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Tres artículos de opinión sobre la actualidad. por Taeli Gómez Francisco

ONCE TESIS SOBRE EL PROCESO CHILE DESPERTÓ

Taeli Gómez Francisco

1. El modo de producción capitalista y la ganancia de unos pocos, ha sido producto de la explotación, la producción de plusvalía; en definitiva, de la relación capital-trabajo. Sus distintas formas de funcionamiento, tanto en lo que respecta su aparato jurídico, cultural y la manera de concebir a la naturaleza y sus seres vivos, ha sido extremadamente violento contra los pueblos y en especial con el chileno. Los abusos cotidianos enferman y matan a todos, salvo a su dueños.

2. El movimiento social Chile despertó en sentido profundo y técnico es un proceso revolucionario. Esto significa que tiene la aspiración de cambiar todo lo anterior en lo que tiene de fundamental y esencial: su organización y sistema político, económico y cultural no lo realiza de manera ni prudente ni gradual.

3. El funcionamiento de la democracia representativa y la organización de los partidos políticos y su desenvolvimiento, ha estado centrado en una modalidad de disputa que se ha autonomizado de las necesidades sociales. Esta se autorrepoduce en una dinámica representativa sin mandato, es decir, instan a ser elegidos con simples “slogan”. Y con un “cheque en blanco”, sin condicionar el contenido de sus mandantes ni menos aún, su sanción revocatoria.

4. El pueblo de Chile en este proceso revolucionario se ha ido organizando sin líderes. No valida a ninguno que esté vinculado a partidos políticos, ni de organización de ningún tipo que quiera negociar y mediar. El mensaje es claro, quiere construir un país nuevo desde el único sujeto en quien confía: su base organizativa inclusiva.

5. La cultura de respeto al colono, en todas sus variantes, ha terminado por agotar al pueblo chileno. Demostrado ha quedado con la destrucción de sus símbolos. El claro ejemplo del derrumbe de las estatuas de personajes que han violentado a los pueblos como Pedro de Valdivia y Francisco de Aguirre. Y con ello, ha surgido un sentir fundacional que es significado en un a bandera y símbolos que emergen del proceso revolucionario Chile despertó.

6. La relación con la naturaleza y todos sus seres vivos como si fueran una cosa a la que se debe vender y matar, representa el significado de un sistema basado en el capital. Esto es muy distinto al sentir americano de cuidado y respeto. El proceso revolucionario está manifestado contra la relación económica y cultural que se ha tenido con la Mapu Ñuke (Madre Tierra ) estos 500 años.

7. La necesidad de una nueva Constitución emerge de este contexto revolucionario como expresión de él. Es este el espíritu que quiere consagrarse en un pacto jurídico y político nuevo; este es el mensaje de la consigna que lo “grita”. No se trata de una cambiar una Constitución como texto normativo. De ahí que cualquier intento por reformarla o hacerla desde y con los sujetos políticos del antiguo y viejo sistema, no cabe en el sentir del pueblo chileno.

8. Cualquier intento de validar los acuerdos políticos que se desarrollen sobre el tema constitucional, implica retroceder. Más aún, en ellos está consagrada la misma forma y estructura que ha existido hasta ahora. Las cosas claras, las propuestas dadas como acuerdos, no representan una aspiración de transformación meramente normativa, sino una estrategia de mantener el poder. Es su pacto que se pretende imponer una vez más.

9. La idea de transformar las bases jurídicas que ha planteado el pueblo chileno representa un mensaje profundamente claro: él quiere hacer su Constitución como parte de un proceso fundacional de una nueva vida. Y debe tener claro, que para los efectos de un proceso constituyente, el pueblo es el único convocado jurídicamente para hacer una Constitución. Él es el titular del poder constituyente originario. En definitiva, es su opción derivarlo y retroceder o ejercerlo él mismo y avanzar.

10. La forma en que el pueblo chileno quiere hacer una Constitución de manera válida: es a través de procesos de base democráticos. Por tal razón, los cabildos, asambleas y encuentros de todo tipo, de barrio, sectoriales, gremiales autoconvocados, han ido legitimándose como momentos deliberantes y vinculantes. De ahí que representan el único y legítimo espacio constituyente para escribir el nuevo pacto que se pueda transformar jurídicamente en una Constitución.

11. El momento de plasmar y redactar el pacto jurídico (Constitución), como lo quiere el pueblo de Chile, no es ahora. Eso será en un momento posterior, un momento en el cual, él decida consagrar jurídicamente su triunfo. Más aún, cuando eso suceda, se deberá contar con todos los recursos de infraestructura, gestión y tecnológicos con los que un poder político organizado cuente. Todo a disposición del pueblo, como sujeto jurídico-político constituyente, para que se dé su propia Constitución. Hoy todavía es momento de defender las vidas y la salud que es masacrada en las calles.


