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Reflexión geográfica y a la distancia, sobre los resultados de las elecciones en Chile. Por Oscar Sobarzo

Reflexión geográfica y a la distancia, sobre los resultados de las elecciones en Chile. Por Oscar Sobarzo

En primer lugar, por qué ese título… Lo más fácil de explicar es “a la distancia”, esto porque estoy a miles de kilómetros del lugar en que debía votar; estoy lejos de Santiago; estoy lejos de Chile. Incluso había sido designado vocal de mesa y tuve que justificar mi ausencia por residir hace más de 20 años en Brasil. Como dato “curioso”: la última vez que voté en una elección en Chile fue en la segunda vuelta de Lagos vs. Lavín, en enero de 2001.

¿Por qué una reflexión geográfica? La respuesta fácil sería: porque soy geógrafo, pero no es sólo eso… Creo que hay mucho de Geografía en los resultados de estas elecciones. Y no se trata sólo de dibujar un mapa con los resultados por región, comuna o distrito; no se trata sólo de decir que el “cono dorado” de los ganadores del modelo sigue votando a la derecha mayoritariamente.

Mi reflexión, que es una opinión personal que no quiere convencer a nadie de nada, me lleva a octubre de 2019 y las semanas posteriores cuando vimos una efervescencia de participación y una amplia movilización para organizar cabildos en los barrios, donde las personas discutían sus problemas y posibles soluciones. Y como geógrafo, me llamó la atención la cantidad de veces que se escuchaba la palabra territorio: debemos discutir en los territorios; organizar los territorios; estimular la participación en los territorios, etc.

Acercándonos más, temporalmente hablando, constaté que la palabra territorio se había “chacreado”, como se decía antiguamente, o sea, parecía que se había banalizado: todos, desde la derecha a la izquierda, hablaban de territorios, de participación territorial, de los problemas de los territorios, etc.

Pero estas elecciones colocaron al territorio en su lugar, como diría el profesor Sergio Boisier…

Entre el domingo, lunes y martes de esta semana post-electoral escuché a varias candidatas electas a diversos cargos, de los sectores que llamaré libremente de independientes y más a la izquierda, hablando con propiedad de los territorios, de sus comunas o distritos, demostrando conocimiento real de las dinámicas y de los problemas concretos de esos espacios de vida cotidiana y de disputa de poder. No se trataba del discurso vacío que utiliza una palabra de moda sin tener noción de su real significado. Esas candidatas electas (mujeres vencedoras), sabían de lo que hablaban.

El periodista Mirko Macari, en una crítica precisa a la falta de empatía con la realidad del gobierno de Piñera dijo hace unas semanas que “el mapa no es el territorio”. Lefebvre nos dijo lo mismo al hablar de espacio concebido, percibido y vivido. Harvey también cuando escribió sobre espacio abstracto, relativo y relacional. La realidad es más compleja que su representación en maquetas o mapas y una parte de los vencedores y vencedoras en las elecciones recientes, tenían esto muy claro.

Ayer (19/05/2021), en la transmisión por YouTube del Comando Jungle, Macari expresó que los constituyentes vencedores “vienen desde el territorio” y “como activistas de causas de depredación del neoliberalismo sobre el medio ambiente”: ¡Cuánta Geografía en un análisis de coyuntura político-electoral! ¡Gracias Mirko!

No pretendo con estas palabras realizar una reflexión teórica ni académica, apenas quiero expresar impresiones y sentimientos sobre los resultados de una elección que no dejó indiferente a nadie.

Lo que quiero expresar es que el conocimiento de la realidad, que los geógrafos denominamos espacio geográfico, con sus dinámicas, contradicciones, conflictos, desigualdades, problemas, con sus actores reales de carne y hueso, que sienten, que se frustran, que tienen expectativas, sueños y energía para luchar, fue fundamental en los resultados de estas elecciones.

Los territorios, en su definición geográfica clásica como espacios de poder, fueron elementos que definieron los resultados. En realidad, vencieron aquellos que con su voto privilegiaron a candidatas y candidatos que representan esperanzas reales de representatividad. No por nada los grandes perdedores de las elecciones, según todos los analistas, fueron los partidos políticos (casi todos, en realidad), instituciones cada vez más alejadas de sus bases y cooptadas por verdaderos señores feudales.

Quienes circularon, participaron y representaron los anhelos de las personas reales y las demandas de los territorios, se erigieron como las grandes sorpresas y los grandes vencedores.

Los territorios son los espacios concretos en que se manifiestan las relaciones de poder y donde se realiza la vida cotidiana de las personas, esa relación de proximidad, en la escala local hace fundamental escuchar y dialogar para verdaderamente representar los anhelos y esperanzas de la población. Hace veinte años Milton Santos nos dejó físicamente, pero nos heredó para siempre un claro mensaje: la realidad como fábula que nos engaña y la realidad como perversidad que nos consume, tienen la potencialidad de ser otra realidad: otro mundo es posible, otro Chile es posible. Espero que ese camino haya sido iniciado en las elecciones del último fin de semana.

Oscar Sobarzo
Profesor Universidad Federal de Sergipe – Brasil
20 de mayo de 2021

Agradezco las correcciones del colega y amigo Federico Arenas.

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