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Reflexiones bajo la crisis de la pandemia neoliberal. Por Florencio Pardo

Crisis chilena, revuelta popular y pandemia

Sin duda que una pandemia genera una crisis real y en todo orden de cosas. Pero también es evidente que las grandes epidemias son utilizadas como un mecanismo para intensificar el control de los individuos y también como medida de shock social, para aplicar reformas económico-sociales a favor de la clase dominante, que bajo otras circunstancias encontrarían mayor resistencia por parte de la población.

La crisis generada en Chile con la revuelta popular de octubre del 2019, la han aprovechado la clase domínate y el gobierno, para imponer vía parlamento, con una oposición política dormida y en algunos casos cómplice, una serie de leyes que se han transformado en un aumento desproporcionado del castigo penal para la disidencia política que se manifiesta en las calles. Así las cosas, en menos de noventa días y lesionando el principio de derecho penal de no legislar ante la contingencia, se han aprobado proyectos de leyes que descansaban por años en el congreso. Por ejemplo, la Ley anti saqueos y anti barricadas, Ley anti encapuchados y Ley que penaliza el grafiti o rayados callejeros. Las que además lesionan los principios de proporcionalidad y de lesividad, en un claro fin de castigar el derecho humano a la protesta social, intentando impedir que más se subleven. Haciendo reaparecer a un Estado totalmente ausente en lo social, que se exhibe vigoroso ante sus súbditos, en la gestión de la vigilancia y el castigo penal.

Como otra prueba de los fines utilitaristas a partir de la crisis, puede mencionarse, que en menos de dos semanas de decretada la emergencia sanitaria por el Cobid 19 por la autoridad chilena, que por cierto se transformó en un salvavidas para su gobierno, se han aprobado con una urgencia y amplia mayoría de votos, leyes que profundizan la precarización de los derechos de los trabajadores. Léase la Ley de teletrabajo y la Ley de protección al empleo. Siendo dable mencionar que, con la Ley de Teletrabajo, se permite que los trabajadores desempeñen sus funciones desde su domicilio. Comenzando una expansión del poder patronal hacia el hogar del trabajador. Con un disciplinamiento cuasi-total del cuerpo, para su docilidad y adecuación al actual ritmo de productividad, por ahora como excepción y ya luego instalado como norma.

Respecto a la Ley de Protección al empleo, pareciere ser que con ella se castiga a los trabajadores por la revuelta de octubre y su exigencia de cuarentena total, con garantía de mantención del empleo y de remuneración. Puesto que la nueva normativa establece la suspensión automática o ipso iure de la relación laboral y por ende de las obligaciones reciprocas de las partes por la mera declaración de emergencia sanitaria, con la grave consecuencia de eximir al patrón de la obligación de pagar las remuneraciones a sus trabajadores.

Crisis y pos pandemia neoliberal

Respecto a la crisis generada por el Covid, de sus causas y efectos clínicos, el encierro de masas y del devenir de la sociedad pos pandemia, son numerosas las reflexiones de intelectuales de Izquierda que a nivel mundial se han pronunciado, entre ellos Slavoj Žižek, quien ve en el Corona Virus un ataque contra el sistema capitalista global, una señal de que un cambio radical es necesario, con la oportunidad para un comunismo novedoso, con una sociedad alternativa, en cooperación y solidaridad global[2]. El francés Badiu, propone aprovechar el interludio epidémico, e incluso, el confinamiento, para trabajar en nuevas figuras de la política, en el proyecto de lugares políticos nuevos y en el progreso transnacional de una tercera etapa del comunismo[3]. Atilio Borón, no tan optimista como Žižek, describe el escenario de un pos capitalismo, puesto que la pandemia ha movido las placas tectónicas del capitalismo global y ya nada podrá volver a ser como antes[4]. Byung-Chul Hann, crítico a Slavoj y más pesimista, plantea que tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con más pujanza y más despiadado, puesto que el Corona virus, nos aísla y nos individualiza[5]. Por su parte el africano, Mbembe plantea que el neoliberalismo, promueve la necropolítica, gestionando desigualmente la vida y la muerte, pero el virus ha democratizado el poder de matar, por lo que el aislamiento ha sido una forma de regular ese poder. Señala que durante esta pandemia, se profundizará la política de que los cuerpos no productivos deberán morir[6].

