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Reivindicando a José Carlos Mariátegui (filósofo e intelectual de América Latina) Por Elías Parra

Da para pensar que el gran intelectual peruano, José Carlos Mariátegui, el Amauta (14. junio 1894 † 16. abril 1930) -Amauta del quechua: hamawt’a, ’maestro’, como también es conocido en su país.

Mariátegui ya en los años 20 desde Lima hubo escrito y dado señales claras sobre un marxismo distinto, diferente a cualquiera experiencia política marxista que hubo sido expresada y/o que uno pueda conocer hoy en la actualidad. -Aunque en América Latina tenemos países en procesos revolucionarios hoy, aún quizás no hay una declaración especialmente mariateguista, ni un fomento de las orientaciones intelectuales o filosóficas del Amauta con claridad, al parecer “la contingencia quita en general el finalismo revolucionario”diría Mariátegui.- Tampoco se equivoca Mario Vargas Llosa cuando lo alaba y lo propone, a Mariátegui como un “enorme intelectual, de una gran cultura” en las distintas charlas en universidades españolas y de América Latina que él ha dado. Me pareció relevante haber mencionado a Vargas Llosa, quien a pesar de su conservadurismo político, rescata al Amauta, y esto habla bien de Mariátegui.

Distinción del Marxismo de Mariátegui

El marxismo que plantea Mariátegui es muy diferente al marxismo dogmático u ortodoxo cerrado, que uno podría haber creído ver o conocer, incluso en modelos que pueden haber hoy mismo. Como también los que por ejemplo uno encuentra en los libros de historia sobre el Siglo XX de Europa, Asia o de América Latina, y o que se mantienen en algunos discursos políticos de defensas políticas contemporáneas. Por eso con este texto o con estos ensayos que se correlacionaran con este, sobre Mariátegui, quiero recuperar, dar mi sencillo reconocimiento y recomendar encarecidamente la lectura de toda la obra del Amauta, a que se revise su inmenso legado y se pueda construir desde allí, una estructura trascendental necesaria y más amplia, espiritual. En Mariátegui hay orientación intelectual y podemos encontrar desde algunos de sus textos más antiguos, la comprobación de la gran e inmensa cultura de él, para construir unos de los discursos más fascinantes y atingentes que se puedan encontrar en intelectuales o pensadores de América Latina hoy.

Influencia de la Cultural Occidental en Mariátegui

La influencia de la alta cultura en la perspectiva del marxismo de Mariátegui, encontrada en toda la obra del Amauta, donde la acumulación de citas y comparaciones con los más variados autores y filósofos europeos van esclareciendo la tesis mariateguista. Con esto el Amauta describe, postula y define a un marxismo muy superior y mucho más elevado, desprejuiciado e incluyente, que el visto en el reflejo o experiencias marxista-comunista en países como la RDA o China. Evidentemente su tesis es más elevada también que su contraparte, la experiencia del Capitalismo salvaje que es imperante hoy, pero ampliamente!

Mariátegui planteó un marxismo-cultural-ilustrado, que no es comparable tampoco con el intento maoísta en el totalitarismo de Mao y su marxismo de revolución- cultural china, donde hubo opresión cultural y excesos, por ejemplo cuando Mao persiguió al taoísmo y toda esa cultura teológica y de creencias populares de sabiduría originaria milenaria de una manera brutal.

Por tanto propongo que el marxismo de Mariátegui sea un marxismo distinto, aunque aún en proceso también ”nuestro.”

El espíritu hegeliano en la Filosofía de Mariategui

Mariátegui profundiza lo que ya conoce y trae desde el Perú, la Filosofía, en sus andanzas por Europa. El descubre y compara a Hegel cuando plantea que en la Filosofía de Hegel hay elementos fundantes del Marxismo - paralelamente también al “Marxismo Mariateguista”-. El Amauta plantea que la amplia “libertad espiritual hegeliana” no limita al marxismo a su aspecto únicamente metafísico materialista o fisicalista (como le dicen hoy al materialismo), cuando en su marxismo rectifica que : "Es siempre, en el fondo, el viejo reproche hecho a los marxistas, a quienes se acusa de ser, moral y metafísicamente, materialistas. Nada más falso; el materialismo histórico no impide en ningún modo el más alto desarrollo de lo que Hegel llamaba el espíritu libre o absoluto; es por el contrario, su condición preliminar." - acotaba en Ètica y Socialismo . Defensa del Marxismo, 1930.

