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Pu Nekulfilu Ñi Gülkantun Enün de Margarita Canio Llanquinao y Gabriel Pozo Menares. Por Hans Schuster

Pu Nekulfilu Ñi Gülkantun Enün, Memoria Oral Mapuche en los Cantos de la familia Neculfilo de Margarita Canio Llanquinao y Gabriel Pozo Menares, Clementina Neculfilo, Alfredo Nelcufilo, Nazario Nelcufilo y Domingo Petrullan Nelculfilo (CD adjunto), Santiago, Ocho Libros Editores, primera edición septiembre 2019, con ilustraciones de Marisol Abarca, con fotografía de Gabriel Pozo y del Álbum Familiar, 108 páginas ilustradas.

Por lo general, el canto es considerado como la acción de emitir sonidos musicales con la voz, siguiendo una composición, que a su vez se genera como un proceso de creación al combinar los sonidos, los ritmos, las armonías y las melodías, con el objetivo de transmitir emociones, ideas o historias a través de la música. De allí que el canto sea un arte interpretativo que requiere de diversas técnicas y control de la voz, para conjugar los elementos básicos de la composición musical que van desde el Tono, el Ritmo, la Armonía, la Melodía, y la Forma, de allí que la composición musical puede ser de diferentes tipos, como canciones, sinfonías, piezas con estrofas, rondós, estribillos, versos cantados, recitados, entre otras maneras ya que quien las compone y/o ejecuta expresa sus ideas mediante el uso del sonido, y en general lo que más se valora es su contenido, su texto, o bien el despliegue vocal, la trasmisión del sonido en la voz humana, sus intervenciones y silencios en la configuración sutil del sonido que palpita y que nos relaciona con las percepciones y vivencias en nuestra forma particular de oír el mundo y cantarlo. En la cosmovisión de los pueblos indígenas y tribales el canto forma parte de un conjunto de creencias, valores y sistemas de conocimientos que dan sentido a la vida de las personas y de las comunidades. Es una visión del mundo que determina la manera de vivir en él. En esta relación, la espiritualidad es central. De allí que el canto está relacionado con la concepción del universo, con la naturaleza y con las prácticas cotidianas y rituales, pero también hay instantes de co-creación, en donde el tema del canto da la sensación de irse desenvolviendo conforme a lo que uno escucha, que a su vez está inspirado en contar historias, invocando acciones entre los peñi y lamnen, o bien nombrando animales con sus bondades o malicias, los artificios de los espíritus, los nombres de los antepasados, sus historias, las plantas y los lugares en las tierras en que los encuentros se desvanecen, así y todo, es la pura voz la que inicia y cierra el ritual, la ceremonia de apertura y agradecimiento por ser y estar con la naturaleza en todas sus formas, desde la imagen del eclipse, lo inerte y lo vivo está presente en las canciones que son hijas, también, de la conjunción astral, y que se enuncia en cada amanecer para agradecer el día.

José Velázquez Arce, etnomusicólogo y profesor de educación musical, realiza una interesante Obertura, que da cuenta de lo realizado por los compiladores de la música y la recolección de información en relación a la familia.-Margarita y Gabriel- al tiempo que nos instala en el tema; “Los trabajos sobre música mapuche los podemos situar diacrónicamente desde los primeros cronistas hasta los últimos hallazgos y recopilaciones del siglo XXI” (pp.10 y 11) “En relación a los estudios del canto mapuche, sabemos que las primeras aproximaciones fueron realizadas por los misioneros en la época colonial (Schindler, 2004). “Estos, en su afán por evangelizar, escribieron textos que sistematizaron aspectos sobre la lengua” (pp.11) José Velásquez Arce, menciona principalmente los trabajos de Rodolfo Lenz (1895-97) y Félix de Augusta (1910) investigaciones tanto lingüísticas como de corte folclórico, fue así que incluyeron una extensa recopilación de cantos. Otro tanto sucedió con las descripciones de Isamitt (1935), Lavín (1967) y Allende (1945), mencionados por José Velázquez Arce, al igual que los trabajos de Caniguan y Villarroel 2011 y Painequeo 2012). Se destaca también el aporte de Margarita Canio y Gabriel Pozo, al acercarse a la familia Neculfilo y los registros discográficos FELEY realizado en Argentina y PUL´AFKENCHE ÑI ÜL O EL MÚÑKUPE ÜLKANTUN, grabado en Chile. Los cantos registrados revelan tres tipos de tradiciones: aquella que siendo antigua y heredada es recuperada en versión propia del cantor. La segunda se genera a través de la improvisación por lo vivido en el momento, con sentido comunitario. Y la tercera obedece a un canto que se interpreta de la forma más parecida a como se aprendió. En general este último suele tener un mayor sentido poético y contiene variantes melódicas y rítmicas. (No puedo no hacer el alcance a EL GAVILAN de Violeta Parra, canto que se asemeja a un canto ceremonial, y que compuso luego de sus estadías y recopilaciones en al Wallmapu). La familia Neculfilo en Unkoniyew (Junín de los Andes, Argentina) y quienes viven en Karürüni (Comuna de Panguipulli, Chile), entre la amistad y el cariño el libro es un tributo a la música e historia familiar, desde la antropología y la lingüística los acercamientos permitieron no sólo los registros de audio, recordemos que el libro viene con un Cd, y los temas se relacionan con lo cotidiano de la vida, los sufrimientos y las formas de sobrellevarlos o superarlos según las acciones cotidianas, que mezclan también el amor con humor, las veinte canciones de tres hermanos y un primo dan cuenta e invitan a resguardar el patrimonio oral de los territorios y las familias.

