Incrementan las iniciativas, persiste la inquietud
El pasado lunes 15 de abril fue dado a conocer una investigación periodística realizada por La Tercera, a cargo de Max Estrada y Gabriela Mondaca (La Tercera, abril 2024), acerca del incremento de las personas en situación de calle en Chile. De acuerdo a cifras obtenidas vía Transparencia (ley que reconoce a todas las personas su Derecho de Acceso a la Información Pública), desde el Ministerio de Desarrollo Social y Familia (MDSF), este año se verificó un total de 21.272 personas en situación de calle en todo el país, lo que implica un 6% más que en 2023 y un 102,4% más que en 2017, cuando el registro era de 10.509.
El dato es tan inquietante que la noticia fue reproducida por Radio Biobío, La Nación, Emol, Cooperativa, ADN Radio e incluso la plataforma de la Universidad de Santiago (USACH), así como distintos medios de comunicación regionales, estimulados por cierta sensibilidad estadística en el contexto del Censo 2024, que, dicho sea de paso, no incluirá a las personas en situación de calle.
Las regiones con mayor alza son la Metropolitana, con 8.780 personas, lo que implica un aumento del 94,69% respecto a las cifras de 2017; Valparaíso, con 2.485 personas, con un aumento del 103,68%; y Biobío, con 1.774 personas, con un 78,65% de diferencia.
Estos datos vienen, una vez más, a confirmar algo que se ha reiterado no sólo por Fundación Gente de la Calle, sino por las distintas organizaciones de la sociedad civil (como, por ejemplo, Hogar de Cristo, Educere, Salud Calle, entre otras) que tienen como principal labor la temática y/o problemáticas de la situación de calle, a saber: que, en la última década, ha habido en Chile un incremento sistémico y exponencial.
La capacidad y especialización del Estado en esta materia también ha aumentado, aunque no en la misma magnitud. Es decir, se amplían las respuestas y búsquedas de soluciones, pero el problema no sólo prevalece, sino que se acrecienta.
¿Por qué las iniciativas del Estado para hacer frente al escenario que viven las personas en situación de calle parecen no obtener buenos resultados? ¿Falta de recursos? ¿Problemas de planificación o gestión? ¿O es que dichas iniciativas no están orientadas a solucionar el problema, sino a administrarlo? ¿O tal vez no se ha caracterizado y localizado el foco central, por lo que sólo se abordan problemáticas asociadas? El MDSF y la Subsecretaria de Servicios Sociales han fortalecido su labor, junto a las organizaciones de la sociedad civil y otras entidades públicas. Se pueden apreciar esfuerzos por aumentar y dar cobertura a los distintos dispositivos. Se han creado y fortalecido albergues, rutas sociales, rutas médicas, refugios de emergencia, planes de invierno. Se creó la Mesa Nacional de Calle, que funciona de manera intersectorial. Pero la problemática persiste.
En materia de las personas en situación de calle, el Estado se ha entregado a la labor de la promoción del desarrollo social, contribuir a la reducción de la pobreza y de la desigualdad, fortalecer la democracia y la ciudadanía, desarrollar procesos de formación de políticas públicas incluyentes y sostenibles e incluso generar resultados de las políticas y programas sociales en el seno de las organizaciones mismas. La oferta pública orientada a personas en situación de calle también ha aumentado considerablemente. Sin embargo, no se alcanza el objetivo de disminuir la exclusión extrema.
Yendo más lejos aún respecto a los datos entregados por La Tercera, es decir, un aumento del 102,4% más que en 2017, ¿cómo ha sido posible que el Primer Catastro Nacional de 2005 haya establecido la existencia de 7.254 personas en situación de calle, el Segundo Catastro Nacional de 2011, de 12.255 personas, y que (si bien el Registro Social de Hogares no es comparable a un Censo) los actuales datos entregados este 2024 sean de 21.272 personas en situación de calle?