Mariátegui no toma entonces a esa alta cultura occidental-europea en su reflexión, solo como un elemento que categoriza, o un ente colonizador -pero en lo absoluto- o manipulador paternalista tampoco, sino principalmente es crítico de la utilización de la cultura y el arte como un justificativo de egolatría y exclusión social de todo tipo.

Recuperación de la Tradición de los tradicionalistas

Una de las características de Mariátegui es que integró, en su “argumentativa marxista”, para construir en su análisis una tesis marxista, ocupó conceptos que normalmente han sido apropiados y mal-utilizados por la oligarquía, la derecha y los conservadores en general. Mariátegui no se equivoca cuando se da cuenta de esta sostenida y testaruda avanzada conservadora y sale a reivindicar para sí la Tradición. El Amauta clarifica, por ejemplo cuando contradice y reclama en sus textos, que el concepto de Tradición debe ser rescatado y restaurado del mal uso desde el entorno conservador de los tradicionalistas y dice: “Estas palabras merecen ser solícitamente recalcadas y explicadas. Desde que las he escrito, me siento convidado a estrenar una tesis revolucionaria de la tradición. Hablo, claro está, de la tradición entendida como patrimonio y continuidad histórica” - reafirmó en “Heterodoxia de la tradición (1927).”

Así Mariátegui criticaba al “tradicionalismo burgués”, que por un lado se sabe o se da por sabido que este quiere tener, o tiene un sesgo esencial, una característica particular de la aristocracia o de la oligarquía. No obstante Mariátegui también incluyo de manera diferenciadora por ejemplo a los tradicionalistas que se desenvuelven en distintos escenarios y ambientes culturales, entes de cultura. Por ejemplo él crítica este “formato, esta aptitud” de los tradicionalistas, expresando que muchos intelectuales, medios intelectuales y artistas buscan encarecidamente vivir en una suerte de “torre de marfil” (que es la idea de vivir a parte), resguardados de manera sectaria frente a la realidad real, para resguardar su íntima voluntad, tal cual uno ve normalmente en todos los conservadores en general. Ese “torremarfilismo tradicionalista” agregaría, que uno puede ver con más claridad en general en muchos artistas, o intelectuales, acota la idea de que estos actores sociales buscan morar en una “torre de marfil” como para resistir al crudo presente, a la cruda realidad apelando exclusivamente a la experiencia de su pasado romántico, cuestión que según el Amauta es reaccionaria.

Con esta idea, Mariátegui re-orienta y declara que la Tradición no es, ni debe ser una realidad inamovible, cerrada en una simbología del pasado, o una construcción cultural fantasmagórica. Critica a toda la constelación del tradicionalismo y plantea una recuperación de esto, quizás para postular a una discusión a cerca de si falta o no una “revolución cultural” donde estos puntos se esclarezcan. Para hacer esto Mariátegui tampoco encierra sus argumentos en una alta cultura occidental europea que esté llena de prejuicios limitantes y sectaristas, sino simplemente con el saber sobre la cultura ampliamente. Destaca su encomiable capacidad de escribir y de percibir tendencias estéticas y corrientes revolucionarias e influirlas con su autoestímulo y con su brillante inteligencia acumulada de su experiencia, que también lo llevó a escribir una basta bibliografía. Mariátegui fue un escritor marxista. Por otro lado tampoco se entiende, ni es paternalista como ocurre en algunos medios locales, o en discursos intelectualoides actuales, no hace de la alta cultura una “torre de marfil”, sino toma los factores y extensiones -de la tradición- cuales él percibe y estudia profundamente, sin hacer de esto un nicho, o un tópico netamente excluyente o cerrado partidista, como lo hacen normalmente agentes de la cultura y la política conservadora criolla o criollista.

