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Salud y amistosofia. por Jaime Yanes Guzmán

“El humano sometido a la necesidad extrema es conducido hasta el límite de sus recursos, y al infortunio para todos los que transitan por este camino”. (…) Ellos son “Los Miserables”, los parias, los desamparados.”
Los Miserables
Citado por Victor Hugo

¿Homo sapiens? “Es una buena idea, ojalá que se lleve a cabo”
Gandhi.
Citado por Luis Weinstein

Introducción

Nos encontramos frentes a una crisis en los hospitales del Estado. Además una insuficiencia en la atención médica que nos muestra una salud no saludable. El origen de este trance que nos indica la existencia de un sistema en desequilibrio que no cumple con su objetivo de dar salud a nuestra población, tiene su base en que la política de salud que se aplica en Chile desde hace ya años, se basa aún en el paradigma cartesiano, lineal, y en la privatización del sistema de salud.

Esta situación ha desarrollado, por una parte, una formación de los facultativos que deja mucho que desear, con una visión lineal que impide ver el entorno del paciente, y que rechaza otras perspectivas de salud de alguno de los enfermos. Y al mismo tiempo, porque no entrega los recursos suficientes para que el Estado atienda a un pueblo conformado por gente de escasos ingresos.

Crisis hospitalaria

La mayoría de los hospitales públicos en Chile, con algunas excepciones, son recintos viejos de muchísimos años de antigüedad, con habitaciones estrechas de camas muy próximas las unas a las otras. Por lo general hay falta de ventilación adecuada, casi nunca entra el sol, y los convalecientes no pasan más de un día por problemas de atención de urgencia que prácticamente se reduce a la atención de enfermos que son intervenidos quirúrgicamente y de inmediato enviados a sus casas. En tiempos de epidemia, esto se agudiza.

En las urgencias de los hospitales las horas de espera son increíblemente largas, hasta cerca de 14 horas, y además mal atendidos. No hay médicos especialistas y urgenciólogos suficientes, o sencillamente estos no existen o están siendo reemplazados por médicos generales recién egresados. Los profesionales debidamente preparados han sido cooptados por las clínicas privadas con mejores ingresos. Entonces las posibilidades de errores en el diagnóstico de los médicos aumenta, con daños que pueden ser hasta letales para los enfermos.

Según CIPER [i], las razones de la mala atención en estos hospitales tiene que ver con que cada vez menos médicos aceptan trabajar en las pésimas condiciones que ofrecen los servicios públicos. O porque no existe el equipamiento técnico, y si los hay, no siempre se cuenta con el personal adecuado para usarlos. Y por último, ausencia de camas clínicas para estabilizarlos y luego atenderlos.

La razón de la debilidad del sistema público en Chile[ii] se encuentra en la baja inversión que se hace en salud respecto al PIB. En el país, el porcentaje respecto al gasto total es de sólo un % 7,2, y está bajo la inversión que hacen Cuba, Costa Rica, Brasil, Uruguay y Argentina. Y del gasto público total en salud, el sector público de Chile, según las mismas estadísticas de CIPER, sólo gasta el % 47,4.

Paras enfrentar estos problemas, los gobiernos han aumentado la deuda hospitalaria como solución política.[1] Los enfermos no pueden dejar se atenderse, aunque la demora sean meses y en algunos casos, años. Se entregan recursos adicionales para atenderlos, sacrificando fondos de construcciones hospitalarias, debilitando aún más la histórica infraestructura precaria e insuficiente del país.

Los pacientes

¿Quiénes son la mayoría de los pacientes del sistema público?

El grueso de los pacientes del sistema público es gente de muy bajos ingresos, cesantes, indigentes, hombres y mujeres en sillas de rueda o con muletas, también inmigrantes, pobres en general que el sistema privado no atiende. El salario, la comida y la habitación de estos pacientes es incierto y efímero. Sólo la atención pública de salud hace que no todo esté perdido en la vida de millones de ellos.

