El 4 de septiembre de 2021 los ciudadanos fuimos convocados a decidir entre la nueva constitución propuesta por la Convención Constitucional y la actualmente vigente, es decir, entre apruebo y rechazo a la propuesta.
Ese proceso constitucional fue épico en todos los sentidos, no solo como se originó a partir de una protesta masiva, la mayor en la historia del país, en la elección de los convencionales, en sus debates, en los obstáculos y trampas que intentaron colocar los partidarios del estatus quo constitucional, que de manera hipócrita se presentaron para redactar una nueva constitución cuando en realidad solo aspiraban al fracaso de la Convención. Sin embargo, finalmente por el trabajo intenso realizado en condiciones de pandemia, labor meritoria que merece reconocimiento, se propuso un texto a la ciudadanía el que fue rechazado ampliamente, lo que puede ser considerado una pérdida para el pais.
Todo el sistema de dominación, incluida los partidos políticos tradicionales de manera transversal boicotearon el proceso con el apoyo decidido de medios de comunicación controlado por los grandes grupos económicos. Los partidos políticos de centro izquierda se alienaron con el nuevo proyecto, quedando solo la derecha y la extrema derecha en la defensa de la Constitución de Pinochet, que contó, sin embargo, con el apoyo de vastos sectores sociales, logrando un 64% de los votos, dando paso a un nuevo proceso constitucional del cual resultó una nueva propuesta la que también fue rechazada por la ciudadanía.
LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES
Las constituciones modernas se originaron después de luchas violentas en la que los dominados vencieron a los dominadores. Fue el caso de Estados Unidos de América y luego de Francia, cuyas constituciones han sido modelos para el resto del mundo, luego en América Latina y en el siglo XX la de México y de la Unión Soviética. Estas constituciones como las que siguieron en América Latina y otras partes del mundo, no eran perfectas por cuanto solo declaraban derechos, pero no los garantizaba, e incluso los trabajadores no eran reconocidos como sujetos de derecho en igualdad, se permitía la discriminación por raza y se negaban derechos a las mujeres, salvo la Constitución de la Unión Soviética que puso el acento en derechos laborales y principios de igualdad más que en los políticos y la de Mexico de 2017 que puso el acento en los derechos sociales. Finalmente, con la creación de Naciones Unidas comenzó un cambio sustancial que fue paulatinamente ampliando el reconocimiento de derechos para todos incidiendo de manera sustantiva en el derecho constitucional moderno.
No es sino hasta fines del siglo veinte que los derechos económicos, sociales y culturales van adquiriendo el mismo estatus que los derechos civiles y políticos, en un desarrollo universal que está en curso.
UNA PROPUESTA INIGUALABLE
La primera propuesta constitucional democrática chilena de 2022, constituyó un cambio sustancial del constitucionalismo, siendo sus méritos múltiples. Tanto en su origen como en su contenido. Sabemos que no existe la perfección y que todo es mejorable, sin embargo, esta propuesta reflejaba la realidad mejor que ninguna. Desde luego como se originó, sin guerra civil, luego era paritaria, reconocía a los pueblos originarios, declaraba sin atenuantes la tutela del Estado sobre los derechos humanos y los garantizaba, otorgaba protección a todos los seres vivos, incorporó la protección del medio ambiente como de la esencia del Estado, establecía la participación democrática en todas las actividades política, culturales, sociales y económicas.
Dicha propuesta, admirada por constitucionalistas, consagraba derechos esenciales como la salud, la educación, el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados, el derecho a la vivienda, a la alimentación adecuada, el derecho humano al agua y al saneamiento, y el derecho a vivir en entornos seguros y libres de violencia, el derecho de propiedad, derecho a ser informado, derecho a la participación políticas, democrática y económica, entre otros. Era de lejos lo mejor que se ha propuesto por lo que es difícil comprender porque fue rechazada.
PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA
Repito aquí lo que escribí en el artículo una Épica constitucional (https://www.lemondediplomatique.cl/una-epica-constitucional-por-carlos-lopez-dawson.html) respecto a que algunas formas de participación política son destacables, en dicha propuesta constitucional, pero lo importante es el contexto democrático en que dicha participación se podría desarrollar lo que se releva en el artículo primero que declara que Chile es un Estado social y democrático de derecho, que además se constituye como una república solidaria, siendo su democracia inclusiva y paritaria, y que protege y garantiza los derechos humanos individuales y colectivos que son el fundamento del Estado.