Conclusión

Me vale la pena reivindicar a José Carlos Mariátegui, en la idea que su tesis deba ser profundamente estudiada y revisada hoy, cuando varios actores sociales y movimientos políticos van construyendo con retazos históricos su presente y su sentido de ser a futuro, y estos podrían encontrar en Mariátegui una fuente cercana y fidedigna para poder construir en coherencia, y proponer un sistema político y cultural lógico, que logre rescatar lo ya trabajado acumulado y escrito por el Amauta y lo utilice en el buen sentido. También para que se retome la experiencia y la gran tesis iluminadora sobre la cultura, el arte, la política y la tradición desde fuera de la “torre de marfil.” Entonces concluyo en esta primer texto; “no habría por que ponerse al nivel de la exigencia ni a la altura del chauvinismo conservador de los tradicionalistas,” y quedarse estancado. Sino por el contrario ampliar, anchar , engrosar la cultura en sentido hegeliano-mariateguista, sin un prejuicio burgués, ni solo basado en una coyuntura que esconde la razón, y que quita en general el finalismo revolucionario.

Elías Parra / infopolitic01@gmail.com
Frankfurt am Main. 7.1.2018 Alemania

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APUNTE II - MARXISMO Y PUEBLOS ORIGINARIOS EN AMÉRICA LATINA SEGÚN MARIÁTEGUI

Estructura marxista de Mariátegui

La superestructura que usó Mariátegui para formar su “Tesis ideológica; El Problema de las razas en la América Latina (1929)” (*enseguida aclaro el uso del concepto de las razas, de la raza, según lo he logrado esclarecer para mi. El uso del concepto raza es un uso corriente y que está en boca de distintos medios e intelectuales de entonces. Incluso para referirse a “ etnias como razas”. Hoy sabemos que no se puede hacer uso de una diferencia biológica, para referirse a una condición fuera de la biología, por ejemplo condición social). No obstante, seguiré usándolo así como Mariátegui lo escribe, aunque no comparto el uso indiscriminado y carente de profundidad filosófica, que podría tener, o interpretar otro, por eso Mariátegui lo plantea también como un pre-concepto. Pero Mariátegui se libra de todo esto con su tesis. Y me gustaría que el lector haga un uso diferenciado del concepto “raza”, ya que este lector debe estar en condiciones de saber, reconocer y separar de cualquier mal uso o dureza de entendimiento del análisis brillante de Mariátegui.

Quiero aclarar también que el filósofo Mariátegui utiliza al mismo tiempo al marxismo como una herramienta de análisis para relativizar al sistema capitalista, ya que su interpelación quiere rectificar la insistente “idea de la realidad”, o el ideario de la realidad que los “especuladores e intelectuales burgueses” insisten mantener hasta hoy; justificar o profundizar una incoherencia categoricista de forma interesada.

Mariátegui nos esclarece también; que el marxismo es como una herramienta de denuncia que irrumpe -con su análisis sobre la interpretación conservadora de la historia y de la misma realidad. Por lo tanto Mariátegui acentúa que ese marxismo entonces también tiene la misión y “obligación impostergable de plantearlo en sus términos reales, desprendiéndolo de toda tergiversación casuista o pedante. Económica, social y políticamente, el problema de “las razas”, como el de la tierra, es, en su base, el de la liquidación de la feudalidad.” (“Tesis ideológicas. El problema de las razas en la América Latina (1929).” indica el Amauta.

Encuentro entre Marxismo y Pueblos Originarios

La tesis del Amauta contiene un encuentro extraordinario y muy relevante, ya que Mariátegui, de forma revolucionaria integra, y se maneja en el pensamiento “marxista moderno.” Y que sigue hoy en gran parte siendo contemporáneo, además de necesario, para seguir una discusión en coherencia y más de fondo; entre la teoría marxista, que le posibilita percibir y analizar los procesos y estructuras sociales históricas y enlazarlos con los del presente de la época. Así mismo uno lo quiere enlazar con la época actual (2017) en el mismo sentido. De manera que reafirmo entonces que siguen existiendo muchos problemas y contradicciones, también filosóficas de las que relataba el Amauta ya en esas décadas (al rededor de los años 1920- adelante) con las complejidades sociales que seguimos encontrando hoy, y se siguen manteniendo. Entonces podemos hablar, de una realidad no aclarada, pero en esta época… El análisis histórico del Amauta lo hace basado en la interpretación e investigación de manera certera y entendida, de “la cuestión, o pregunta del proceso indígena en América Latina”, que contiene la perspectiva del Amauta, sobre el proceso de integración al proceso-marxista. Por cierto todas ellas de América Latina sociedades agricultoras o agrícolas. Y después en progresión a la sociedad industrializada. Y lo aclaro enseguida en los siguientes párrafos.

