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Proceso constituyente: el trato de siempre se transforma en nuevo. Por Luis Osorio

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Con absoluta claridad que el futuro es de los jóvenes, y es en ellos donde se deben centrar las responsabilidades venideras, también y desde el conocimiento, deben hacerlo con claridad meridiana respecto a los acontecimientos históricos.

No es que tenga dudas respecto a la capacidad lectora de éstos sobre los hechos, sino respecto a su interpretación, por supuesto sin generalizar.

Cuando hay un vínculo indisoluble y mucho enraizamiento, con sectores políticos responsables de un estado de cosas, que llevan a situaciones de mayor tendencia a una asociatividad al modelo ideado en dictadura y administrado en “democracia”, se aprecia que el camino escogido no es bueno y correspondió a una manifestación de intereses individuales o de grupos de poder, que fueron emergiendo con el tiempo, a espacios no imaginados. Hay ausencia de legados y se imponen los contraejemplos.

Aún, tengo la percepción por factores ya examinados con anterioridad, en análisis del año 2020, que el proceso constituyente se debería haber realizado en otra oportunidad, o un buen tiempo antes o en algunos años más. Para sectores de mayor coherencia y consecuencia política, se trataba de un tema que era inminente de plantear al término de la dictadura, sin una espera tan dilatada.

La única instancia que puede provocar una inflexión real, es la proliferación del Cabildo ciudadano, autodeterminado en la discusión y decisión, con puentes hacia una validación entre las mayorías. Ha existido un aprendizaje que precisa lo que es dignidad.

Hay situaciones en la vida nacional, que son trascendentes y de un significado profundo, sobre las cuales no puede haber una apropiación indebida como hitos que en este caso fueron determinantes para iniciar el camino hacia una Constitución, ello ocurrió con el 18 de octubre de 2019, que en rigor no guarda relación con acuerdos posteriores. A lo largo de los años y por muchos años, hay quienes en ningún momento podían poner un pie en la calle cuando había una manifestación, paulatinamente se habían alejado del diario vivir en lo social, construían un país diferente y sólo se manifestaban cada cierto tiempo con slogans de campañas, en contiendas que movían grandes recursos para disputar el poder.

En el transcurso político histórico, puede que existan grandes dificultades e impedimentos para llegar a cumplir anhelos de cambios y de una sociedad diferente, pero la intención de cambio y el jugárselo por ello, es algo que debe forma parte de una identidad y convicción de siempre, que se pueda apreciar de manera natural públicamente, y con todo el sentido de ir mostrando y construyendo en forma constante ese opuesto a la estructura diseñada en el gobierno militar. Los límites se van desplazando a diario, condicionado a la existencia de voluntad y en un horizonte de treinta años, los avances podrían haber sido muy significativos.

Si fraccionamos la historia en períodos de 20 años desde 1980, 2000, 2020, cuarenta años en total, se trata de un período bastante extendido como para haber estado viviendo en la actualidad, en una patria justa, sin desigualdades y con oportunidades para todos. Aún más con un estilo de economía y Estado, mejor preparado para enfrentar situaciones de alto riesgo como una pandemia.

La referencia a lo anterior, es porque en los años 80 hubo grupos de trabajo cuya temática era como hacer un país diferente al retorno de la democracia, que el año 2000 ya habría tenido que arrojar resultados, con mayor razón el año 2020. Pero llevaron al país a otra situación. Han sido años de carencia de construcción de una sociedad diferente y los veinte años que vienen, tienen esa carga que no se transforma en el breve plazo. Más aún, no hay ninguna claridad si hay arrepentidos con esto, o tienen la credibilidad de una excelente obra realizada. El signo de la desconfianza.

No obstante, estamos sumidos en un país inestable donde la política de seguridad y de represión se apropia de grandes recursos, a consecuencia de no haber atacado de manera oportuna las causas que llevan al efecto. Esa es la política de Estado más real.