Por otra parte, las descripciones de la memoria oral, da cuenta de lo recordado como noción de origen: “los hermanos Neculfilo siempre hicieron énfasis en la frase “nosotros somos de Chile…de allá se vino la abuelita Filomena con mi papá Manuel de pañales y la tía Juana…cruzaron de a caballo por Tranmanzano, ahí ahora está el pueblo San Martín de Los Andes…

El tío Victorino llegó después, pero estaba siempre yendo y viniendo”(Testimonio de Alfredo Necufilo) (pp.17). Gül, significa canto y Gülkantun, cantar, de modo que será a través de lo aprendido generación tras generación, que en la oralidad es posible trasmitir desde las culturas de los pueblos nación. En tanto que la tradición occidental nos indica que es posible que el canto existiera antes del lenguaje hablado, dado que con el placer de cantar se liberan hormonas y con ello realizamos respiraciones profundas, que a su vez aumentan el flujo sanguíneo en el cuerpo, así como el efecto generado en el cerebro que libera endorfina y oxitocina, lo que a su vez reduce los niveles de estrés y ansiedad, el canto no sólo ayuda a las personas con depresión y reduce los sentimientos de soledad, permitiendo que la gente sea más relajada, feliz y se vincule con otros, de allí que la cultura coral, sea una acción tan beneficiosa para las diversas comunidades. Si bien en la antigua Babilonia, los cantos no eran considerados afines para asuntos religiosos, eran más bien paganos, con el tiempo y las fusiones entre culturas las religiones adoptaron sus formas particulares de cantos, que van desde el amanecer en la oración de la mezquita, en las iglesias cristianas, ortodoxas, judías, junto a los canticos hindúes, africanos, polinésicos y amerindios. De modo tal que el canto, no sólo estimula nuestro sistema inmunológico, sino que nos permite mantener el cerebro en buena forma, conjugando sentimientos con momentos de memoria, así es como también le damos sentido a nuestras acciones o bien las recordamos porque hubo una voz en una canción que dijo aquello que nos identifica. Volviendo al texto, la familia Neculfilo, en ambos lados de la cordillera mantienen viva la tradición o la forma en que se debe cantar en una ceremonia, aquello que se denomina gülmeyewün, sin embargo, cada gülkantufe tiene su forma de acercamiento a los gülkantun, y las personas que cantan cuentan también historias, se hace presente la relación con la naturaleza, lo vivo y lo inerte cobra vida en el canto, y a ratos es acompañado por algún instrumento que nos deja ver un paisaje sonoro de limpieza o santificación del lugar en que habitamos, durante el wachakar, en la primera acción ritual del lepun, las banderas azules van a girar en círculos rodeando el terreno sagrado, así se acoge el newen, esa energía que permite sentir la relación directa con la tierra, descalzos o no, la gente canta, se observan y se bendicen, antaño se celebraba también el püntebun, en honor al pewen (la araucaria y sus frutos), hoy, en cambio, se celebra el guillatún, con permisos y ofrendas. A pesar de los despojos junto a las especies de animales y vegetales que han desaparecido, ahora ha desaparecido Julia Chuñil defensora medioambiental de 72 años. Agradecemos la traducción del lonko Juan Lemuñir Huinca de 92 años (Kim rulpay ta winka wirin ta mapuche wirin, no existe la palabra traductor, pero allí se explica que se pasó del winka al mapudungun).

Cantemos:

“Fue un 8 de noviembre del 2024
Pura nge fuy ya enero ta kuyen mu ta epu waranka
Que ya no se ve tu cara
Chumkenun ta pewelan ta mi ange
Julia Chuñil.
¿A quiénes les sirve tu muerte?
¿Inei chi mai ta kumel ka alu ta lalu ta eimi?
Julia Chuñil.
Ellos lo quieren todo
feichi egün ta main kom
con cerros y prados
Ta winkul kuta karu kachu
Julia Chuñil.
Quieren también nuestro olvido,
Emagin ka ta iñ ta ngoimakon,
y no se lo damos,
Ka ta elulayaiñ
Julia Chuñil.
Entre pájaros y rumor de aguas
Rangin ta üñum ka rarakun ti ko
aún te esperamos
petu ta unguënun
Julia Chuñil “

Hans Schuster, escritor.

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