HUMANA TENTACIÓN
Si bien el conflicto palestino israelí ocupa las páginas de la prensa, debemos decir que ahí también existe negacionismo al no denunciar que el Estado de Isael ocupa ilegalmente el territorio palestino. Que el pueblo de palestino tiene derecho a combatirlo, pero al mismo tiempo, aunque se trate de fuerzas irregulares, deben regirse por las leyes de la guerra, los Convenios de Ginebra que prohíbe el ataque a civiles y otros crímenes de guerra. Sentarse la mesa es lo que debiera suceder.
Volviendo a nuestro país, a cincuenta años del golpe civil-militar todavía algunos insisten en justificarlo o en ocultar los hechos históricos que lo explican. Ello nos plantea no solo a una cuestión histórica sino filosófica sobre la verdad. Grandes pensadores se ocuparon de la verdad filosófica. Para Platón, el mundo era un reflejo imperfecto de un mundo suprasensible: “el mundo de las ideas”, en el que la verdad era un ideal a alcanzar junto a la belleza y el bien. Para esto, el alma de los individuos (que no pertenece a este mundo, sino al de las ideas) debía «recordar» lo que fue en otro momento de su existencia. Por su parte René Descartes introdujo la “duda hiperbólica”: utilizar la duda como método para alcanzar la verdad. De allí concluye «cogito ergo sum», que significa «pienso, entonces existo». Con ello quiso significar que la única verdad indiscutible era que un individuo existía. Para Immanuel Kant, la verdad era la adecuación del conocimiento con el objeto, la verdad instrumental; por otro lado, Friedrich Hegel consideraba como verdadero lo absoluto. En la vida cotidiana nadie está obligado a decir la verdad, pero no quiere decir que esta no exista. Frente a un hecho de cualquier naturaleza se puede reconocer la verdad o callar, pero el silencio no construye otra verdad, el silencio otorga. También se puede negar la verdad y declarar el hecho como falso, pero ello requiere decirlo explícitamente, sobre todo si el hecho ha sido acreditado por el propio Estado, como sucede con los crímenes de lesa humanidad y las violaciones de derechos humanos ocurridos en dictadura. En tal caso estamos ante el negacionismo.
LA AFECTACIÓN DE NEGAR
Es frecuente que un delincuente, autor, cómplice o encubridor, niegue su participación o conocimiento de la comisión de un delito o diga no me acuerdo. Cuando es un agente del Estado cuya participación en un hecho delictual está acreditada, no podrá acogerse a atenuante alguna no solo porque no coopero con la investigación, no solo porque cometió un crimen sino porque no cumplió con su deber de funcionario público o de un particular como agente del Estado. Pero, tal vez lo más grave social y políticamente considerado, es la ofensa hacía las víctimas, que es en definitiva la esencia del negacionismo. Decirle a una víctima que no fue secuestrada, torturada, exiliada, muerta o hecha desaparecer, cuando un juez así lo acreditó y el propio Estado lo reconoció, es un acto de negacionismo, lo que se agrava cuando un juez participa de ello. El negacionismo ha resurgido como una herramienta de estrategia política de los partidarios de la dictadura de Pinochet, supongo que, apoyando sus ideas, pero constituye un acto de cinismo, de crueldad y de falta de humanidad.
LA MEMORIA NECESARIA
Aunque para muchos lo que pasó en dictadura esta claro no solo por las declaraciones de las víctimas, ni por los informes de las organizaciones de internacionales de derechos humanos, como Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entre otras, no solo por los cientos de sentencias judiciales, sino porque las investigaciones que el propio Estado ordenó así lo aclararon, lo que condujo a que un Presidente de la República pidiera perdón a Chile y a las víctimas. Una dictadura no es solo las limitaciones a los derechos políticos, como sucedió entonces, sino es un día a día de crueldad, de incertidumbre, donde la integridad psíquica y física, así como la vida no están garantizados. Además, que las consecuencias de tales crímenes e inseguridades que perduran hasta hoy, se asocia a un modelo económico destinado a destruir las facultades del estado y las conquistas sociales obtenidas, y al mismo tiempo se construyó un esquema de impunidad y un consenso político razonable en lo politico, pero permisivo en lo criminal, que ahora el Presidente Gabriel Boric trata de enderezar con el compromiso del Estado en la búsqueda de los detenidos desaparecido.