En ocasiones, se tiene la percepción de haber atravesado caminos de grandes reformas, pero en las cuales no se ha tenido en cuenta elementos basales por criterios económicos impuestos en la sociedad, que en algún momento son el punto clave de la transformación o bien de reproducir por años lo existente.

Aunque de manera habitual, los análisis se han basado en lo más contingente, ya es tiempo de ir evidenciando cuestiones más específicas y que tendría que llevar pronto a algunos a dar explicaciones de porqué, en los tiempos debidos no desarrollaron la actitud de cambios significativos, y que alrededor de los cuales nunca habríamos tenido un 18 de octubre, que por cierto no fue una celebración, sino una expresión de rabia y descontento plenamente justificado.

Sin necesidad de haber estado en Finlandia, existe la claridad que es un referente sustancial en materia de Educación, en una transformación que no fue de un día para otro. Dentro de ello hay elementos culturales, pero algo esencial es la alta exigencia para ingresar a las carreras de Educación.

Aun con una reforma, en nuestro país, que involucro a la carrera docente, no se aprecia algo distintivo y contundente en ese aspecto, sólo un puntaje de ingreso progresivamente en aumento, pero siempre en un rango bajo de exigencia. Se incorporaron algunas pruebas en el transcurso de la formación inicial docente, pero en ningún caso alcanza a ser una política agresiva que repercuta en el sistema educativo.

Seguimos con una educación, donde son pocos los colegios que imparten una buena enseñanza, son en los cuales se forma la élite. La educación pública es como un “pariente pobre” de la educación y existe la sensación de gran logro que los colegios atiendan a una población escolar vulnerable, en lugar de ir finalizando de manera evidente los factores que otorgan tal condición.

Si se trabaja de manera consciente con un modelo de éxito como el de Finlandia, lo primero es la alta exigencia para formarse como profesor, así, en un tiempo no mayor de seis años, estaríamos con la consecuencia de tener profesores muy bien preparados siendo la primera generación bajo ese prisma, por lo tanto, el nivel de renta futuro consecuentemente debe ser mucho mayor. Es condición primordial en ello, el accionar de las Universidades que forman profesores, desde donde se podría institucionalizar las raíces de los cambios.

Pero los profesores en ejercicio, no tienen la responsabilidad de ser parte de un país en que no se desarrolló esa mirada, aunque fuese de largo plazo, por tanto, será de importancia brindarles todo el apoyo necesario en formación complementaria, tiempos de dedicación, acompañamiento y un aumento significativo en la relevancia profesional, durante algunos años deberían coexistir con sus colegas formados bajo una lógica diferente.

Alrededor de una causa positiva, se deben esperar efectos favorables de una sociedad diferente, con repercusión a otras profesiones y a la dignificación de la actividad de las personas. El tiempo que puede tomar esta trayectoria, debe ser menos de 20 años y recordar que ningún lugar del territorio, por muy apartado que sea, debe quedar fuera. Los cambios no deben ser exclusivos para las grandes ciudades.

Cuando se plantea la necesaria unidad, desde los sectores que tienen cuotas de responsabilidad en el Chile actual, cabe la duda si lo harán con esta visión de los temas o en la lógica del paso a paso, en que primero tienen que llegar a inscribir sus candidaturas y los grandes temas vienen después. Se vislumbra más improvisación que convicción y lucha por ideales, que algunos se preguntarán ¿qué es eso? o tendrán la percepción que esa es política del pasado. Va ser interesante contemplar, la forma en que darán su discurso ante la ciudadanía.

Mientras tanto, puede que, en otro lado, ya tengan versiones bien avanzadas de textos constitucionales, haciendo mención una vez más al predominio de las estrategias que se imponen en la historia por parte de la derecha, que la han hecho ir más allá de los triunfos electorales. Incluso han impuesto sus fines, sin mediar una elección, con la naturalidad del uso de la violencia a conveniencia haciendo reserva del método.

La vestimenta de nuevo trato, se observa como más de lo mismo, no es un traje nuevo sino más bien un disfraz que oculta un pasado.

Enero 2021

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