Para el reportaje de La Tercera, fue entrevistado el director técnico del Hogar de Cristo, Andrés Millar, quien señala que “este aumento exponencial tiene dos razones principales, las que coinciden con los últimos años de complejidad social, como fueron el estallido social y la pandemia.
Cabe decir que, aunque Andrés Millar da relevancia al fenómeno migratorio, los datos muestran que hay mayor población de pueblos originarios en situación de calle (1.676 personas) que migrantes (313 personas) (cf. Informe Estadístico Nacional. Anexo para personas en situación de calle (PSC), marzo 2024). Esto implica incorporar un enfoque intercultural y adentrarse en las causas que llevan a estos grupos a vivir en calle. Otro dato a tomar en consideración es el hecho de que 7.627 personas en situación de calle, equivalentes al 35,9%, tienen enfermedades crónicas (cf. Informe Estadístico Nacional. Anexo para personas en situación de calle (PSC), marzo 2024).
Ciertamente, varios fenómenos están en la base de este aumento exponencial de las cifras, como el Estallido social de 2019 y la Pandemia por Covid-19. Pero también la crisis económica, la profundización del fenómeno migratorio, un conflicto persistente en la relación entre el Estado y los pueblos originarios, el aumento de los precios de los arriendos, la crisis de la vivienda, así como el acrecentamiento del costo de la vida, con alzas de hasta 30% en alimentos, calefacción y transporte. Todos estos factores han tenido consecuencias socioeconómicas y contribuyen al incremento de personas en situación de calle.
No obstante, si bien justifican el alza, el aumento de personas en situación de calle ya venía siendo sistemático y sigue siéndolo hoy en día, por lo que las distintas crisis del periodo 2019-2022 no lo explican a cabalidad. Del mismo modo como tampoco lo hace el alto consumo de drogas o alcohol y los problemas familiares, principales razones que llevan a las personas a la calle, según los registros de Transparencia del MDSF. Asimismo, los datos entregados mantienen la tendencia de las últimas décadas: más hombres que mujeres, concentración en edades medias, consumo problemático de alcohol, concentración territorial centro-sur. Sin embargo, cabe preguntarse si el instrumento de medición (que en rigor es una herramienta de focalización) nos induce a mirar lo mismo de siempre, mientras en la realidad han emergido familias completas en calle, mujeres, parto y experiencias de maternidad, diversidad sexual, entre otros fenómenos.
También hay que considerar problemas económicos, de capacidad física, violencia intrafamiliar, enfermedades crónicas, problemas con la justicia, problemas de salud mental, no contar con apoyos al egresar de la institución de acogida, como Sename o centros de salud; experimentar problemas familiares, rupturas y quiebres, tanto institucionales como afectivas (parejas y amigos); además de ausencias de estrategias de prevención, falta de respuestas oportunas y vulneración de derechos.
Otra problemática muy bien planteada por la investigación de La Tercera y Andrés Millar de Hogar de Cristo, es que la cifra que maneja del MDSF corresponde a autoreportes voluntarios, que se realizan a través del Registro Social de Hogares, por lo que el catastro no refleja el número real de personas en situación de calle en Chile, sino uno aproximado.
En lo que sigue, planteamos dos elementos a tomar en consideración al momento de analizar la progresión y el aumento numérico de la situación de calle en Chile, así como la diversidad cualitativa del problema, reconociendo su condición multiescalar: la definición operativa que maneja el Estado y las debilidades generales del Estado mismo, su subsidiaridad.
LA DEFINICIÓN OPERATIVA DEL ESTADO
El Ministerio de Desarrollo Social y Familia (MDSF) define a las personas en situación de calle como “personas y/o familias que carecen de residencia fija y que pernoctan en lugares públicos o privados que no tienen las características básicas de una vivienda, aunque cumplan esa función (no incluye campamentos). Asimismo, aquellas personas que, de conformidad con una reconocida trayectoria de situación de calle, según determine el ejecutor del programa eje, reciben alojamiento temporal o por períodos significativos, provisto por instituciones que les brindan apoyo biopsicosocial” (¿Qué es la situación de calle o PSC?). El MDSF ha utilizado esta definición operativa en sus registros y programas sociales, la que fue consensuada en la Mesa Nacional de Calle y las Mesas Técnicas Regionales que se conformaron en el año 2011 (Política Nacional de Calle).