Algunos de estos pacientes devienen en vicios y crímenes y se transformas en miembros de familias degradadas y desamparadas. Jefes de familia sin trabajo y sin conseguir mendrugos de pan para su numerosa prole. Esta trágica situación los sume en situaciones de miseria, destruyendo sus familias, dispersándolas sin que nada sepan unos de otros. Se transforman en presidarios conscientes de haber cometido delitos en búsqueda del mezquino pan para él y sus hijos. Qué otra actitud se puede tener cuando hay hambre? Carecen de trabajo y de pan. Que otra cosa podía hacer sino conseguirlo de todas maneras a como dé lugar?.. No era locura su falta de trabajo? No estaba castigado por la sociedad humana cuando buscaba replantear el reparto injusto de los bienes de la sociedad? Se sentía injustamente castigado con su alma dañada. Junto a otros, visitaba el hospital humillado por las cadenas y los guardias fuertemente armados que lo custodiaban. No tenía privacidad cuando era atendido por algún médico. Rechazaba las miradas de sorpresa, de preguntas o de condenas de los demás pacientes. Casi no encontraba en ninguna de ellas solidaridad, comprensión o siquiera lástima. Se sentía condenado por la mayoría del público que asistía a los hospitales transformados en jueces implacables que no entendían lo que había hecho en su búsqueda por sobrevivir.

La salud enferma

¿Cómo superar la crisis del sistema de salud?

Capra (2003)[iii] señala que el enfoque mecanicista de la medicinan tradicional, centrada en una postura cartesiana del cuerpo humano que entendía a éste como un mecanismo de relojería, era la base teórica de la crisis de los servicios sanitarios y de la atención médica. La superación de la crisis consiste en que el grueso de los médicos superen el paradigma cartesiano y lo reemplacen por una visión holista y ecológica de la medicina.

Es necesario aventajar lo alcanzado hasta hoy día por la medicina convencional, y tener presente ahora los fenómenos físicos, sociológicos, psicológicos, entre otros, de la sociedad contemporánea actual que condicionan la salud de los humanos en su ambiente cotidiano.

Cuál sería esta nueva visión holística y ecológica que caracterizaría a la medicina actual? Los sistemas de salud actual se caracterizan por tener dos tipos de interconexión: Interconexión entre mente y cuerpo, y entre organismo y medio ambiente.

La interconexión entre mente cuerpo, según este autor, supone que los facultativos intuyan la compleja interdependencia de carácter psicosomático que existe en todas las formas de tratamiento de cualquier enfermedad. En la segunda interconexión obliga a los médicos a un concienciamiento mayor que el que se tiene hasta hoy en la relación entre seres humanos, el medio ambiente y los aspectos sociales de la salud.

Estas interconexiones, según Capra (2003:179)[iv] se presentaban desde las concepciones de pautas energéticas. Así, El concepto indio de prana y el chino de ch’i se mencionaron como ejemplos de términos que hacían referencia a dichas “energías sutiled” o “energías vitales”. Y a partir de aquí, las enfermedades se entendían como consecuencias de roturas en dichas pautas energéticas. Superarlas obligaba a generar técnicas terapéuticas para influir con la mente y la meditación en movimiento en el sistema energético del cuerpo utilizando el ch’i kung y el tai ch’i. Era una forma de que los médicos pudiesen enfrentar las reacciones emocionales de los pacientes a partir de sus enfermedades, de su reacción emocional a la tensión.

Hay vínculos entre los principios del Ch’i kung y el Tai Ch’i y la salud mental. Para ello era necesario utilizar un método no convencional, cartesiano o lineal, e ir más allá de un tratamiento tradicional. Los médicos pueden trabajar estimulando la fantasía, dándole a conocer al o los pacientes, las características de su enfermedad y como se trataba tradicionalmente. Se les insinuaba que desarrollaran la capacidad de visualizar la totalidad del proceso en repetidas sesiones principalmente de Ch’i Kung, cada uno como le pareciera mejor. Es una práctica de la filosofía natural oriental, en especial china, que los terapeutas de la medicina tradicional desconocen, y en la mayoría de los casos, rechaza.

