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Reflexión para un escenario electoral en Chile inspirada en el resultado de las elecciones de Madrid. Por Inés Ortega

Siempre es difícil sacar conclusiones políticas de elecciones en un país para aplicarlas a otro. Pero eso no impide que podamos rescatar los aspectos más generales, que si bien no implican una extrapolación, si pueden dar pistas para algunas reflexiones.

Lo primero a considerar de las elecciones madrileñas es que no hay que olvidar que el Partido Popular lleva gobernando mas de 25 años en la Comunidad de Madrid. Esta elección no es una novedad en cuanto a su fondo.

Desde que se inició la transición, la política española gira en torno a dos grandes partidos, PP y PSOE. El PP representando a la derecha, desde el centro hasta sus raíces post franquistas. El PSOE representa a una izquierda moderna, que transitó del marxismo a una fuerte influencia socialdemócrata europea, especialmente alemana y sueca. Que lideró, desde 1982 hasta 1996, la mayor transformación económica, política y social en la historia de España.

En algún momento se habló que se había acabado el bipartidismo, pero los hechos no apoyan esa afirmación. Si bien hay nuevos actores en la escena, estos últimos no han logrado tener peso por si solos, salvo asociándose con el PP o el PSOE. Es cierto que MÁS MADRID, partido escindido de PODEMOS, sacó algunos votos más que el PSOE, pero el conjunto de la izquierda, sumado, sacó menos votos que en la elección anterior hace dos años, donde el PSOE ganó las elecciones aunque no pudo gobernar. Ello permitiría deducir que votantes del PSOE se fueron al PP, ya que su desgaste fue mayor que el 2% que creció Más Madrid. Lo que probablemente, más que un voto a favor del discurso vacío de propuestas y provocador de Díaz Ayuso, sea un rechazo a las alianzas hacía la izquierda del PSOE.

En el camino se quedó la propuesta de CIUDADANOS. En principio querían ocupar un espacio de centro, repartidos en los moderados del PP y PSOE, pero su líder potenció al extremo su deseo de sustituir al PP, adoptando posiciones muy de derecha y de permanente enfrentamiento con el PSOE. Resultado: hoy ya casi no existen como partido.

Hace 10 años surgió el movimiento de “los indignados” en la Puerta del Sol de Madrid, generando grandes expectativas por sus posiciones radicales, juveniles y mostró una gran y vistosa capacidad de movilización. De ahí surgieron algunos lideres, como Pablo Iglesias o Iñigo Errejón, que se organizaron en un partido, PODEMOS, y entraron en el área de la política “clásica” para luego escindirse. Hasta llegar a ocupar puestos de máxima relevancia en el gobierno actual. Pero nunca han sido una alternativa real, ni han roto el esquema del bipartidismo.

Llegando a las conclusiones, podría asegurarse que es difícil cambiar profundamente en una elección, 25 años del PP en Madrid. La desaparición del partido Ciudadanos -cuyos votantes recuperó en masa- contribuyó a su recuperación y a su despegue de la ultraderechista Vox. Chile es un país tradicionalmente de 3 tercios, Derecha/Centro/Izquierda; generalmente, en democracia, los cambios no se han hecho por sus extremos, sino más bien ocupando el centro.

Los partidos tradicionales son inevitablemente las estructuras que canalizan eficientemente las propuestas políticas, y es muy difícil que nuevas opciones se impongan. Para las próximas elecciones constituyentes han aparecido muchos independientes, veremos cómo serán los resultados. Todo hace pensar que serán los candidatos de los partidos, los que tendrán los mejores resultados.

Hoy en día la derecha tiene más cohesión ideológica que la izquierda. Se mantiene firme en torno al capitalismo como modelo económico, se apoya en la religión como fuente moral, y no tiene complejos en defender el orden. La izquierda, después del fracaso de los países comunistas, y de las propias críticas a los gobiernos socialdemócratas, no ha logrado definir elementos aglutinadores, que movilicen, y se ha dispersado en muchas y diferentes propuestas. En Madrid, frente al Partido Popular, estaban compitiendo PSOE, Más Madrid y Podemos. Sacando, además, menos votos que la vez anterior.

La democracia representativa sigue siendo, afortunadamente, nuestro modelo de hacer política. Por consiguiente según nuestro sistema electoral, las listas son clave para elegir el mayor número de representantes. Por consiguiente, hay que hacer un esfuerzo, con generosidad, para juntar voluntades en una lista común. Pero sobre todo, hay que tener claro con qué sectores hay que juntar voluntades. Tradicionalmente en Chile es el centro el que define el futuro político.

Inés Ortega-Márquez – iortegam.duran@gmail.com Presidenta Corporación de Españoles Progresistas - Chile

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