Si existe plena conciencia e incluso consideración (en el análisis, los proyectos y ejecución de programas) de las múltiples e interrelacionadas variables que impactan en diferentes dimensiones de la vida de la persona en situación de calle; factores que son tanto psico-afectivos, sociales y culturales, como económicos, legales y valóricos, ¿por qué el Estado persiste en una definición operativa que se reduce a la falta de vivienda? A continuación, una respuesta plausible.
Porque una definición operativa busca determinar una variable con el objetivo de establecer criterios de cumplimiento, no sólo del sujeto (la persona que carece de residencia), sino de las acciones para resolver dicha variable (que acceda a alojamiento o adquiera residencia).
En este sentido, la definición operativa es una definición negativa, es decir, se precisa por la ausencia, en este caso, de vivienda. Estar en situación de calle se define por no tener vivienda; en eso se centra el concepto operativo, allí se encuentra su fundamento. Por lo tanto, resolver esta situación tiene relación específicamente con dicha variable.
De este modo, la definición operativa tiene por objetivo no sólo viabilizar las soluciones del Estado, sino que reducir sus responsabilidades.
Pero la cuestión es más compleja aún. No sólo se trata del error de persistir en una definición operativa que se reduce a la vivienda, sino en la definición de un sujeto que se ha denominado “persona en situación de calle”. La definición operativa es limitada, puesto que la persona en situación de calle no sólo carece de vivienda, sino que está expuesta a una multidimensionalidad de problemáticas: la falta de vivienda, la falta de empleo o un empleo precario, el consumo problemático de drogas, ruptura de vínculos familiares y sociales y problemas de salud mental y socioafectivos.
Pero esto nos lleva más lejos aún: ¿es pertinente la creación del sujeto denominado “persona en situación de calle”? ¿No podría ser más certero aún una definición como, por ejemplo, “persona con pérdidas de vínculos sociales, problemas socioafectivos, que carece de residencia”? En rigor, no estamos hablando necesariamente de, al menos, 21 mil personas cuyo problema no es tener una vivienda, sino que distintos porcentajes significativos responden a una o más variables de la multidimensionalidad de problemas que los aquejan.
DEBILIDADES GENERALES DE LA POLÍTICA DEL ESTADO
En el estudio titulado “Del dicho al derecho: Trayectorias de inclusión para Personas en Situación de Calle”, publicado en 2021 por el Hogar de Cristo, se plantea “... un relativo éxito de la política de calle en lo que respecta a resolver problemas urgentes, lo que se observa en la protección de la vida y la satisfacción de necesidades básicas de esta población en los meses de mayor vulnerabilidad” (Hogar de Cristo, 2021).
No obstante, también identifica debilidades generales y profundas en las políticas públicas para personas en situación de Calle en Chile: 1) escasa participación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo; 2) persistencia de vacíos jurídicos, que, además de criminalizar, expulsa a las personas de sus lugares de pernoctación y las expone a pagar altas multas; 3) escasas acciones preventivas, aunque éstas sean parte de los ejes de la actual política de calle; 4) la interrupción de la situación de calle tiende a no ser sostenible, puesto que las intervenciones se encuentran orientadas a impedir la prolongación de las personas con mayor tiempo en calle, más que en fomentar su superación; 5) ausencia de un subsistema exclusivo para abordar la situación de calle, quedando encuadrado en una política gestionada por el Ministerio de Desarrollo Social; 6) escaso diálogo intersectorial, como los que se podrían potenciar entre universidad, mundo empresarial, sociedad civil, etc.; 7) las políticas de calle depende excesivamente del gobierno de turno, por lo que objetivos a mediano y largo plazo son escasos; 8) excesiva centralización, focalizando los programas principalmente en las grandes ciudades; 9) bajo nivel de preparación técnica de los trabajadores de trato directo que redundan en una serie de problemas en las intervenciones; 10) falta de políticas que aseguren el trabajo decente; y 11) baja calidad de servicios universales, como la educación y la salud (Hogar de Cristo, 2021).