CÓMO HACER UNA CONSTITUCIÓN SIN TRAMPAS:

EL PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO EJERCIDO POR EL PUEBLO CHILENO

(Por Taeli Gómez Francisco)

A. CONCEPTOS Y ESCENARIO (TRAMPOSO)

1. El PODER CONSTITUYENTE es el poder que tiene el PUEBLO para crear una Constitución. Este es ORIGINARIO y su titularidad solo recae en él, es indelegable. No hay ninguna otra autoridad que pueda hacerla, salvo que se le derive su ejercicio.

2. El escenario político chileno actual, en lo que respecta el tema Constitución, está en la disputa de quién ejerce el poder constituyente. La institucionalidad y los partidos políticos, están realizando todas las estrategias políticas y comunicacionales para arrebatárselo al pueblo chileno. Y este, al desconocer ser el titular del poder constituyente, arriesga perderlo.

3. La única posibilidad que tiene la institucionalidad para actuar dentro de derecho, es hacerlo como poder constituyente DERIVADO. Esto solo le faculta para reformar la Constitución actual. De esta forma, las fuerzas políticas representadas en el Congreso, resguardarán el proceso, a través de la reforma constitucional que dejará entregada la organización a una ley orgánica, la que precisará quién la redactará, cómo serán elegidos sus integrantes, sus quórum, etc. Sus abogados expertos, no dirán que es ilegítimo que el poder constituyente derivado, limite al poder constituyente originario que pretenda hacer una nueva Constitución y menos aún, que este último, está por sobre la Constitución y las leyes.

4. El “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución” está fuera de la institucionalidad, no forma parte ni poder constituyente originario ni derivado. Es solo un grupo de 11 presidentes de partidos políticos y 1 representante de sí mismo, que negocian de acuerdo a sus intereses.[1] Lo grave es, que se hace casi por cadena nacional y en las dependencias del ex Congreso Nacional; una puesta en escena que pretende revestirlo de una autoridad que no la tiene. Se atribuyen, a pretexto de circunstancias extraordinarias, la autoridad y derechos que no han sido expresamente conferidos por la Constitución o las leyes (lo que va contra el artículo 7° de la Constitución actual). Asimismo y de paso, se atenta contra el derecho del pueblo de Chile a su autodeterminación para establecer libremente su condición política, establecido por el Pacto internacional de derechos civiles y políticos.

5. Este acuerdo contempla dos posibilidades de órgano redactor de la nueva Constitución como Constituyente originario: Convención Mixta Constitucional (50% parlamentarios y 50% electos) o la Convención Constitucional (100 % electos) -última que sería una Asamblea Constituyente condicionada -.

6. En ambos casos, significa que un grupo de personas serían elegidas (con el sistema electoral actual de listas) para representar a la totalidad de los chilenos, para hacer una Constitución - ya sean electos el 100 % o 50% -. Para después de un año, entregar el producto terminado para ser plebiscitado, bajo la amenaza, que de no ser aprobada, se mantendrá la Constitución del 80”.

7. La postergación al año 2020 y 2021, implica no alterar el actual funcionamiento político del país durante ocho años más, pues se seguirían eligiendo alcaldes, parlamentarios y ahora gobernadores con la modalidad contemplada en la actualidad.

8. Las trampas son:

 Apropiarse del poder constituyente originario.

 Crear un órgano que opere como una Asamblea, con representantes elegidos para crear la Constitución (bajo el control de su formación y funcionamiento).

 Aunque se contemple, aún como supuesto, una pluricomposición con cuotas de género, pueblos originarios, etc., como lo propone el denominado “Acuerdo soberano” negociado por partidos como el Comunista, Progresista, la Federación Regionalista Verde Social, el Partido Humanista y el Partido Igualdad, sigue la misma lógica de la representatividad. Es decir, por ejemplo, un grupo de mujeres representará a todas las mujeres; un grupo de personas de pueblos originarios los representará a todos. Sumado a ello, en la votación general, siempre serán minorías en la correlación de votación al interior de la Asamblea o Convención Constituyente.

 Una Asamblea Constituyente con escaños asegurados a una pluralidad –mujeres, pueblos originarios…- , no implica composición de clase, ni defensa real de los intereses que dirían representar. Más aún, servirá para “blanquear” el resultado final que se legitimará con el discurso de participación.

