En los últimos tiempos, los incendios forestales en Chile, especialmente aquellos que afectan las zonas donde se encuentran los límites entre los bosques plantados y las áreas urbanas o rurales, han sido motivo de preocupación constante. Su ocurrencia durante los meses de verano ha generado gran inquietud entre la población, las instituciones y la sociedad en general (Araya-Cornejo, Lizana & Abarca, 2023).
Esta situación se atribuye principalmente al crecimiento urbano en áreas inadecuadas, como laderas y quebradas, donde la construcción masiva de viviendas ha creado condiciones peligrosas que se ven exacerbadas por la presencia de incendios forestales. Estos incendios generan y dispersan brasas, pequeños fragmentos de material vegetal en llamas (pavesas), que, transportados por el viento, pueden contribuir a la propagación del fuego en áreas sin medidas de prevención, como ha ocurrido en Ganadillas de Miraflores, Santa Inés, Viña del Mar y Chupallas.
Es esencial destacar que estas comunidades carecen de infraestructura preventiva, redes de extinción y una adecuada red vial, lo que dificulta la respuesta a estos eventos con alto potencial de propagación debido a las características del territorio. Sin embargo, es crucial comprender que los incendios son síntomas de problemas más profundos, lo que enfatiza la necesidad de revisar y mejorar las políticas públicas de prevención y mitigación de desastres.
Los incendios forestales han recibido una atención mediática significativa debido a su creciente frecuencia, severidad y voracidad, atribuidos en parte a la actividad humana y al cambio climático. La expansión de las plantaciones forestales y el aumento de las temperaturas han agravado la situación, impactando no solo a la industria forestal, sino también al medio ambiente y a las comunidades locales (Westerling et al., 2006).
En términos de coordinación territorial para responder a estos eventos, es relevante mencionar la transformación de la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI) en el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED), lo que ha otorgado mayores responsabilidades y atribuciones para la gestión del riesgo de desastres en el país, según la nueva legislación.
Los incendios forestales no solo causan daños ambientales, sino también graves consecuencias económicas y sociales, afectando la vida y la estabilidad de las comunidades. Por lo tanto, es esencial implementar medidas de planificación territorial que prioricen la prevención de incendios forestales y la protección de las áreas vulnerables, mediante estrategias basadas en evidencia científica y un monitoreo constante.
Dado el pronóstico de un aumento en la intensidad de estos eventos, es crucial establecer mecanismos de mitigación que reduzcan el riesgo asociado a la distribución extensa y homogénea de las plantaciones forestales. No tomar medidas adecuadas representaría un riesgo inaceptable para la sociedad.
La situación descrita anteriormente se repite hoy en día, pero con elementos adicionales que aumentan la virulencia del fuego. La superposición entre áreas de reserva forestal y desarrollos habitacionales, junto con la presencia masiva de diferentes tipos de viviendas en zonas afectadas, muchas de las cuales carecen de medidas de mitigación adecuadas, como cortafuegos, agrava aún más la problemática (Montenegro et al.,2004).
Es importante complementar el análisis de los incendios forestales en Chile considerando factores adicionales que contribuyen a su complejidad, como la dinámica socioeconómica y demográfica de las comunidades afectadas. En muchas ocasiones, estas comunidades tienen acceso limitado a recursos y servicios básicos, lo que dificulta su capacidad de respuesta ante los incendios. Además de una escasa planificación de la emergencia que genera un caos en los procesos de evacuación que hacen de estos episodios de incendio un clima proclive para maximizar la tragedia.
Otro factor importante es el papel de las políticas forestales y de uso del suelo. La expansión descontrolada de las plantaciones forestales, en algunos casos monocultivos de especies altamente inflamables, ha aumentado la vulnerabilidad de ciertas áreas a los incendios. Además, la deforestación y la pérdida de biodiversidad pueden hacer que los ecosistemas sean más propensos a los incendios y más difíciles de controlar una vez iniciados (Camus, 2006).
En este sentido, es crucial abordar los desafíos multidimensionales de los incendios forestales desde una perspectiva integral que incluya medidas de prevención y respuesta, así como consideraciones socioeconómicas, ambientales y de gobernanza. Esto podría implicar la promoción de prácticas de gestión forestal sostenible, la mejora de la infraestructura y los servicios en áreas rurales, y el fortalecimiento de la educación y la conciencia pública sobre la prevención de incendios y la seguridad en caso de emergencia (Carmona et al.,2012).
Creemos que es esencial fomentar la colaboración entre diferentes actores, incluyendo gobiernos, comunidades locales, organizaciones no gubernamentales y el sector privado, para desarrollar estrategias efectivas y sostenibles para mitigar los impactos de los incendios forestales y proteger a las personas y los ecosistemas vulnerables (Cardille et al., 2001)
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Fabián Lizana Vásquez es profesor de Historia y Ciencias Sociales, Magíster en Geografía de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y Doctor(c) del Programa de Doctorado en Geografía del Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile. Profesor colaborador de la Escuela de Antropología, Geografía e Historia de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Financiamiento: ANID DOCTORADO NACIONAL 2022-661370. Correo electrónico: fslizana@uc.cl ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6541-9334.
Francisco Abarca Paredes es Geógrafo y Profesor de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Academia de Humanismo Cristiano. Magister en Geografía y Geomática, Pontificia Universidad Católica de Chile y Doctor(c) del Programa de Doctorado en Geografía del Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile. Profesor colaborador de la carrera de Geografía de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Financiamiento: ANID DOCTORADO NACIONAL 2023 -21231803. Correo electrónico: faabarca1@uc.cl. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3676-8375
BIBLIOGRAFÍA:
• Araya-Cornejo, C., Lizana Vásquez, F. E., & Abarca Paredes, F. A. (2023). Un principio ético para la Gestión de Riesgos de Desastres Socionaturales en Chile: aportes desde una mirada geográfica. Estudios Socioterritoriales. Revista De Geografía, (33), 1–19. https://doi.org/10.37838/unicen/est.33-139 • Camus P. 2006. Ambiente, Bosques y Gestión Forestal en Chile. 1541-2005. Santiago, Chile. Ediciones LOM. 374 p. • Cardille J, S Ventura, M Turner. 2001. Environmental and social factors influencing wildfires in the Upper Midwest, USA. Ecological Applications 11: 111-127. • Carmona A, González, L Nahuelhual, J Silva. 2012. Spatiotemporal effects of human drivers on fire danger in Mediterranean Chile. Bosque 33(3): 321-328. • Castillo M, P Pedernera, E Peña. 2003. Incendios forestales y medio ambiente: una síntesis global. Revista Ambiente y Desarrollo 19 (3): 44-53. • Montenegro G, R Ginocchio, A Segura, J Keely, M Gómez. 2004. Fire regimes and vegetation responses in two Mediterranean-climate regions. Revista Chilena de Historia Natural 77: 455-464. • Westerling A, H Hidalgo, D Cayan, T Swetnam. 2006. Warming and earlier spring increase western US forest wildire activity. Science 313: 940-943.