Esta sintética, aunque significativa lista de debilidades de las políticas públicas nos muestra cómo el problema de las personas en situación de calle está lejos de reducirse a un problema de vivienda. Sin embargo, tampoco alcanza a abarcar la problemática incorporando una perspectiva socioafectiva. Es necesario incorporar tanto elementos estructurales como la perspectiva de derecho, tales como la política-económica, así como las políticas de empleo, de vivienda y de salud. En este sentido, Fundación Gente de la Calle ha puesto énfasis en la importancia de diferenciar las vulnerabilidades de grupos de especial protección como menores de 18 años, mayores de 60 años y personas con algún tipo de discapacidad física o mental. Asimismo, caracterizar las complejidades que se presentan en la población en situación de calle.
En definitiva, no basta una perspectiva centrada en los actores, en la agencia de las personas y las instituciones. Además de un abordaje sistemático, se requiere también la perspectiva estructural. Del mismo modo, tampoco se puede abordar por completo la problemática mediante una falsa dicotomía entre Estado, sociedad civil e instituciones privadas, sino que se necesita la colaboración conjunta de estos sectores. Es así como el problema de las personas de situación de calle se articula en una amalgama compleja, conformada por vivienda y mercado inmobiliario, salud física y mental, trabajo e inclusión social, características propias del Estado, ausencia de estrategias de prevención, entre muchos otros elementos.
CONCLUSIÓN
Con todas las críticas que se puedan plantear, es necesario reconocer que se han realizado avances importantes en materia de diseño y gestión de políticas públicas, así como de la implementación de programas sociales. Relevante también ha sido que se ha abordado el problema como un asunto en sí mismo, es decir, la situación de calle posee características propias en el contexto de la pobreza, no pudiéndose reducir a ella. Sin embargo, quedan planteadas las limitaciones de una definición operativa centrada en el problema de la vivienda.
Incluso se han ido considerando cada vez más elementos como los de prevención y superación, si bien, por el aumento de la población que vive en calle -punto de partida de esta reflexión-, claramente no han dado los resultados esperados.
Investigaciones, seminarios, articulaciones programáticas, innovación en modelos de análisis y gestión, son parte de las iniciativas desarrolladas. Se han tomado en consideración las rutas de ingreso a la situación de calle, así como las formas de experimentar tal existencia. Las perspectivas metodológicas han sido múltiples y
heterogéneas, así como se han intentado distintos modelos y enfoques de trabajo. Se han tomado en consideración los distintos tipos y niveles de deterioro biopsicosocial. Incluso se han creado servicios orientados a atender la singularidad de cada persona. Se ha realizado una caracterización de la población en términos de necesidades y demandas. Se han desarrollado programas para tratar necesidades vitales urgentes y orientados a la intervención preventiva. Hay programas especializados en la infancia y la adolescencia, en los adultos y adultos mayores, en los migrantes y en quienes presentan consumo de alcohol y droga. Se han construido diferentes tipologías, que distinguen entre personas autosuficientes, en asistencia y en emergencia. Y aun así no sólo persiste el problema, sino que aumenta y se profundiza.
Porque lo cierto es que, si el objetivo ha sido superar el fenómeno de la situación de calle y la inclusión social, entonces no sólo no se ha cumplido con el fin, sino que, según los datos, la meta misma se va alejando. ¿Cuáles son las razones de este singular fracaso, en medio de tantas iniciativas y recursos? En primer lugar, la característica propia del Estado chileno, es decir, su subsidiariedad, podría bien estar a la base del problema. No tanto por la derivación de gran parte de los recursos hacia las iniciativas privadas, sino porque el Estado mismo tiene una crisis estructural, en torno a sus políticas de empleo, vivienda y salud. Este problema estructural se traduce en aumento de los precios de arriendos, crisis de la vivienda, acrecentamiento del costo de la vida y otras consecuencias socioeconómicas que contribuyen a la proliferación de personas en situación de calle.
