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Supuestos en la política elementos que producen retardos. Por Luis Osorio Olivares

La historia política de Chile se encuentra formada por una base de supuestos, a lo cual se suma una estrategia constante que desde el mundo político no se alcanza o no se quiere ver.

Así, podemos llegar a tener al frente una línea de tiempo que, transcurridos algunos años, tienden a llevarnos a un punto de retroceso que marca la partida de un nuevo ciclo articulado fácilmente para cincuenta años más.

Para que esto sea posible, y aunque algunos podrían ser escépticos, se arma una puesta en escena muy bien realizada, para seguir perpetuando postergaciones, y conservando posiciones de poder en lo económico a través de la institucionalidad. La gravedad de la estructura social existente se produce cuando se ha observado en varios años una brecha entre el mandatado para gobernar o el representante en el parlamento, no todos, y la ciudadanía mayoritaria perteneciente a un nivel social bajo y que siempre está distante de oportunidades reales.

No se trata de que la autoridad elegida o designada en cargos de confianzas, provenga de un sector socialmente precario, lo repudiable es cuando algunos escalan en una red de negocios paralela a partir de su posicionamiento y desde allí efectúan el ejercicio del cargo, favoreciendo al poder económico. Llega el momento de sacar conclusiones luego de un período demasiado extenso, y efectuando una lectura no de la letra chica, sino de una letra bastante grande de pasado, presente y futuro.

El golpe de Estado hito del inicio de dictadura y las consecuencias de violencia con atropello a derechos humanos, que dieron el paso a lo estructural y la imposición de un modelo de sociedad neoliberal con la instalación de grandes injusticias, prevalecen hasta el presente.

Vivir en Chile desde el año 1973 hasta el año 1990, era un día a día en un estado de terror, protestar contra la dictadura era de alto riesgo, exponiéndose a detenciones arbitrarias, relegaciones y expulsiones de las universidades entre otras tantas circunstancias de adversidad. A inicios de los años 80 la estructura país ya la tenían en vigencia, y surgía la expectativa que, al poner término a la dictadura, el cambio sería profundo por la urgencia instalada, era del todo lógico que la futura democracia desecharía en un corto plazo lo que había sido parte de lo trazado en ese período.

Se llega así al triunfo del NO el año 1988 con celebraciones que no se hacían esperar. Sin embargo, había una cara oculta de acuerdos secretos para los sucesores en los gobiernos post dictadura, que, con gran probabilidad, les transmitían tienen que administrar bien nuestro modelo de negocio, del cual ustedes también serán parte y tendrán grandes ganancias, asegurándoles un futuro promisorio.

Así, se levanta una democracia que no tiene la condición racional de ser el opuesto a lo obrado en dictadura. No existió un pensamiento visible de trazar un rumbo hacia una sociedad distinta, con lo primordial de aceptar que la institucionalidad que parte en los años 80 era la génesis de lo dictatorial, lo medular de un sistema mercantil. Una clara diferenciación de lo que podría haber sido un antes y un después para instalar una democracia real.

En este tránsito, se levantaron partidos instrumentales que abogaron no por una democracia, aunque sí lo incorporaban en su nombre, simplemente lo traducían en el realizar campañas electorales, con slogan que nunca cumplían, les permitía obtener dividendos y la democracia sólo se limitó a los procesos eleccionarios celebrados cada cierto tiempo. Los otros partidos del ala concertacionista, se fueron adaptando a las circunstancias en que lo estructural no se toca, conservaron sus nombres como marcas y las presidencias en la actualidad tienen más carisma de gerencias que de liderazgos proclives a ideales. Apreciaciones de este tipo se basan en una trayectoria que ha quedado a la vista.

Después de 33 años, seguimos igual y peor, se trata de un modelo que progresivamente ha alcanzado niveles de injusticia sin llegar a ninguna solución al respecto, la crisis exteriorizada en el estallido social no se ha resuelto. Es parte del léxico habitual, al hablar de la institucionalidad privada de la salud o la previsión, el referirse a esos ámbitos con los términos industria y/o modelo de negocio.

