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Visión humanitaria y social de la salud: la resistencia a la salud de mercado. Entrevista de Alex Ibarra a Mayra Méndez

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Entrevista a Mayra Méndez Maturana (M.M) Médica. Realizada por Alex Ibarra Peña (A.I) Colectivo de Pensamiento Crítico palabra encapuchada.

A.I: Agradezco hayas aceptado esta invitación a dialogar en la entrevista. Tienes una formación profesional en el área de la medicina, una de las carreras de más alto costo en el sistema educativo de mercado vigente en Chile. Pero, te formaste fuera del país, con la suerte de estudiar gratis en la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba, siendo parte así de una generación de estudiantes chilenos que les ha tocado sufrir eso que algunos llaman el “exilio educativo”, ¿cómo fue qué decidiste ir a estudiar allá?, ¿qué motivaciones tenías?.

M.M: También agradezco la invitación a esta entrevista. Desde pequeña estuve interesada en encontrar una profesión que me acercara a las personas, me gustaba mucho la idea de estudiar medicina. Conocía lo difícil de estudiar en Chile y las brechas que existen entre las escuelas secundarias, fue en este tiempo que comenzaban también la lucha de los “pingüinos”. Nunca pensé que podría estudiar en Cuba, conocía esta Isla sólo desde las clases de historia, desde los relatos de mi familia y la imagen de Fidel y el Che como cuentos de mi niñez; cuando supe que existían becas nunca dudé que era lo que más quería, llegar a ese país soñado, donde contaban que los estudios y la salud eran realmente un derecho, la medicina era la más humanitaria y solidaria, lo que no me contaron fue que conocería una realidad mucho mejor de lo que esperaba.

A.I: Debido a esta formación se puede decir que eres miembro del “Batallón blanco”, además de recibir una rigurosa formación profesional tuviste una exigencia en formación política e intelectual. ¿Qué nos puedes contar de esta formación que recibiste? ¿Tienes alguna opinión en torno a la formación universitaria chilena, que muchas veces se reduce sólo a la formación profesional de sus estudiantes?

M.M: La Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) es un idea creada por Fidel en 1999, luego de los huracanes George y Mitch, ocasionaran unos 10 mil muertos y desaparecidos, y millones de damnificados. Cuba envía brigadistas médicos como parte de sus principios en salud y el internacionalismo. Aquí se crea la idea de la ELAM donde hijos de obreras y campesinos de latinoamérica, puedan liberar la salud de sus pueblos. Esta escuela consta de jóvenes de 55 países y 104 comunidades de Latino América, por lo que mi formación fue profundamente latinoamericanista. No estudiamos sólo medicina, se incluía también el deporte, inglés e historia, esta última referida a la medicina de nuestros pueblos indígenas y a la historia y cultura de latinoamérica,. Sin embargo, el mayor aprendizaje fue desde nuestros compañeros, en los cuartos, los pasillos, el comedor y las galas culturales. Cualquier tipo de formación política fue de opción personal, nunca nos pasaron en clases políticas del socialismo cubano ni del partido comunista, tampoco recibimos formación militar como muchos piensan, si querías aprender sobre el socialismo bastaba con mirar a los trabajadores, mirar en los consultorios y observar nuestra misma escuela.

En Chile los derechos sociales están mercantilizados, tenemos una educación basada en la competencia con pruebas mecanizantes con colegios que se permiten elegir a niños como “mejores” por su nivel económico y social. Las universidades también siguen los patrones de la competencia. La carrera de medicina es muy calificada de forma técnica y a la vez muy pobre en empatía y vocación, la malla curricular se centra poco en la salud comunitaria y familiar, relegando a un segundo plano las actividades de prevención y promoción, y elevando a la medicina de atención secundaria a la “más importante y de mejor calidad”.

A.I: No conociste la Cuba en sus mejores años sino que viste la Cuba actual bloqueada por el imperialismo y denostada por la prensa neoliberal de las grandes Corporaciones, tu estadía allá es de hace pocos años atrás. ¿Cómo se vive la utopía socialista? ¿Sigue vigente una convivencia alternativa al modelo económico globalizado?

