

LA MEJOR ARMA

¿Pero, entonces, cuál sería la mejor arma en contra del patriarcado? Ya vimos que no hay bombas atómicas, pero sí podemos exigir educación, no cualquiera, por supuesto. La Educación no sexista, significa un cambio tan trascedente como un cambio de paradigma. Significa dejar de vivir en un sistema inhumano, donde lo humano, las emociones, la creatividad, el arte, están siendo extirpados en pos de la ambición. La tecnología se ha convertido en cómplice. La educación no sexista, entonces, es una fórmula para volvernos seres humanes donde todes caben, porque el feminismo no es solo para mujeres.

Y aquí termino con un mensaje a nuestros compañeros: Los queremos, pero parafraseando al poeta: me gusta cuando callas, aunque no estés ausente. Pedimos y a veces es necesario exigir un respetuoso silencio y apoyo. Pero el silencio yo sé que les cuesta, el silencio parece simple, pero pucha que les cuesta, por ejemplo en el tema del acoso callejero. Lo que se pide es nada más que silencio y apoyar una revolución diferente con cambios notables de paradigmas.

Muchas gracias.

Primavera del Libro, 7 de octubre de 2018

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