La “cuestión indígena, la situación indígena”, que según el marxismo clásico no encontraría lugar en el análisis marxista, ya que el indígena viviría en una sociedad de “Ur-Kommunismus- Comunismo Originario”, pero no en una sociedad industrial, no pertenecerían intrínsecamente a una aguda sociedad industrializada, que es la condición de la sociedad base, desde donde se alzaría el efervescente proletario al proceso culmine, para elegir, sindicar, recuperar y ganar el socialismo. Proceso cual determina y es desde donde emerge la teoría marxista, para la comprensión y uso de esta perspectiva y posición mariateguista. Entonces estas sociedades se encuentran en un ambiente pre-industrial, donde el marxismo aún estaría muy lejos de ser alcanzado, o comprendido con claridad, dado toda falta de análisis estructural marxista.

Mariátegui y el paso de la sociedad indígena-originaria a la sociedad feudal El cuadro que describe el estado y situación del indígena de América Latina según Mariátegui es que con la llegada de los españoles hubo sometimiento y exterminio de los pueblos originarios. En ese momento, convirtieron al indígena en un sirviente, *el indio, en el noventa por ciento de los casos, no es un proletario sino un siervo -exponía el Amauta. Y en el Perú y en Bolivia principalmente los indígenas fueron sacados de la agricultura y convertidos en mineros (para la explotación del metal precioso). Proceso que, con sus diferencias, ha llevado más tiempo en Chile, producto de la “Resistencia Mapuche” hasta hoy. De todas formas en este proceso se instala el esclavismo, en progresión . Se instala en nuestra América desde la llegada de los españoles y se extiende hasta hoy, actualmente a la sociedad industrial-capitalista. Aunque Mariátegui no vive hoy, se puede utilizar y extender su pensamiento; el traspaso de la sociedad feudal a la industrial, que se está llevando hasta hoy, con usurpación de tierras y corrupción amparados y mantenidos por los gobiernos, no ha variado desde hace mucho tiempo. Pero hay que incluir desde el proceso donde indígenas sufrieron una extrapolación, por cierto la de agricultores a obreros, proceso culmine que vivieron y viven distintamente junto al negro y a muchos “*obreros urbanos” (*ver en el caso de Chile eventualmente, quizás al “roto chileno”, sea el personaje más simbólico, de lo que significó esta “selectiva” extrapolación cultural en el proceso de industrialización chilena. Quién es en esencia “un campesino venido a la ciudad a engrosar los cordones obreros-industriales de barrios pobres”, un “agricultor-chileno”, convertido ahora en “obrero industrial” junto al negro y junto al indígena).

A la llegada de los españoles, los indígenas pasan de ser agricultores a explotados mineros. La sociedad agraria Inca se componía de diez millones de habitantes, con un Estado eficiente y orgánico. Bajo el régimen colonial, los nativos se redujeron a una dispersa y anárquica masa de un millón de hombres en la servidumbre y el “feudalismo”. Pero es este régimen colonialista el que hace del indígena un minero, reduciendo esa sociedad, tres siglos después, sólo a la décima parte (cifras que da el mismo Mariátegui, en su “Tesis ideológica; El Problema de las razas en la América Latina” - 1929.

