Durante estas últimas semanas se ha discutido en diferentes medios electrónicos y noticiosos del país el debate parlamentario asociado a la reforma al sistema de pensiones. Sin duda una tarea país y una deuda con aquellos y aquellas que han entregado una vida y su fuerza de trabajo histórica al desarrollo de nuestro país en sus diferentes áreas productivas y de trabajo humano.
En mi opinión existe la profunda convicción de que el sistema de AFP especula y rentabiliza para el sector privado los activos de la masa y la fuerza de trabajo del país, utilizando en plusvalor de esta fuerza de trabajo para la rentabilidad de las AFP y los accionistas del sector privado y condenando a la inmensa mayoría de Jubilados y jubiladas a pensiones miserables que no permiten un justo y digno vivir en el ciclo vital posterior a su proceso de jubilación. En general la actual discusión esta relacionada con los siguientes componentes:
1.- La principal propuesta para mejorar las pensiones es subir las cotizaciones, con un aporte de los empleadores de 6% de las remuneraciones. Las diferencias están en el destino de este incremento. El Gobierno propone que 2% vaya a las cuentas individuales. Cabe notar que parte de este monto sería en proporción al salario promedio de todos los cotizantes, no al salario de cada trabajador, lo que constituye un elemento solidario al interior de una cohorte de trabajadores (solidaridad intrageneracional). Del 4% restante, cerca del 3% del salario se destinaría a mejorar las pensiones de los actuales jubilados (esto se conoce como solidaridad entre generaciones o intergeneracional) y el resto a medidas pro-mujeres (sala cuna y compensación por una expectativa de vida mayor). La propuesta de la oposición es que todo el incremento de cotizaciones vaya a las cuentas individuales y que la solidaridad se financie con impuestos generales, por ejemplo, subiendo el IVA, como ha promovido el exministro Ignacio Briones.
2.- Un segundo grupo de propuestas tiene por objetivo mejorar la eficiencia de la provisión de pensiones. Estas incluyen separar las actividades de soporte (afiliar, recaudar y pagar pensiones) de la actividad de invertir los fondos. Tal como sucede hoy con el seguro de cesantía, la actividad de soporte la podría realizar un ente privado, seleccionado vía licitación. Esto ahorraría costos y reduciría comisiones, permitiendo además la entrada de muchos más oferentes para invertir los fondos. Otra propuesta de este grupo es realizar licitaciones anuales de un 10% de todos los afiliados al sistema, lo cual, tomando en cuenta el efecto positivo que han tenido durante la última década las licitaciones de nuevos afiliados, reduciría las comisiones (Engel, 2024).
Resulta fundamental explicitar a la comunidad en su conjunto que sistemáticamente las fuerzas políticas de la derecha económica y liberal han presentado su defensa acérrima al actual modelo de pensiones y al sistema de AFP. Evidenciando una matriz en su ADN ideológico que promueve la rentabilidad de los activos cotizantes de los y las trabajadoras para favorecer el lucro, la concentración de la riqueza y la consecuente reproducción de desigualdad.
Mejorar las pensiones es un avance sustantivo en la reducción de las brechas de desigualdad y en la corrección estructural del sistema político y económico del Chile postransicional, desde ahí invitamos a las ciudadanías críticas, movimientos sociales y fuerzas políticas progresistas a iniciar un proceso que defienda la justeza y urgencia de esta reforma impulsada por el gobierno y resistida por las derechas pero anhelada con justicia histórica desde nuestros abuelos y abuelas, padres y madres y prontamente en nosotros y nosotras mismas,