"En tiempos de engaño universal,
decir la verdad se convierte
en un acto revolucionario".
(George Orwell. "Rebelión en la granja")
Quisiera escribir un bello texto sobre este hito en la historia alternativa sobre el vino chileno. Niego esa capacidad sin ser pretencioso y tampoco sin pecar de una falsa modestia. Creo que las palabras no agotan esta experiencia vibrante vivida en el Hotel Boutique Castillo Rojo en el Barrio Bellavista, esa icónica casona que algunos tal vez recuerden por la serie televisiva "La Buhardilla" en los años en que la televisión chilena aportó a la cultura chilena con políticas a favor del fortalecimiento de la cultura popular.
Me disculpo de la distracción, ya que lo relevante en esta columna es resaltar este encuentro de pequeños productores de vino, concientes por la agroecología, que se autoconvocaron para realizar un seminario sobre el vino natural, contundente y bien organizado que terminó con una notable feria. Este hecho es inédito en nuestra historia nacional del vino, en lo limitado de mi memoria no recuerdo algo similar. Quiero remarcar este acontecimiento como hito dentro de una historia alternativa sobre el vino en Chile, que no requiere ser parte de la historia "oficial" más cercana a otra historia, la historia del mercado reducido a lo comercial controlado por unos pocos empresarios que han sido cuestinados y demandados por malas prácticas utilizando las leyes para beneficio propio, no colectivo ni social, ni cultural.
Este primer Seminario sobre el vino natural, requiere marcar el énfasis en que es autoconvocado por sus productores y como bien dijo Ignacio Pino no desde la moda sino que pensando en el futuro, consolidando formas de hacer que se destaquen por el respeto a las parras viejas, al método de trabajo, la trazabilidad territorial, la historia y narrativa que son conformadoras de una identidad que les permite diferenciarse de los vinos convencionales que impone el mercado controlado por la gran industria monopólica que ha homogenizado la estructura de los vinos y que impone una modernización no siempre necesaria.
La reunión en torno al vino, es generalmente una fiesta, que por nuestra condición vitivinícola podemos celebrar con vinos de alta calidad que contribuyen a nuestra buena alimentación. No es un mal recuerdo esas mesas domésticas en la memoria que remite a la infancia que hemos vivido en donde la presencia del vino ocupa un lugar ritual heredado de manifestaciones sagradas. El vino es eso, es cultura, es parte de lo que somos, por eso es que nos puede parecer algo cotidiano y propio en la existencia.
El seminario contó con la participación de productores, científicos, académicos y comunicadores, abiertos a un diálogo constructivo que fortalece esa precaria cultura que tenemos sobre el vino, sus prácticas y sus historias. Cada productor presente debe ser rescatado como un testimonio relevante no sólo por su historia y trabajo sino por ser parte de esta autoconvocatoria que es una expresión de un "manifiesto sobre el vino natural chileno". Los invitados como expositores, entre otros, el economista social Eduardo Letelier, la investigadora Olga Barbosa, la productora Carolina Alvarado, el sommelier peruano Diego Cruz.
El contenido de las reflexiones proponía la comprensión de la producción del vino desde una mirada agroecológica que aporta características diferenciadoras en los métodos de producción desde una conciencia por la identidad que se sitúa con la pertenencia a su lugar, rescatando valores ancestrales y la integración del conocimiento científico genuino que contribuye al buen vivir con ese respeto por la tierra viva que se comprende como compleja.
Es esta una experiencia que está llamada a ser parte de la "rebelión del vino" que sin duda no sólo es pertinente sino que necesaria. Hermoso encuentro con los productores que ya reconozco y respeto como Arturo Herrera, Sebastián Albornoz, Lester Rojas, Sofía Parra, José Sepúlveda, etc; junto a los que comienzo a conocer Claudio Vásquez, Consuelo de El Rito, Pablo y su hermana de Mingaco, el padre y la hija de Raíz Criolla, Jorge Cotal, Max Kutral, Pablo de El Origen, Gustavo Martínez, entre otros. Volver a brindar junto a amigos con los que se comienza a forjar una identidad valórica, que va siendo compartida por un relato común, ahí estaban Rocío Alvarado, Gonzalo López, David, Ismael y Marujita. Varias menciones me faltan, son más los protagonistas que participaron y seguramente serán más los que se hagan parte de este movimiento social, cultural y político fundante que comienza a escribir esa otra historia alternariva del vino que nos pertenece.
Un día de emociones que constituye una expresión política de quienes son los protagonistas fundamentales en esta historia que apunta a la responsabilidad en el método de producción, respetando la historia y la sabiduría patrimonial, fortaleciendo los valores de colaboración y de la solidaridad capaz de enfrentarse con valentía a la injusticia, problema transversal en nuestra sociedad. Este hito de organización marca una senda auroral cristalizando un momento de inauguración que reúne el deseo colectivo de todas esas trayectorias y testimonios dotados de ese espíritu de rebeldía sustentado en la sabiduría y en la praxis colectiva.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra