Volver al teatro es parte de los ritos necesarios en este intento por recuperar nuestra forma de vivir en este contexto de pandemia. Ya hemos aprendido a cuidarnos del covid y espacios como los teatros cumplen rigurosamente las medidas sanitarias.
Esta obra de teatro es una buena radiografía que nos muestra aspectos de cierta forma de vida familiar contemporánea. Una familia compuesta por el padre (Héctor Noguera) y el hijo (Ignacio Massa) que está de vuelta en la casa sin mucha claridad de qué hacer con su vida mostrando al adulto que prolonga el permanecer al alero del padre. La hija (Hitzka Nudelman) que vive fuera del país junto a su hijo, que intenta darle algunas responsabilidades a su ex pareja en el cuidado del niño, y que su pensamiento no sexista es juzgado por el padre heredero de un machismo históricamente arraigado; son personajes cuyos mundos se entrecruzan suavizados y endulzados por la ex pareja del padre (Norma-Norma Ortíz) que aparece un poco articulando a esta desintegrada familia a pesar de cargar con sus propios males que en este caso ha sido el padecimiento del cáncer enfermedad con la que se puede sobrevivir dependiendo del capital económico que se posea. El cuadro completo es una familia compleja, pero que permanece unida por lazos de afectos en la cual también aparece el amor por las mascotas. Las actuaciones experimentadas de Héctor Noguera y de Norma-Norma Ortíz son un testimonio del importante desarrollo de nuestro teatro, y ejemplo de la transversalidad maestro-educando , que da cuenta de la generosa donación y herencia que estos insignes representantes de las tablas Nacionales, llevan a cabo hacia nuevas generaciones de la dramaturgia y la actuación.
El tema central de esta obra, es la falta de sentido por la vida que sufre el padre, después de años de ausencia de los hijos. En un contexto social de una clase media endeudada, por lo tanto agobiaba por la carencia económica y en este caso con la crítica situación de la adicción al juego en casinos, los que hace algunas décadas lograron instalarse con el apoyo legal y político en tantas de nuestras ciudades, y que contribuyeron a crear esta nueva "necesidad" que favorece al creciente surgimiento de nuevas generaciones de ludópatas.
La aguda observación de Ignacio Massa en la dramaturgia de esta obra aparece con tonos de comedia alcanzando la representación, a ratos hilarante de este drama. Es grato reencontrarse con espacios culturales como este hermoso Teatro Camino que sigue siendo un aporte importante para el desarrollo del teatro chileno. Una obra como esta es un buen pretexto para volver a aquellos ritos fuera del encierro en que desde el arte podemos seguir pensándonos como sociedad.
Francisca Rivera.
Músico.
Alex Ibarra Peña.
Filósofo.