Este proceso colonialista, hubo pasado varias dinámicas, después del Amauta. Sin embargo la fase de cambio, en permanente “tránsito” e inter-cambios, entre la sociedad española y la indígena es y sigue de laguna manera de manera vital. Esto ha hecho variar mucho el eje cultural de esta discusión, desde los pueblos originarios. Hasta hoy sigue teniendo lugar un tránsito cultural, abierto, nacional e internacional, externo e interno, incluso hoy a veces se da hasta de manera más desprejuiciada, expositora y revolucionaria, ya bajo otros parámetros, u elementos mínimamente marxistas. Mi recomendación sería a que el lector estudié y revise más a fondo y con más avidez -tal tránsito-.

En lo que respecta a esta interpretación de esta tesis sobre los pueblos originarios, sin paternalismo, se manifiesta un proceso de tránsito significativo en la imposición de una nueva cultura, se imponen credos y con esto se impone, en la mayoría de lugares del continente, se impone el “idioma español”, que se cristaliza como un idioma también re-fundante en un amplio sentido. El idioma español además sirvió y sigue sirviendo como un instrumento destacable para la activación de una confrontación mayor en tránsito. El idioma español dice de una vital y efervescente relación identitaria (más no es categórico). Desde el marxismo del Amauta se desprende y se entiende ciertamente que hoy hablamos desde la cuestión indígena incluso utilizando el lenguaje del “Derecho-Republicano”, del “Derecho de los pueblos originarios sobre las Tierra” concreta, -no solo excluyente de Territorio-, apelan, así mismo, a la “Nación”, al nombramiento de una “Nación-Originaria”, fundar el “Estado Plurinacional” etc. por cierto todos estos títulos o sentencias expresan netamente un nuevo reconocimiento, una nueva percepción tras la defensa y la elección por el republicanismo -o sea ese “tránsito” determina parte de la tesis de Mariátegui con precisión y que hace que sea siempre vital. Me refiero al uso del lenguaje y del idioma en el proceso, o tránsito cultural.

Pero todos estos pre-conceptos usados del Derecho Republicano, definitivamente y evidentemente no son la posibilidad indígena ancestral originaria, sino tendría que ver con el efecto de este “normal” tránsito que ha habido de manera también hasta desprejuiciada(?). Aunque este tránsito no es suficientemente cultural, ni se da en equilibrio cultural tampoco, sino por el contrario, se da aún hoy en imposición y dictámenes de las mismas leyes y normas republicanas sobre el “Derecho”, y cuando esas reglas no son nacionales, serán determinadas también desde el exterior, a través de la economía y las instituciones jerárquicas internacionales modernas, o antiguamente la Corona Española. Hoy por ejemplo el FMI, el BM, y todas las variadas Ong’s y otras instituciones que existen desde el exterior etc.

Hay que se claro, que todo esto ocurre hoy aún en negación, y se encuentra en muchos intelectuales aburguesados ya convencionales, que no alcanzan a “interpretar ni a ver correctamente”, menos calcular bien este tránsito.

Pero queriendo ser inclusivo y netamente cultural, en este sentido, habría que pensar espiritualmente también, llegar a fondo con este pensamiento indígena mapuche, por ejemplo sería pensar en “una re-esrtructuración” e instalación de la idea de construir por ejemplo preferiblemente -como dirían algunos Mapuche , construir un “Wallmapu”, y no una “Nación.” Reconstruir el Imperio del Wallmapu en su totalidad.

No obstante a esto, es en esta fase de tránsito donde el indígena se transforma en un minero (obrero), ocurre en el movimiento desde la agricultura a la industrialización.

La tesis mariateguista en la idea marxista

Aprovecho de esclarecer a este desarrollo, que los procesos culminatorios sociales de las sociedades según el marxismo, se daría en este orden: Del hombre aglutinado en comunidades, en el “Ur Kommunismus/Comunismo originario” resulta, la “Sociedad Esclavista”, luego la “Sociedad Feudal”, y después la “Sociedad Industrial/Capitalista”, de la cual irrumpe la revolución proletaria, para instaurar el socialismo. Ese sería el proceso de las sociedades según el marxismo clásico alemán. Quiero hacer hincapié, de que es necesario distinguir que según este marxismo, no habría relación posible de integrar a su análisis final, a los pueblos originarios, en la perspectiva de la tesis de Marx (fuera de la idea del “Ur-Kommunismus”). Además los indígenas se encontrarían también en un sistema de comunidades (y pequeñas comunidades) -quien diga que los Incas no fueron comunitaristas también se equivoca -porque lo confirman las comunidades incaicas del altiplano tanto de Bolivia, como las del norte de Chile-, aunque como mencioné más arriba. Entonces se encontrarían viviendo en lo que este marxismo define y llama - viviendo en “Comunismo-Originario”, como le llaman los marxista alemanes aún hoy, viviendo en el “Ur Kommunismus”.