B. EL PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO EJERCIDO POR EL PUEBLO CHILENO : CÓMO HACER UNA CONSTITUCIÓN SIN TRAMPAS

1. Para HACER UNA CONSTITUCIÓN SIN TRAMPAS, no se debe partir desde los beneficios particulares de las cuotas de poder, imaginados desde ambos acuerdos: acuerdos por la paz o acuerdos soberanos; sino responder a lo que quiere el pueblo de Chile y lo que está planteando VERDADERAMENTE hoy, en la revolución Chile despertó.[2] Más aún, si él es el titular del poder constituyente originario.

2. Se puede interpretar, a través de claras señales que:

 El pueblo chileno no confía en la representación. Tiene muchas pruebas de haber confiado en sus representantes los que posteriormente, terminan por darle la espalda. Por lo tanto, ni si quiera una Asamblea Constituyente podría escapar a dicha constante.

 El pueblo chileno no confía en la institucionalidad política gubernamental, ni en los partidos políticos actuales. Por lo tanto, ninguno de ellos podría ser mandatado para organizar un proceso constituyente.

 El pueblo chileno quiere un nuevo acuerdo, una nueva institucionalidad, sistema de valores y derechos, por lo tanto, ninguna autoridad podría reconocérselo mejor que él ejerciendo el poder constituyente originario, es decir, escribiendo una Constitución, para construir un nuevo país.

 Para el pueblo chileno, es tan relevante el fondo -lo que quiere pactar, su contenido-, como la forma -el procedimiento de deliberación vinculante-.

 El pueblo chileno no quiere derivar el ejercicio del poder constituyente.

9. El poder constituyente originario no tiene ninguna limitación, ni legal, ni histórica. Él, de acuerdo a su propia realidad y aspiración, puede decidir sobre la Constitución que quiere.

10. Siguiendo su lógica, debería tomar como modalidad de procedimiento de base :

 Organización de base en unidades democráticas constituyentes, las que podrían estar organizados en CABILDOS CONSTITUYENTES DELIBERANTES y VINCULANTES, a diferencia de los organizados en el gobierno de Bachelet, que solo eran un antecedente, al igual que los cabildos locales como fase deliberativa previa que propone el “Acuerdo soberano”.

 Ellos podrán organizarse:

i. Territorialmente (barrio, comuna, provincias, regiones)

ii. Sectorialmente (temáticos, salud, educación, medio ambiente, niños, tercera edad, mujeres, pueblos originarios etc.)

 Establecer un procedimiento participativo con organización de delegados. Quienes en diversas instancias puedan debatir y adoptar una redacción e ir validándose por las bases.

 No funcionamiento en Asamblea Constituyente representativa, sino en cabildos constituyentes deliberativos y vinculantes. No una cuota de pueblos originarios representados, sino ellos mismos organizados deliberando sobre sus intereses, lo que finalmente deberían ser considerados en la redacción.

 Entregar los documentos a una Comisión redactora, compuesta por los mismos delegados y apoyados de manera técnica.

 La redacción final, validarla con un plebiscito.

11. Todo el procedimiento debe ser gestionado y ordenado de manera que, el pueblo como constituyente originario, pueda darse la Constitución que necesita. Con el apoyo de recursos públicos, de gestión, tecnológico; en definitiva, con todo el apoyo organizativo que lo haga viable. Asimismo con garantes como las universidades y otros centros.

12. Finalmente, el pueblo gana esta batalla si logra mantener en su poder el ejercicio constituyente originario y pierde si se logra arrebatar su ejercicio para ser realizado por grupos, llámese Convención, Asamblea Constituyente u otra modalidad que implique elecciones y representación, pues en ello se pierde el debate y el tejido como forma de base, a través del cual, se van tomando las decisiones fundamentales de cómo se quiere constituir un nuevo país.

13. Una Constitución no se escribe por expertos, pues en definitiva, no es un mero texto. La escribe un pueblo, a través de sus expresiones de base, sus reivindicaciones, sus necesidades, sus valores, sus derechos y todo aquello que crea deba guiar una vida en común.

[1] Ver los intereses empresariales de la Comisión técnica, que según el punto 10 del acuerdo, le darán operatividad al mismo https://ciperchile.cl/2019/11/27/los-vinculos-con-el-poder-politico-y-empresarial-de-los-miembros-de-la-comision-tecnica-constituyente/

[2] https://kaosenlared.net/once-tesis-sobre-el-proceso-chile-desperto/ Rebelion. Once tesis sobre el proceso chileno


¿LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE: MÁS DE LO MISMO? (Taeli Gómez)

El pueblo chileno no tiene claro cuál es el alcance de un cambio de estructura jurídico-política; pero si sabe, que la estructura económica se sirve de ella para regular su funcionamiento.