Este paradigma oriental de la forma de sanar –sin rechazar la medicina tradicional con sus fámacos tradicionales- atiende principalmente a la interrelación de todas las partes del cuerpo humano, y de éste con su entorno tanto terráqueo como cósmico. El órgano físico hay que considerarlo en su totalidad, ninguna parte por separada, sino que todas relacionadas, además sin aceptar elementos fundamentales que determinen al resto de los componentes del cuerpo humano. Había que aceptar que el funcionamiento de cada parte se debía más bien a su posición en el universo del cuerpo humano, que configuraba su comportamiento. Pero además entendiendo la fluidez y cambio permanente de sus pautas habituales y metódicas.

El pensamiento oriental considera la falta de enfermedad cuando el cuerpo se mantiene en equilibrio, que implicaba que las fluctuaciones de ch’i se mantenían como energía vital circulando sin obstáculos. Si se producía la desarmonía y el desequilibrio se producía la enfermedad. Entonces sanar implicaba el retorno al equilibrio. Y este equilibrio logra el médico no tradicional asumiendo que el cuerpo humano es parte de la naturaleza y sujeto a sus influencias, donde el organismo cambia cuando el entorno lo hace. Un sistema médico debe considerar esta situación para mantener la salud de un pueblo.

Del homo habilis al homo sapiens: de amistosofia [v] y pacientes

Luis Weinstein (2016)[vi] nos señala que el milenio termina con la adoración al surgimiento de logros y desequilibrios del homo habilis, donde predomina el hacer sobre el ser. Es un ser humano que se caracteriza fundamentalmente del desarrollo de sus habilidades a través de asumir sin discusión la innovación tecnológica, haciéndose propietario que los productos de la revolución científico-tecnológica entre a los habitantes del planeta. En este marco se desarrolla la medicina tradicional y la atención de los facultativos.

El terapeuta actual es un homo habilis, es un hombre económico donde predomina el individualismo, el autoritarismo, la falta de visión ecológica, lo pobre de la apertura del ser humano a su espiritualidad, a su lugar en el cosmos Estas características son todas expresiones, señala Weinstein, de un primate con un desarrollo parcial: capaz de salir hacia el cosmos, pero alienado con respecto a su condición, a las necesidades esenciales del más conspicuo habitante de la tierra.

El homo habilis como característica del facultativo, se manifiesta además por una tremenda inconsistencia ontológica, con una ausencia metafísica que desconocía en la práctica el estudio del ser en general y sus propiedades. Con ello negaba las preguntas existenciales, lo que Weinstein (2016) llamaba la “zozobra ontológica”. Lo instrumental era lo que caracterizaba el hacer de este mpedico sin capacidad de asombro.

Como superar al homo hibilis y transformarse en homo sapiens, en un m’pedico sabio?

El surgimiento del terapeuta como homo sapiens exige un “dejar de hacer”, progresando a partir de un retroceso para asumir las necesidades primarias del ser humano: la experiencia de cerca de 200 mil años de pre-historia del homo sapiens. Es un desafío que plantea conservar su esencia y particularidades como la eficiencia entre otras, pero asumiendo una visión ecológica y humanista. Es decir, no negar lo habilis del terapeuta en el hacer, pero incorporar en el médico la sapiencia en su formación que incluya el misterios y el asombro. Pero es una sabiduría, según Weinstein, a “escala humana” que se nutre de los principios constitutivos del ser humano. En una perspectiva humanizadora y con capacidad de realizarla. Superar la incapacidad de falta de imaginación creativa del habilis, integrando, como señala Weinstein “al homo hábilis en el homo sapiens”.

En este marco se construye, al decir de Weintein (2013)[vii], una amistosofia que busca la salud del paciente. Es la sanidad en los marcos de un adecuado entorno, con el respeto a lo propio, a la referencia existencial de cada uno de los pacientes, con nuestras inquietudes, nuestras preguntas, con lo desconocido por conocer de lo que nos rodea. Sin ignorar los daños ecológicos que sufre el planeta, la violencia, la droga, la corrupción y otras manifestaciones de la crisis de la sociedad.