Aprovecho de resumir en pocas palabras el proceso del negro en América Latina, para una comprensión más amplia del Amauta:

*De la situación del Negro en América Latina según Mariátegui. El negro “de América Latina” se integró en proporciones notables. Y aclara que; “mientras la mayoría de los indios ha estado ligada a la agricultura, los negros en general se han encontrado y se encuentran trabajando preferentemente en la industria. En cualquier caso están en la base de la producción y de la explotación”, entonces ellos también componen junto a todos los explotados, al proletario. Por lo tanto, por ser objetos de la explotación más intensa, tendrían el mismo destino de insurgir revolucionariamente contra sus propias burguesías nacionales y el mismo imperialismo opresor que el de los indígenas y de los obreros urbanos. El socialismo restaurara todas estas relaciones en crisis!

Conclusión

La postura marxista-mariateguista contiene la idea de que todas las personas sometidas y oprimidas de una sociedad conforman el proletariado. Por lo tanto todos sus complejidades, todas las diferencias dramáticas e injustas en las que viven, se resolverían integralmente solo en la instalación del Socialismo. Por lo tanto el Socialismo será el sistema superior cual restaurará la justicia. Por otro lado el Marxismo. Ya como la Filosofía Política, y a partir del estudio y del esfuerzo filosófico de finalidad revolucionaria, nos conduciría a la conciencia superior.

Elías Parra / infopolitic01@gmail.com
Frankfurt del Meno. 16.01.2018 Alemania

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Apunte III final- Anti-Tesis y Tesis del tránsito del Capitalismo al Socialismo Pensamiento Mariateguista

Identificación del método filosófico de Mariátegui

Como podría comprender el lector, según se puede desglosar desde los textos anteriores, redactados y publicados en estas páginas online del Le Monde diplomatique, sobre José Carlos Mariátegui, se podrá dar cuenta que es claro que Mariátegui utiliza el método marxista, para hacer su análisis y plantear su tesis marxista en plena lucidez intelectual. Mariátegui comprende de manera única, que el método filosófico, es así mismo un método, un medio y un fin.

A través de su desarrollo, Mariátegui identifica, que el origen del marxismo viene de la Filosofía, cual es también una herramienta fundamental para tener una comprensión lógica de la súper estructura del sistema político. Mariátegui plantea que es el poeta Paul Valery, quien con lenguaje bíblico instala la idea de una eventual concesión o el paso hereditario de las posibilidades de interpretación y comparación desde la Filosofía Kantiana, que engendraría al pensamiento de Hegel (pero la ética kantiana pierde rigidez en el pensamiento hegeliano), y desde el pensamiento de Hegel al mismo Marx. Valery plantea que *”El materialismo histórico, reconoce en su origen tres fuentes: La filosofía clásica alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés. Este es precisamente el concepto de Lenin. Conforme a él, Kant y Hegel anteceden y originan a Marx primero -y el Amauta agrega, y a Lenin en segundo lugar.”- pero en esta misma idea lógica uno agrega que esta “cuadriga filosófica” antecede y originan también a Mariátegui.

