En kioscos: Marzo 2025
Suscripción Comprar
es | fr | en | +
Accéder au menu

Seguridad en tiempos del populismo. Por Daniel Recasens Figueroa

Una serie de crímenes y homicidios por sobre lo que las estadísticas definen como normal, sacude a nuestro país en las últimas semanas. Las alarmas se encienden de inmediato, ya que el mal ejemplo de lo sucedido en Ecuador y otros países aún está fresco en la memoria, y el temor es un sentimiento muy peligroso como para obviarlo o dejarlo de lado con llamados a la tranquilidad, la racionalidad y la aplicación de políticas efectivas más que efectistas.

Es cosa de revisar las declaraciones altisonantes de la oposición de las derechas, que se limitan a pedir renuncias por doquier, manos duras al voleo y culpar al gobierno, como si la delincuencia hubiera llegado a Chile en los dos últimos años. Propuestas como Estados de sitio y militarización prusiana, que piden algunos partidos gobiernistas, encuentran eco en gobierno y oposición, ya que el populismo -a meses de las próximas elecciones- siempre trae créditos de lado y lado. La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, define la seguridad ciudadana como “aquella situación donde las personas pueden vivir libres de las amenazas generadas por la violencia y el delito, ya sea de actores estatales o no estatales”. La seguridad ciudadana evidentemente debe ser visto como un derecho humano básico al cual todos aspiramos y, es el Estado quien tiene la obligación de asegurar sin distinciones ideológicas. `` Pero -entendiendo que la delincuencia debe ser reprimida con fuerza democrática-, el aumento de la violencia y la criminalidad está vinculado muchas veces a la desigualdad y pobreza, que se expresa en elevados niveles de segregación y exclusión social, que es un caldo de cultivo para el fomento de prácticas anómicas. Si a esto le sumamos el aprendizaje de técnicas delictivas altamente violentas, de parte de criminales extranjeros avecindados en Chile, nos da el contexto para entender lo que nos ocurre.

Como señalamos; la histeria y los discursos vehementes al son de la coyuntura del miedo, amplificados por medios de comunicación con agenda propia y redes sociales guiadas por “influencers” sin escrúpulos y/o abiertamente dementes, terminan por sociabilizar respuestas populistas (e incluso proto fascistas). Combatir la delincuencia con todas las armas del Estado de derecho, es un imperativo urgente y necesario, garantizando siempre el derecho a la verdad, juicio justo, reparación del daño a las víctimas, equidad social y defensa de los avances civilizatorios que tanto nos ha costado alcanzar.

Actuar con cordura y racionalidad es alejarse de facilismos populistas que nos pueden costar muy caros, perdiendo en el camino de la guerra total a la delincuencia, espacios de libertad que tarde o temprano extrañaremos y lucharemos por ellos. La falsa dicotomía entre derechos humanos versus seguridad ciudadana, es como contraponer libertad con igualdad, siempre es posible conciliar los valores humanistas si agregamos el concepto de fraternidad en un marco de tolerancia y respeto.

Daniel Recasens Figueroa

Periodista

Compartir este artículo