Una amistosofia en el tratamiento médico a los enfermos que se despliega aprendiendo de la complejidad de la relación salud-enfermedad, del arte de vivir. De hacerse cargo de lo humano, de nuestros misterios, de lo que somos y lo que el otro es. Ser capaces de desarrollar vínculos entre el médico y el paciente, establecer identidad con los seres que interesa sanar, haciéndonos cargo de lo humano, Es la amistosofia del facultativo que es capaz de desarrollar intimidad con el paciente, de llegar a él, que reconociéndose como persona asume la misma situación existencial que el resto de los humanos del planeta.

Weinstein les recuerda a los médicos que siendo ellos mismo, son parte al mismo tiempo del todo. Que siendo autónomos, a través de los vínculos, forman parte de la humanidad, del ser. Weinstein (2016:71)[viii] les recuerda a los facultativos la metáfora de que … “el pétalo extendido no llega a la rosa”, Esto implica que el estudio especializado en las escuelas de medicina no puede abarcarlo todo, por más extendido que sea no llega al centro del yo, al centro del sentido de la vida, al corazón del proyecto de cada uno. Entendiendo esto, los médicos deben buscar y comprender la confusión, el caos, el desorden, la incertidumbre con que se desarrollan las dolencias de los pacientes. Se plantea entonces, que los médicos atiendan a sus pacientes en los marcos de las crisis que vive la humanidad, desarrollar una amistosofia desde el universo tal cual es, a partir de la historia del ser humano concreto que tiene adelante, de la reflexión, de todas las dimensiones de la salud integral.

Conclusión

La superación de la crisis de la salud chilena pasa por superar el paradigma cartesiano por una visión holista y ecológica de la medicina. Tanto el sistema como los facultativos deben comprender que los pacientes deben ser atendidos no sólo examinando el funcionamiento estructural del enfermo, haciendo prevalecer lo hábilis del terapeuta en el hacer, sino que fundamentalmente incorporar la sapiencia que le permita entender no sólo las manifestación externas de una dolencia, sino que el entorno donde el paciente se mueve.

El médico no puede dejar de vefr al ser humano que trata desde la comprensión del ser en general y sus propiedades. Se trata de plantear una amistosofia que aprenda de la complejidad de la relación salud enfermedad de sus pacientes. De asumir su humanidad, sus misterios, sus relaciones con el entorno, sus visiones sobre su propia enfermedad, en definitiva, que desarrolle intimidad con el afectado, ser capaz de llegar a él.

Bibliografía utilizada

[i] http://ciperchile.cl/2015/11/18/urgencias-de-hospitales-publicos-en-la-uti-dramatica-falta-de-especialistas-equipos-y-camas/

[ii] http://www.saludpublica.uchile.cl/noticias/113401/deuda-hospitalaria-solucion-politica

[iii] Capra, F. (2003). Sabiduría insólita. Barcelona: Editorial Koirós.

[iv] Capra, F. (2003). Sabiduría insólita. Barcelona: Editorial Koirós.

[v] Luis Weinstein: “Sofía es sabiduría, Amistosofía…encuentro de la orientación amistosa, en todos sus niveles, con la Sofía, la sabiduría, la visión de conjunto, la cosecha de la experiencia.., el pre requisito del sentido, la condición esencial para enfrentar las crisis y la actual crisis de la civilización”

[vi] Weisntein, Luis (2016) “Entre preguntas, propuestas y regalos”. Eutopía. Selección Personal 1945-2015. Santiago de Chile.

[vii] Weisntein, Luis (2013) “Eros, Psique y Poesía”. Ediciones Tralcamauida. Isla Negra. Chile.

[viii] Weisntein, Luis (2016) “Entre preguntas, propuestas y regalos”. Eutopía. Selección Personal 1945-2015. Santiago de Chile.

JAIME YANES GUZMAN

https://pensar-lopensado.com/salud-y-amistosofia

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