Sin duda que esta propuesta constitucional apostaba por devolver al pueblo la soberanía reconociendo la diversidad que habita en su territorio. Recogía el principio de derecho internacional en cuanto la soberanía se ejerce democráticamente de manera directa y representativa, reconociendo como límite los derechos humanos, siendo deber del Estado respetar, promover, proteger y garantizar el ejercicio de la libre determinación, los derechos colectivos e individuales de los cuales son titulares y su efectiva participación en el ejercicio y distribución del poder en todos los ámbitos que la constitución establece. De esta manera también se pretendía poner fin a la democracia formal, para instalar una democracia sustancial, es decir con rendición de cuenta, con sistema de reelección anticipada, democracia directa.
La propuesta constitucional también garantizaba una amplia composición paritaria en el ámbito público y privado y rechazando todo tipo de discriminación. Promovía y garantizaba la efectiva participación en el ejercicio y distribución del poder, incorporando su representación política en órganos de elección popular a nivel comunal, regional y nacional, así como en la estructura del Estado, sus órganos e instituciones.
GARANTÍAS REALES
En la citada propuesta constitucional todos los derechos estaban garantizados, lo que quiere decir que los ciudadanos tendrían mecanismos para exigir el cumplimiento del Estado en la satisfacción de sus derechos fundamentales. Un ejemplo era el de la educación regido por los principios de cooperación, no discriminación, inclusión, justicia, participación, solidaridad, interculturalidad, enfoque de género, pluralismo y los demás principios consagrados en la propuesta constitucional. Se abandonaba la ideología neoliberal que acentuaba la competencia, el egoísmo y el consumismo. Entre las propuestas novedosas se consideraba que el Sistema Nacional de Salud incorporara acciones de promoción, prevención, diagnóstico, tratamiento, habilitación, rehabilitación e inclusión. La atención primaria constituía la base de este sistema y se promovía la participación de las comunidades en las políticas de salud y las condiciones para su ejercicio efectivo.
Respecto de la seguridad social, es decir el sistema de pensiones, reconocía la propuesta que toda persona tiene derecho a la seguridad social, fundada en los principios de universalidad, solidaridad, integralidad, unidad, igualdad, suficiencia, participación, sostenibilidad y oportunidad.
Un principio esencial del Estado moderno es garantizar la participación de la comunidad en los procesos de planificación territorial y políticas habitacionales. Asimismo, promover y apoyar la gestión comunitaria del hábitat. Ello también implica que los pueblos y naciones indígenas tienen derecho a ser consultados previamente a la adopción de medidas administrativas y legislativas que les afectasen, tal como lo establece el derecho internacional.
UN CAMBIO ESTRUCTURAL
Es importante considerar los cambios sociales que se manifiestan en muchas partes donde han triunfado propuestas regresivas, como el rechazo a una constitución moderna en Chile y la elección de candidatos para cargos públicos que han manifestado su rechazo a las políticas públicas y al Estado, incluido los partidos políticos. Para entender este nuevo contexto se necesita revisar el devenir del Estado desde la filosofía política. se debe poner en marcha un análisis coherente, que aporte una explicación del porqué de la política cómo debería ser la relación entre las personas y la sociedad. Teniendo presente que domina en esta área una mirada universitaria occidental euro centrista., una mirada no científica ni siquiera filosófica de carácter universal. En ese contexto se puede apreciar que el poder político y luego el Estado en su larga evolución han pasado por diferentes etapas que expresan el grado de conocimiento, información y experiencia de los pueblos, teniendo presente que el Estado es una creación humana, relativamente reciente, aun cuando se puede sostener que el poder político, que representa al Estado, ha estado presente desde que los seres humanos decidieron vivir en comunidad,
Se puede imaginar al Estado como un tren que circula desde una estación ignota por unas vías que son el tiempo y que a medida que avanza va cambiando su contenido, pero no su forma.
La historia de la política, del Estado y del derecho ha sido una preocupación científica antigua, de hecho, la obra de Aristóteles, La República, se basa en un estudio histórico de diversas constituciones. Los griegos Heródoto (484-420 a. C.), Tucídides (460-396 a. C.) y Polibio ( 201-118 a. C.) fueron estudiosos de la política desde perspectivas históricas y filosóficas. El Corpus Iuris Civilis, obra de Justiniano, descubrimiento de Ignerio en la Universidad de Bolonia en el siglo XI, es fruto de una investigación histórica del derecho. Si bien Maquiavelo escribe una historia de la política, debió estudiar las constituciones de muchos reinos para llegar a sus conclusiones. Esa percepción crítica también se hizo en nuestro país desde los albores de la Independencia latinoamericana.