En tanto la educación, por circunstancias sociales arrastra profundas brechas, que, si lo llevamos al terreno de la formación por competencias, se atiende a que labores inferiores determinan un menor nivel de preparación y eso hay que tenerlo presente, para efectos de disponer de mano de obra barata. Por el lado opuesto, la autoridad gubernamental o parlamentarios optan por proveer para sus hijos una educación que les otorgue una alta valoración en competencias, escogiendo así las mejores alternativas de educación y, por tanto, conocen a la perfección el significado de los parámetros relevantes de un buen sistema educativo, pero éste se encuentra reservado para elites, sin intenciones de que se propaguen sus características. Sin embargo, el estado de lo político descrito en los párrafos que preceden es de mayor envergadura en la actualidad.

Como hipótesis fundamental la derecha es un solo bloque, presentada con matices, estrategias y doctrinas. El entramado actual, nos lleva a reproducir una serie de observaciones de advertencia.

Desde el momento en que Jaime Guzmán se convierte en artífice de la constitución del 80, se podría levantar como hipótesis, que tenía perfectamente previsto para su sector como deberían seguir actuando en caso que en algún momento fuera asesinado y la instrucción sería predecible de suponer, sigan adelante defendiendo la constitución del 80 y lo escrito allí; por otro lado ante circunstancias de crisis social de magnitud, y mientras más alejados del año 90 ya con la población adaptada a una sociedad altamente individualista, promuevan un proceso constituyente desplegando todo el poder de comunicación y económico, para oponerse a la modificación de la esencia del modelo, poniendo todos los medios disponibles en favor de su defensa.

La derecha en estos aspectos se mueve de manera transversal y en forma intencionada con diferencias fingidas, para brindarse la posibilidad de un desplazamiento que capture a quienes se encuentren en el límite político de su alcance.

Ya han pasado por momentos que le han dado éxito, como lo es el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, el despliegue a lo largo del proceso constituyente previo al actual, en el cual tenían claridad de lo que venía, ellos se presentaban bajo la práctica de sus métodos y tenían a su favor la constitución del 80 como opción ganadora, más la imposición del voto obligatorio que les otorgó el escenario perfecto para someterlo a prueba, y en base a ello alcanzaron el éxito.

El proceso constitucional actual, ya analizado en columnas anteriores, se acuerda en forma muy acelerada y sin la anuencia de los republicanos, quienes manifestaron de manera pública que su preferencia era seguir con la constitución del 80 y paradójicamente en la elección de constituyentes obtienen la más alta mayoría. Por tanto, se imponga el texto nuevo o no, ellos ya son ganadores. Más aún podría ocurrir que esa carta magna plenamente vigente, se legitime justo el año en que se cumplen 50 años del golpe de Estado.

Nuevamente se interpone el resultado probabilístico, un supuesto rechazo de un texto constitucional con hegemonía en los republicanos, lleva a un gran triunfo de la perpetuación de la constitución ochentera y muchos quedan contentos. Se presenta así una paradoja, en la cual un sector podría triunfar, pero el país nuevamente en cierta forma retorna en la línea del tiempo al año 1989, y los que pierden, no pierden, sino que ganan porque les era suficiente mantener la constitución del 80.

Lo estructural permanece intacto, las ISAPRES y las AFP tienen apoyos, ese artefacto llamado democracia como opuesta a la dictadura, nunca lo fue, el poder económico tiene influencia en el hoy. El elemento que sí es importante y alejado de los que están preocupados de la forma de articular alianzas políticas futuras con recetas para ello, es que los votos nulos son bastantes y pueden ser más. La democracia se encuentra en lo supuesto y la extensión de los principios dictatoriales, son una realidad, no es posible identificar en la historia más reciente un punto de corte.

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