De ahí entonces, no se debe centrar la movilización o la desmovilización en la redacción de una Constitución como un acto transformador per se. Lo que está en juego, es la apropiación de poder político de un pueblo que lo disputa diariamente.

El pueblo chileno tiene claro que no quiere relaciones socio-políticas que lo instrumentalicen, como la representatividad y/o democracia representativa usada para fines personales y familiares; ello por la desconfianza provocada, por los abusos, la corrupción, el engaño y todo el arrebato de soberanía popular que ha llevado al pueblo a un proceso de transformación.

En ese contexto, ¿por qué el pueblo que ha perdido el miedo y ha batallado por sus vidas en la calle, terminaría validando una Asamblea Constituyente, entendida para estos efectos, como un grupo de personas elegidas para redactar una Constitución? Es decir, ¿por qué ella le daría más confianza para redactar una Constitución que el Congreso, que ha sido elegido de igual manera?; ¿cuál sería la diferencia sustancial?; ¿cambiaría la forma de hacer política o de relaciones socio-políticas excluyentes y dominantes que existen en la actualidad?; ¿qué relevancia tienen los cupos de mujeres o pueblos originarios, si al momento de votar, ese porcentaje reducido no podría ni siquiera defender su propuesta?. ¿No será acaso una estrategia de control social que facilita un escenario de cambios no esenciales?

Finalmente, en este sentido, la Asamblea Constituyente puede ser un mecanismo que otorgue una posibilidad de salida para quienes pretenden calmar al “monstruo que despertó”; Sin embargo, ello no está ni cerca de responder a sus necesidades. La superestructura jurídica-política, como tal, jamás lo ha hecho, no es su fin, no surge para satisfacer los requerimientos de los pueblos, sino para las elites.

Primero solo participaban los que tenían propiedades, los hombres y los adultos, pero en la medida que se fue masificando ese tipo de participación, la estrategia fue cambiando; ahora todos podrían votar, pero solo algunos podrán ser elegidos, por ejemplo, los que logran competir en listas partidistas y costosas campañas. Inclusive no importa que sean los políticos tradicionales, puede ser cualquier persona famosa, lo relevante, es que su participación pueda ser anulada, ya sea por pactos, presión, porcentaje de su votación en relación a la maquinaria política u otras formas.

Una Asamblea Constituyente compuesta por más o menos 300 personas: ¿podría garantizar lo que el pueblo de Chile necesita? Cómo una sola persona interpretaría a 17 o 18 millones de chilenos. Cuáles son las razones que tiene el sector político dominante para promover una Asamblea Constituyente.

Por el contrario, lo que se debe hacer, es interpretar el sentido profundo y revolucionario de la movilización chilena y no buscar una salida a la crisis. Esta última porta su propia solución según su profundidad, y lo hará hoy o mañana. La movilización no se desgasta, porque el hambre no se desgasta, la pobreza no se desgasta, lo único que la desgasta, es el engaño, la manipulación y la semilla de la duda.

El pueblo chileno que está en la calle, recién ha leído la Constitución, pero no necesita ser experto, ni invitarlos para saber que el propósito político que ella encierra, es dominación y ganancia para los dueños del capital. El Pueblo chileno, como el pueblo latinoamericano, lo que quiere, son nuevas maneras de expresar y ser escuchado; nuevas maneras de concebir el Estado y por sobre todo, nuevas relaciones económicas y políticas.

El pueblo chileno quiere una Constitución, pero como fruto de nuevas formas de relaciones sociopolíticas. Es decir, como resultado final de un proceso realmente participativo y no como parte del actual representativo (incluyendo la propuesta de la Asamblea Constituyente). Es decir, que provenga de nuevas relaciones de participación popular vinculante, con la capacidad real de cambiarlo todo, dado su titularidad de poder constituyente originario.

Ahora bien, si hay necesidad de denominar Asamblea constituyente al proceso constituyente en Chile…, pero que sean muchas las asambleas constituyentes; que estén en todos los barrios, recogiendo el mandato manifestado en los cabildos constituyentes vinculantes…. ¡!

Entonces, lo que hay que hacer ahora, es exigir que la autoridad disponga de nuestros recursos públicos, al servicio de la organización del proceso de base deliberante y vinculante; un tejido que se construya con todos, una democracia directa, con mandatos claros y delegados.

El pueblo puede y quiere organizarse, y el que diga que no, aludiendo a un caos, nunca ha entendido lo qué es el ejercicio de la soberanía popular.

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