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¿Restos humanos o desechos del sistema?: ¡Sí!, por favor. Por Nicol A. Barria-Asenjo

Hoy, reflexionaba en el proceso que estamos viviendo, principalmente pensaba en como esta pandemia del Covid-19 nos permite -nos obliga- y nos invita a reflexionar con más regularidad, lo que en principio nos exhibe el cómo el solo hecho de “pensar” estaba contaminado por el modelo que vagabundea por el país. En medio de mi reflexión, me llegaron breves recuerdos de algunos hitos que prontamente comenzaron a emerger, por ejemplo, que el virus se difundió tan rápido como las noticias falsas, algunos análisis en los cuales se culpaba a la población china, que el coronavirus nació por el hecho de comer murciélagos, otros culparon al capitalismo, un grupo por otro lado no tardó en afirmar que EE.UU estaba involucrado porque algo se tramaba, no faltó quien culpó a los científicos y que mediante un error de laboratorio este virus se escapó, fuimos bombardeados por este tipo de información, verdadera o no, alocada o no, lo cierto es que todos en algún momento sentimos un poco de empatía por ellas, en medio de nuestra desesperación y al carecer de explicaciones consensuadas respecto del origen, constitución y efectos, nos subíamos al primer barco que encontrábamos aunque este nos dejará en medio del mar abandonados -a fin de cuentas ya estábamos a la deriva-.

Bueno, independiente de nuestro grado de complicidad con estas noticias, otro punto a considerar es que una gran mayoría se tomó -y aquí con honor me incluyo- el tiempo de leerlas…encerrados, sin mucho que poder hacer en nuestras casas, los teléfonos y computadores eran nuestros aliados, y, en este sentido las redes sociales ya no estaban siendo saturadas por memes o tik-tok sino que también comenzó toda una nueva ola de difusión de información respecto del virus. En la pandemia, desde Chile nos manteníamos perfectamente informados de lo que acontecía en Europa -en muchos casos estábamos más informados de lo internacional que de las reales cifras que había en nuestro país, aunque bueno, por si algunos no estaban enterados esta última parte no dependía de nosotros sino de la manipulación que se aplicó a éstas por parte del ex ministro de Salud-.

Antes de continuar, comparto un fragmento escrito por Nora Merlín (2019) quien afirma que: “El neoliberalismo produce una subjetividad calculada por el marketing, un sentido común digitado, una masa de autómatas con una retórica repetitiva de frases vacías, frívolas y banales. El poder de los medios de comunicación opera promoviendo identificaciones a través de imágenes, imperativos, instalan afectos como el odio, la angustia y la pasión por la ignorancia, propagando creencias y prejuicios como significaciones absolutas que condicionan las percepciones: se trata de hacer creer para ver”.

Lo que percibió en su momento la autora puede perfectamente extrapolarse a la realidad que vivimos hoy por hoy y la cual emergió como resultado de la pandemia, en el sentido de que esta etapa del neoliberalismo en la que nos encontramos llamada por muchos: “Capitalismo” se ve en cierta medida aún más colonizado, intoxicado, contaminado producto de los procesos de confinamiento obligatorio. Si hay subjetividad que puede ser influenciada o manipulada por los medios de comunicación de masas, no es una locura el plantear que estamos frente a un vacío histórico importante, un vacío que sin duda será completado por una nueva transformación del modelo político-económico. La subjetividad proclive para manipular, mediante este proceso que vivimos como humanidad se verá trastocado y tomará un nuevo rumbo que hasta antes de la pandemia no existía, los clínicos de seguro compartirán conmigo la hipótesis de que habrá toda una serie de impactos en la constitución del sujeto que será tema interesante de investigación en generaciones futuras.