No obstante el método marxista, plantea el Amauta, también sirve como un método de medición del lujo, para medir con exactitud el lujo, entonces, hace pensar en un interés común, en un bien social de sentido común. (*Textos Básicos : La Filosofía y el Marxismo, página 14)

La permanente anti-tesis del Capitalismo

Si comparo según el análisis del Amauta, y despliego su metodología, profundamente antidógmas, puedo culminar finalmente en plantear y proponer que; hoy se puede observar el funcionamiento permanente de la impregnante anti-tesis capitalista, ya desde el mismo supra-sistema, por ejemplo del “sistema de reparto” que hay instalado; resultaría entonces en determinar una dualidad entre “capitalismo y socialismo” la que por consiguiente y pragmáticamente nos “ofrece el capitalismo” actual -por cierto tal, esta anti-tesis también ocurre en otros ámbitos, por ejemplo en la religión, la educación, la cultura, la economía y en todos los ámbitos sociales que influyen directamente la realidad real. Una ligera, pero no menos intensa conclusión, en permanente desarrollo -de este análisis podría ser que por lo mismo dicho arriba, hoy tenemos en efecto de esta anti-tesis instalada dos posibilidades; “el capitalismo y el socialismo.”

La metodología marxista de la cual Mariátegui se apodera y le hace un aporte, también cuando integra a esta dimensión, la cuestión de los pueblos originarios, según su perspectiva diferenciadora del marxismo clásico (ver texto II, donde explico esta relación); nos permite concretamente construir un puente de datos, a través de observaciones críticas que llegan a ser trascendentales, por ejemplo cuando condiciona al marxismo al pensamiento hegeliano; “la condición fundante del marxismo es reflejo de una expresión del espíritu absoluto, del espíritu libre, encontrado en el pensamiento de Hegel” -plantea. Todas estas relaciones mariateguistas nos siguen permitiendo construir necesariamente una base, una visión más bien crítica del sistema, principalmente, como sujetos de esa relación sistémica, entre este y el individuo, somos incluidos directamente.

Por nada nos deja caer en un dogmatismo retórico con esto, para interpretar esta dualidad dada. Esta relación más bien dialéctica que uno puede deducir, está contenida en el movimiento intrínseco de la actividad sistemática-política, por ejemplo en el tránsito del capitalismo al socialismo y así sucesivamente. *”Es por esta relación antidogmás de Mariátegui que hoy no solo tengamos una posibilidad, sino que tenemos dos posibilidades esencialmente. Y con esta situación se amplia la discusión, que actualmente se encuentra bastante manoseada y quizás muchas veces enredada en una discusión solo de contingencia, en una frivolidad anti-espiritual, que acusa vacíos intelectuales enormes y demagogia (característica negacionista central del capitalismo), que levantan algunos intermediarios, declarando con esto solo un tipo de relación un poco más superficial, que es la que se daría, por ejemplo en la discusión artificiosa, que ellos plantean como central, entre los tópicos o pre-conceptos más notorios de esa discusión, de “o más mercado o más estado”. Si reconociéramos, e incluyéramos así esta discusión, esta posibilidad un tanto sujeta a la contingencia, por lo tanto un poco superficial, aunque no menos real. En efecto para visualizar este dualismo evidente y empírico que, a pesar de su eventual sensiblería o volatilidad, o de su aspecto de dependencia exclusiva de la política de contingencia, que se va produciendo al interior de la permanente cambiante anti-tesis capitalista, concluyo que ambos tópicos serían un presupuesto necesario del Socialismo.

Desde esta posibilidad marxista diferenciadora -la incluyente- desprendida de la tesis de Mariátegui, se puede extender y actualizar la idea y pregunta sobre el permanente nuevo estado de las cosas. Si lo pensamos desde este constante movimiento y nueva posibilidad, entonces podremos confirmar la causalidad de toda la sustancia filosófica-política culmine, que contiene tanto la obra “El Capital” de Carlos Marx y Federico Engels, como en la teorización filosófica encontrada en la inmensa obra de José Carlos Mariátegui, incluso bajo los límites del capitalismo o neoliberalismo existente.

El aspecto de sátira amarga de “El Capital”

*“¿A caso no vende el proletario su fuerza de trabajo por lo que vale, dada la situación en la presente sociedad? Y sin ese presupuesto moral, ¿como se explicaría, junto con la acción política de Marx, el tono de violenta indignación o de sátira amarga que se advierte en cada página en El Capital?” (*Textos Básicos - Ética y Socialismo, p. 20. José Carlos Mariátegui,) Por lo tanto el trabajador, a quién el marxismo subjetivamente llama el proletario (sujeto de Marx), para cumplir su esencial aspiración de vivir mejor, también de manera colectiva, para superar su dura realidad, necesariamente es desafiado a interpretar la/su realidad y el orden que impone el sistema al colectivo. Estaría empujado a interpretar el sistema donde él se desenvuelve, pero de manera crítica, por el solo efecto que este tiene y ha tenido históricamente sobre él -sobre todos “nosotros” (ver el desarrollo del capitalismo desde el tiempo de las Colonias), sería por lo tanto su tarea más lógica irlo mejorando y superando (la necesidad de que el trabajador finalmente tenga un método de estudio es infranqueable).