Por lo mismo, los programas sociales sólo alcanzan a cubrir un porcentaje menor del requerido. A la vez, las políticas sociales se proyectan a corto plazo y se asimilan demasiado a cada Gobierno, en vez de ser políticas de Estado de mediano y largo plazo.
Otra causa es que la realidad es dinámica, no estática, por lo que los planes para un periodo pueden enfrentar coyunturas que los desactualizan. Esto pasó para el periodo 2019-2022, con la crisis social y la pandemia por Covid. Pero va a seguir pasando con las distintas crisis globales existentes: económicas, socioambientales, migratorias, etc.
Recurriendo nuevamente a la síntesis planteada por el estudio “Del Dicho al Derechos”, del Hogar de Cristo, coincidimos con las causas allí planteadas: 1) escasa participación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo; 2) persistencia de vacíos jurídicos; 3) escasas acciones preventivas; 4) las intervenciones se encuentran orientadas a impedir la prolongación de las personas con mayor tiempo en calle, más que en fomentar su superación; 5) ausencia de un subsistema exclusivo para abordar la situación de calle; 6) escaso diálogo intersectorial; 7) las políticas de calle depende excesivamente del gobierno de turno, por lo que objetivos a mediano y largo plazo son escasos; 8) excesiva centralización; 9) bajo nivel de preparación técnica; 10) falta de políticas que aseguren el trabajo decente; y 11) baja calidad de servicios universales (Hogar de Cristo, 2021). También agregaremos el hecho de que el Estado persiste en una definición operativa que se reduce a la falta de vivienda. Pero agregaremos que no sólo se trata del error de persistir en una definición operativa, sino en la definición de un sujeto que se ha denominado “persona en situación de calle”, cuando, en rigor, estamos hablando de distintos porcentajes significativos de personas que responden a una o más variables de la multidimensionalidad de problemas que los aquejan.
Las personas que se ven expuestas, a la vez, a la pérdida de vínculos sociales, problemas socioafectivos, sometidas a la exclusión o marginación socioeconómica y cuyos derechos sociales y humanos han sido vulnerados, las aquejan más problemas que exclusivamente carecer de residencia fija y pernoctar en lugares que no tienen las características básicas de una vivienda.
REFERENCIAS
La Tercera, abril 2024. Chile tiene 21.272 personas registradas en situación de calle, un 6% más que en 2023 y el doble que en 2017. Por Max Estrada y Gabriela Mondaca. En: https://www.latercera.com/nacional/noticia/chile-tiene-21272-personas-registradas-en -situacion-de-calle-un-6-mas-que-en-2023-y-el-doble-que-en-2017/X2TR6G73M5B GRFRZNGUUI2XB4I/
Informe Estadístico Nacional. Anexo para personas en situación de calle (PSC), marzo 2024. Ministerio de Desarrollo Social y Familia.
¿Qué es la situación de calle o PSC? En: https://www.desarrollosocialyfamilia.gob.cl/ Política Nacional de Calle. Una estrategia para la inclusión de las personas en situación de calle. En: https://www.desarrollosocialyfamilia.gob.cl/btca/txtcompleto/midesocial/politnac_cal le.pdf
Hogar de Cristo (2021). Del dicho al derecho: Trayectorias de inclusión para Personas en Situación de Calle. Santiago de Chile, Dirección Social Nacional. En:
https://www.hogardecristo.cl/wp-content/uploads/2021/12/De-Dicho-al-Derecho.-Tra yectorias-de-Inclusion-para-Personas-en-Situacion-de-Calle.-2021-1.pdf