El poder excesivo del Estado se manifiesta cuando se interpreta la norma jurídica como un derecho del Estado y al mismo tiempo como un instrumento de dominación y no uno al servicio de la persona. De hecho, solo es concebible el Estado como la casa común donde no hay privilegios, donde los más viejos no abusan, sino que enseñan. Es decir, donde nadie abusa de su condición. Ese es desde luego un Estado utópico, o una opinión acrítica o publicitaria, a lo que se aspira, pero no es la realidad.
Tal como es hoy el Estado, apreciamos un proceso, un desarrollo progresivo sobre el cual no es posible volver atrás: cada conquista que el ser humano consigue para sí que no signifique abuso, sino respeto, solidaridad, de manera que torcer esta lenta tendencia histórico cultural afectará la esencia del Estado: su valor ontológico. Por supuesto que pueden ocurrir retrocesos, momentos de incertidumbres, vacíos culturales, pero, lo alcanzado ya no puede ser negado y reaparecerá en cualquier momento. En ese contexto la corrupción del Estado encuentra un rechazo transversal.
Las concepciones políticas sobre el Estado han ido progresando. Desde una perspectiva positivista, en 1945 el derecho internacional público obliga a respetar sus normas a todos los Estados, incluidos los no miembros de la Organización de Naciones Unidas, lo que conduce a la universalización del Derecho. Paralelamente, en los años setenta del siglo XX, surge el neoliberalismo de manera que muchos autores identifican la globalización con el neo liberalismo, pero la doctrina neoliberal surge cuando la globalización llevaba bastante avanzado, ello no obsta en coincidir con la crítica que sostiene que la doctrina del neoliberalismo encontró un campo fértil para su práctica y al mismo tiempo para demostrar el error y el fracaso de sus postulados y las consecuencias en la vida de las personas y ha favorecido la corrupción de la política y el surgimiento del populismo.
LA REPRESENTACIÓN SOCIAL
Por lo general asumimos que ciertas clases sociales controlan el Estado, sea por su dinero, por sus estructuras preestablecidas, por la religión o por el control de los medios de comunicación. Pero, también existe una cierta idea popular sobre el poder excesivo del Estado que sería rechazado por la población mayoritariamente. Esa idea podría ser la causa del triunfo de propuestas regresivas y de lideres políticos populistas que reciben el apoyo de conservadores, de grupos racistas y antiinmigrantes, supremacistas blancos y otras corrientes similares. Grupos en definitiva socialmente heterogéneos. Una abundante literatura ha analizado este fenómeno ( Levitsky, Steven y Ziblatt, Daniel. 2024. La dictadura de la minoría. Cómo revertir la deriva autoritaria y forjar una democracia para todos. España. Editorial Ariel).
Una hipótesis distinta puede ser considerar el cambio de la estructura social cuyo efecto en la política es la crítica al Estado. Desde luego la clase obrera como tal está desapareciendo para convertirse en un consumidor que aspira lograrlo. El nuevo modo de producción acentúa el individualismo y afecta el trabajo en equipo que exige la acción política, permitiendo el surgimiento de lideres que prometen soluciones para facilitar el consumo. Además, el emprendimiento individual como una forma de trabajo fortalece la idea de un supuesto apoliticismo, sin olvidar el acerto de Sartre: cuando no elijes, elijes igual. CONCLUSIONES El panorama politico es complejo y no parece fácil prever como se desarrollará, salvo la idea que la confusión prima. Desde luego el modo de producción va conformando la estructura social y luego la superestructura política. Pero, esta última se demora años en manifestarse. En esa perspectiva debiera tenerse presente que el derecho se rige por el principio progresivo, es decir lo logrado se va consolidando lentamente, y salvo excepciones, no vuelve atrás. De manera que una propuesta constitucional como la que se rechazó en septiembre de 2022, podrá ser revivida, modernizada y perfeccionada para que todos puedan asumirla como propia.
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Carlos López Dawson es Dr. en ciencia política y Dr. ( c ) en derecho, abogado, académico e investigador.