Por otro lado, lo interesante del panorama es como los ideales universales expuestos en los medios de comunicación estaban enfocados a salvar en cierta medida al país, ya no buscaban desesperadamente una imagen específica para generar unidad, o que la población se alinee a las filas que el gobierno esperaba. Los comunicados mostrando que en Chile estamos en una crisis importante, pero…. hay otros países que están peor, enviaban un mensaje claro a sus habitantes: “no deberías quejarte”, “Cállate y sigue esperando”, esto solo demuestra que la violencia neoliberal persistió, pese a la crisis.

Al leer el artículo: “Colonización de la subjetividad y neoliberalismo” de Nora Merlin -articulo que aprovecho de recomendar al lector-, me llamó profundamente la atención el concepto de “Restos humanos”, claro, los restos humanos del modelo son los discapacitados, los migrantes, la tercera edad, en resumen, todo aquel que no están en condiciones de seguir el correr acelerado de la economía y producir… Lo que me interesó es como este concepto logra resumir nuestros días… Espero no parecer muy pesimista, pero desde mi perspectiva una gran parte de las sociedades -tras la llegada de la pandemia- ocupamos el lugar de “ restos humanos” encerrados en casa, sin poder trabajar, sin poder producir, pasamos a ser nada más que una carga insoportable e insostenible para la economía de los países, desechos que el Estado, específicamente el chileno, no supo cómo apoyar y sostener.

En Chile, esto es fácil de identificar o al menos, no debería ser gran sorpresa para muchos, en vistas del hecho de que no importando la continuidad del virus en las calles, las autoridades buscaban desesperadamente la fórmula adecuada para que ciudadanos persistan en sus labore, que los locales comerciales permanezcan abiertos y el llamado a “regresar a la normalidad” era parte del cotidiano de los comunicados del gobierno, de las instituciones, de los municipios, de los medios de comunicación.

Debo confesar, no sin la vergüenza necesaria, que al inicio de la pandemia me gustó profundamente pensar en un escenario común, pensar que todos estábamos en el mismo barco, que no importaba tu clase social, nivel de educación, lugar de residencia, la ubicación geográfica, etnia, etc. Seas quien seas estabas en una situación similar al otro, expuesto de igual manera al virus, con el paso de los días y sobre todo cuando las cifras comenzaron a avanzar sin frenos, la clase alta tomó sus helicópteros para viajar a sus segundas viviendas y pasar la cuarentena en la playa, en sus fundos en el sur de Chile, etc….Mientras un grupo humano pasaba largos periodos de autoaislamiento la contracara era el grupo que debía seguir en las calles sin opción alguna. A propósito del tema de los medios de comunicación, también es importante señalar que las transmisiones en muchos casos exhibían aún más las ineficiencias del Estado, matinales realizando eventos para conseguir comida para familias, campamentos, llamados a campañas solidarias, debates de los diputados y senadores que terminaban en hacer de todo menos un debate demostrando su desesperación y poco manejo de la situación ¿Por qué los matinales deben buscar ayuda económica? ¿Por qué si el país no está en crisis, se ven a diarios en los noticieros a madres llorando por no tener comida para darle a sus hijes o la tercera edad? ¿Por qué la tercera edad se suicidaba incluso antes de la pandemia por no tener que comer?

Por último, y modo de cierre, confieso que también me gustó pensar en que todos podríamos ser parte de los Desechos del estado, de los restos del modelo. Pero no, lo cierto es que solo emerge una nueva modalidad que dará paso a otra transformación del modelo, y que permitirá que sobreviva a esta crisis humana y se prepare para la próxima. El hecho de como se logre esto es lo curioso, lo claro es que las vidas de la población poco importan mientras Chile siga como cuna del Neoliberalismo. En Chile, la segregación y la violencia económica es tan aterradora y dominante que ni la crisis del Covid-19 es capaz de traer una pizca de humanidad.

Referencias. Merlín, N (2019) Colonización de la subjetividad y neoliberalismo. Vol. 6, n. 2, p. 272-285: Revista Gearte

Autora de la columna: Nicol A. Barria-Asenjo. Correo de contacto: nicol.barriaasenjo99@gmail.com

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