COMBATIR EL NEGACIONISMO
En un contexto de dominación de los monopólicos y tradicionales medios de comunicación que apoyaron a la dictadura, la estructura institucional consensuada ha dado algunos frutos a favor del negacionismo como lograr rechazar, por medio del Tribunal Constitucional, por considerar inconstitucional un proyecto de ley que lo sancionaba. Chile no es único pais donde se ha practicado el negacionismo, por lo que la ONU, el Consejo de Europa y la Unión Europea han instado a prohibir la apología y el negacionismo de crímenes de lesa humanidad. La Unión Europea, en una Decisión marco de 2008/913, busca que el racismo y la xenofobia sean punibles en todos los Estados Miembros, e incluye normas contra el negacionismo. Hay varios Estados que sancionan esta práctica nefasta, negar tales crímenes. El Tribunal Constitucional alemán confirmó la compatibilidad de la norma que sanciona el negacionismo con esta libertad de expresión. El gobierno peruano presentó, en 2012, un proyecto de ley para un nuevo artículo del código penal sobre el negacionismo de los delitos de terrorismo. Ahora se pretende de manera difusa constitucionalizar el negacionismo con normas que limitan la acción judicial al restarle valor a los tratados internacionales sobre derechos humanos, eso sería lo último que como pais pudiéramos aceptar en materia constitucional. LA NEGACIÓN COMO VIOLACION DE DERECHOS HUMANOS. En el negacionismo no solo se trata de las violaciones del pasado que se hacen actuales al negarlas, sino de la violación, que implica negarles el derecho a las victimas a ser reconocidas como tales. Tal actitud, cuando es el Congreso Nacional que la avala, es una violación de derechos humanos, lo que equivale a culpar a la víctima, trasladar la culpa al otro. El año 2022 la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que condena el negacionismo del Holocausto y que pide a las autoridades de todo el mundo y a las redes sociales más medidas para combatir este tipo de contenido. El documento «rechaza y condena sin reserva alguna toda negación, ya sea total o parcial, del Holocausto como hecho histórico» y pide a todos los países que «elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir nuevos actos de genocidio». La resolución manifiesta su preocupación por el crecimiento de discursos negacionistas.
NO AL NEGACIONISMO CRIMINAL
El Estado tiene la tutela de los derechos humanos de manera que cualquier acto que viole estos derechos debe ser perseguido y sancionado por el Estado. El negacionismo es un acto violatorio de estos derechos que el Estado debe sancionar. Los crímenes de dictaduras en el resto del mundo si bien no son iguales al Holocausto, cuya particular brutalidad no debe olvidarse, son y han sido crímenes de lesa humanidad cuya negación es inaceptable no solo por una cuestión moral sino porque se victimiza de nuevo. Los discursos negacionistas que han aumentado gracias a internet y sobre todo a las redes sociales constituyen una manifestación de pobreza espiritual y de deshumanización que vulgariza a quienes los emiten. Tales discursos son también delitos de injuria contra las victimas y sus comunidades y contra el propio Estado que lo ha reconocido. De manera que legislar sobre el negacionismo tiene fundamentos normativos, políticos y filosóficos y por el bien de las víctimas y de la humanidad debemos hacerlo. LA VIOLENCIA COMO RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Que el Presidente Salvador Allende era una demócrata no cabe duda, rindió su vida por ello. Que el golpe civil-militar fue un acto violento nadie lo niega y que también fue un acto antidemocrático. Nadie es capaz de sostener lo contrario cuando se trata de atacar a un gobierno elegido democráticamente, la violencia no es la solución. Sin embargo, al cumplirse cincuenta años del golpe cívico militar no todos asumen la incongruencia entre la violencia y la política. Los hechos históricos que condujeron a la ruptura democrática son innegables, la intervención del gobierno de los EE:UU, el financiamiento de la CIA a grupos de empresarios golpistas, la política de acaparamiento de alimentos y otras obstrucciones a la economía organizada por la Derecha de entonces, los atentados y crímenes cometidos por la oposición al gobierno de la Unidad Popular, son hechos históricos que no deben olvidarse. Y miles de libros de historia así lo han consignado. De manera que el negacionismo no es solo ocultar lo que pasó con las víctimas de Pinochet y sus robos, sino la ruptura democrática organizada por una potencia extranjera.
EL NEGACIONISMO Y LA RESPONSABILIDAD DE LOS JUECES
La historia inmediatamente después de los hechos, la escriben los vencedores, pero, habiendo transcurrido un tiempo, como ahora 50 años, la escriben todos, de todos los colores. Para hacerlo se recurre a todas las fuentes posibles de conocer y entre ellas están los expedientes judiciales, donde los fallos son una parte y aún en ese caso la responsabilidad del juez es enorme y que duda cabe que su actuación pasará a la historia.
Los delincuentes en su egoísmo no piensan sino en ellos mismos, jamás en su propia familia la que quedará con el estigma, de manera que debería tener presente no solo la pena asignada a su acto delictual sino también como se escribirá sobre ellos.
Muchos crímenes están quedando en la impunidad, por lo que es necesario reflexionar sobre la muerte del expresidente Eduardo Frei Montalva para ver si es su caso. El Ministro Lamadrid hizo un esfuerzo notable en la investigación de la muerte de Eduardo Frei, llegando a la conclusión con pruebas médicas y testimonios que se trataba de un homicidio. El abogado que llevo esta causa durante años Álvaro Valera ha declarado que tiene la convicción que fue un homicidio ya que los elementos y presunciones que se reunieron y que conducen a que se trató de un homicidio y perfectamente planificado, son muy poderosos y constan en el expediente. ¿Como se entiende que jueces expertos en derecho, pero no en medicina hayan concluido diferente?, seguramente los historiadores podrán comentar ese fallo judicial que aparece tan contradictorio respecto de las evidencias. La memoria sin duda tendrá presente que se trata de crímenes imperdonables e imprescriptibles y todos deben responder en la medida de su responsabilidad, tal como lo exige la Asociación de Funcionarios del Poder Judicial que ha requerido a la Corte Suprema que cumpla con su deber e investigué a los jueces que no lo cumplieron. Por ello es evidente que el negacionismo es un acto de oportunismo que no podrá perdurar en la historia y sus autores quedaran en evidencia tarde o temprano.