Tanto en el sistema de reparto capitalista como en uno socialista, el producto del trabajo del trabajador y su vida integralmente son administrados por un sistema político en tránsito. La obligación de tener entonces una visión estable y crítica (fundar un lenguaje crítico es esencial para construir equilibrios), a través de las posibilidades que daría el análisis de método marxista, es la que nos llevará a tomar antecedente y datos definidos que ya se han trabajado y existen, para crear nuevas cosas y para ir dejando en evidencia la superioridad matemática estadística y espiritual del socialismo por sobre la irracionalidad y las dramáticas falencias del excedente del orden capitalista y neoliberal, que se vienen instalando con una frecuencia pujante en nuestro continente.

Metodológicamente esta sería una forma de reconocer la crisis que arrastra intrínsecamente el capitalismo en América Latina, identificando al mismo tiempo también, como este tipo de modelo capitalista va construyendo en base a esta crisis, en el mismo proletario que produce y necesita, su “herramienta más funcional.” En esta situación se constata también como este individuo, bajo las normas del neoliberalismo está obligado a entregar su tiempo e incluso “vender su cuerpo” al sistema. Sería cínico y cursi más bien quedarnos solo en el sarcasmo nomás, el tratar de no asentar el cálculo en dicha cruda realidad latinoamericana de multitudes. Por lo tanto quiero dejar, con esto, en evidencia la irracionalidad del sistema capitalista.

Este sistema no le estaría garantizando al trabajador el acceso a sus Derechos Humanos fundamentales, que debieran ser prioridad para cualquier estructura política lógica. En este sistema actual, el trabajador ha sido convertido en un explotado, pues es a quien estos sistemas capitalistas no les ha entregado accesos equilibrados de competencia (menos para la competencia internacional, justo cuando las economías se internacionalizan…), al mismo tiempo este sistema ha superficializado a las mismas elites económicas locales, cuando existen políticas mediocres o mal hechas en engaño o demagogia intelectual (como lo suelen hacer las mismas élites económicas nacionales), el subdesarrollo por tanto será la consecuencia obvia que afectará a todas las clases sociales y a todos los sujetos sociales y a toda la sistemática.

Este sistema no les garantiza al trabajador por ejemplo sus derechos inalienables; como salud, vivienda , educación y otros (derechos por cierto garantizados y fundantes del socialismo), y a la élite le impide reconocer el subdesarrollo en sí misma, todo esto es muy grave!, esto es otro aspecto del vértigo que resulta de un sistema así, digamos proponiendo para mantenerse permanentemente un fórmula nueva, en su anti-tesis. En efecto la tendencia es a tener como resultado una baja calidad de vida, con consecuencias diarias catastróficas e incoherentes, altamente irracionales por cierto, pero ¿Porque hay que vivir bajo esta ilógica, y vivir así?

El comentado sarcasmo amargo de la dualidad sistémica, que por cierto viene influyendo hasta hoy, es evidente encontrarlo ya en “El Capital” de Marx (como lo plantea el Amauta), cuando en sus páginas se insinúa en ideas como esta: “En las colonias, la producción y apropiación capitalista choca contra esta barrera; los bienes productivos han sido trabajados y creados gracias al esfuerzo del productor de esos bienes, quien es al mismo tiempo el dueño de las condiciones laborales, a través de las cuales el mismo se enriquece así mismo, en ves de enriquecer a los capitalistas” (traducción de “Das Kapital - Das moderne Kolonialsystem”, p.708).

Elías Parra / infopolitic01@gmail.com
Frankfurt del Meno. Marzo 2018

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