Pero en lo local, cuna de la racionalidad neoliberal, el panorama clínico que se avizora es más bien oscuro, pese a que la cifra oficial de muertos por el Cobid 19, se empina cerca de los 30 y los contagiados, en más de 4000, son varios los centros de salud públicos que durante esta pandemia han debido cerrar, producto de que su personal médico ha sido contagiado. Puesto que, carecen de las mínimas condiciones para prevenir el contagio, ya que los EPP, o se han agotado o en algunos casos, escasamente existían. A lo que se debe sumar que en Chile los test del Corona Virus no son gratis, son pagados y no hay medicamentos, ni menos respiradores artificiales en cantidad mínima. Pero ello, son solo algunas de las consecuencias de un desmantelamiento sistémico y permanente de la salud pública por parte del Estado chileno, en pos de mejorar el negocio del sistema privado de Isapres, clínicas y laboratorios farmacológicos. Un verdadero “asalto neoliberal”, como lo menciona el filósofo Chomsky.

Siguiendo al investigador africano, Mbembe, se debe entender que no tomar las medidas necesarias de salud pública, para proteger a la población más vulnerable y excluida, es una clara forma de Necro política. Por lo que avanzada la pandemia en Chile, es de esperar la intensificación del lamentable espectáculo de la gestión neoliberal sobre el derecho a vivir y el deber de morir, cesando la vida de los cuerpos no productivos para el aparato de producción capitalista.

En el plano socio-económico, Chile en nada mejoró después de la revuelta de octubre, y para las clases populares los resultados fueron de intenso dolor, con más de cinco mil detenidos, mil doscientos presos políticos aun privados de libertad, más de 400 mutilados de sus ojos y más de 35 muertos a manos de policías y militares.

Ante la actual crisis que recorre Chile, agravada con la pandemia, la solución a ella, se oye a gritos como “más Estado y menos mercado”, los que provienen inclusive de sectores de derecha, reconocidos defensores del neoliberalismo. Pero no necesariamente de cumplirse dicha tesis, traerá aparejadas mejoras para los trabajadores o mayor igualdad social. Incluso, por el contrario, los grandes capitales nacionales haciéndose del Estado, pueden ordenar la economía, monopolizar ciertos sectores del mercado e incluso orientándolos en un plan estatal, con una imposición de deberes o de restricción de derechos para las empresas, pero para hacer florecer sus propios negocios y rentar mejor. Al respecto, Badiu, plantea que “…en caso de guerra entre países, el Estado debe imponer, no solamente a las masas populares sino también a los burgueses, restricciones importantes para salvar al capitalismo local”[7]. El neoliberalismo ha demostrado ser dúctil y hábil para convivir bajo diversos esquemas políticos. Puesto que ha demostrado capacidad para convivir armoniosamente en dictaduras como la de Pinochet y bajo “respetadas democracias” como la francesa y alemana.

Pareciese resultar efectivo, que las crisis hacen salir lo profundo de cada individuo y de los pueblos, por ejemplo, muestras de solidaridad a nivel individual y colectivo se han visto estos últimos días, entre ellos, la solidaridad de la pequeña isla de Cuba con la gran Italia y otros países de Europa, de Venezuela hacia Colombia y de Rusia y China con Estados Unidos. Pero también muestras de podredumbre humana, como es el caso del presidente Trump, quien ha preferido en plena crisis de pandemia, aumentar el bloqueo y sus ataques hasta ahora mediáticos contra el pueblo de Venezuela. Mientras que los barrios estadounidenses, van contando más de siete mil muertos y más de 300 mil contagios por el Corona Virus.

En fin, en la cuna del neoliberalismo es difícil pensar que en el futuro inmediato, vea la luz la proclama de “más Estado y menos mercado”, y por el contrario, todo indica que disminuirá aún más lo que queda de Estado social y como consecuencia de ello, avanzará más el Estado penal, a modo de contener el descontento social que en el caso chileno se iría profundizando.

No obstante, todo lo anterior, si la revuelta popular vivida a partir de octubre, terminado el encierro, sigue en la calle y no tan solo despierta, sino también organizada, entonces el escenario podría ser muy distinto para quienes ostentan y para los que sostienen el poder.

Florecio Pardo es abogado. Doctorando en Derecho, Universidad de Buenos Aires. Magíster y diplomado en Derecho Penal, Universidad de Chile. Profesor Universidad ARCIS - Universidad Católica del Maule. Correo electrónico: florenciopardo@gmail.com

[2] Žižek, Slavoj. Coronavirus es un golpe al capitalismo al estilo de ‘Kill Bill’ y podría conducir a la reinvención del comunismo. Publicado en: Russia Today 27 de febrero de 2020.

[3] BADIU, Alain. Sobre la situación epidémica. Publicado en: www. lavoragine.net, 21 de marzo de 2020.

[4] BORON, ATILIO. La pandemia y el fin de la era neoliberal. Publicado en: 360 Noticias, 21 de abril de 2020.

[5] Han, Byung-Chul. La emergencia viral y el mundo de mañana. Publicado en: El País, 22 de marzo de 2020.

[6] MBEMBE, Achille. La pandemia democratiza el poder de matar. Publicado en: Gauchazh, entrevista a Mbembe, realizada el 31 de marzo de 2020.

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