M.M: No diría que la Cuba de antaño fueron sus mejores años, la historia de nuestros países pasan por diferentes etapas y se encuadran en contextos históricos, sin duda causa un enorme daño el bloqueo económico, pues golpea también la salud de los niños y niñas donde muchos medicamentos e insumos médicos se le niega comprar.

El socialismo cubano como decía, comencé a vivirlo desde que llegamos a la isla, se preocuparon de que tuviéramos comida, ropa, libros hasta un pequeño dinero para nuestros gastos, profesores que no nos diferenciaban por nuestro color de piel, el ingreso económico de nuestros padres, si hablábamos español o no; sin diferencia a cómo vivían los estudiantes cubanos. Lo más significativo lo aprendí en el hospital, podía ver que las personas ingresaban sin pedirles previsión, el cómo se comparte entre enfermos y familiares, pues un paciente perfectamente es vecino del mejor médico del hospital o un auxiliar de servicio se ha criado en el barrio del cirujano destacado. También comprendí cómo mis profesores podían viajar a consultas a Europa por una semana para luego subir a una micro o almorzar en el mismo comedor que sus compañeros y estudiantes.

Cuba es un pueblo que este año reafirma su forma de vida, su lucha por los pueblos del mundo y sobre todo su independencia y socialismo.

A.I: Volviste a Chile y optaste por trabajar en el sistema público de salud, cuestión que la mayoría de los médicos evade. No sé mucho del tema hospitalario, pero son evidentes los reclamos de la ciudadanía en torno a la calidad de la atención y también por la cuestión de la cobertura. Por otro lado, se puede observar el aumento en estructura y prestación médica especializada en los barrios, en centros independientes de los hospitales. ¿Qué análisis tienes del sistema de salud pública en Chile? ¿Dónde ves los principales logros y las principales deficiencias?

M.M: En chile existe un sistema de salud mixto, uno podría pensar que conviven el sistema público y el privado, pero es más bien una forma parasitaria, donde a diario el sistema privado roba fondos al sistema público principalmente por la modalidad de libre elección. Cuando pensamos que Chile fortalece su sistema público, en verdad compra camas y servicios al sistema privado al doble o triple del precio. Tenemos un sistema de salud que entre el 2010 y 2015 mueren 57.551 personas esperando una consulta con un médico especialista y 10.083 una cirugía, es decir 67 mil personas murieron en espera, donde casi 25.000 niñas y niños esperan cirugía pediátrica. El análisis que hago es que estamos en un sistema cruel donde tu poder adquisitivo es capaz de comprar un derecho básico irremplazable. En Chile hasta el momento no existen prestaciones médicas especializadas en los barrios como política pública, se pueden ver pocos casos donde hay especialista en la atención primaria.

Lo que puedo rescatar es que en la atención primaria vemos muchos trabajadores que son del mismo barrio o comuna, lo que por cierto enriquece la atención y la mirada de salud comunitaria. La principal deficiencia es que sea un sistema mixto, donde las Isapres sacan jugosas ganancias a costa de la enfermedad de las personas y las regalías que da el Estado chileno a sus empresarios.

A.I: Otro hecho de fácil constatación es la integración de médicos provenientes de distintos países vecinos, dado que en el país desde hace algunos años se viene dando un incremento de la migración. Esto ha tenido impacto no sólo en la salud pública sino que también en la privada. ¿Cómo ves el aporte que hacen estos médicos migrantes al sistema de salud? ¿Faltan médicos en Chile?

M.M: Creo que la migración siempre ha existido en Chile y este aumento nos enriquece como país, no están exentos los médicos migrantes, existen consultorios u otros servicios donde los médicos graduados en el extranjero son el 90% de los profesionales contratados. La crisis en la salud se extiende desde hace varios años, los médicos migrantes han sido clave en robustecer la salud pública y siendo esenciales en la atención primaria, muy desvalorizada en Chile.

También observamos que muchos médicos especialistas llegan a trabajar en la atención secundaria. En Chile luego de que los médicos especialistas terminan su proceso de devolución en un servicio público, un 30% de ellos migra al sector privado y un año después los sigue otro 20%. O sea, en dos años, sólo queda un 50% o menos en el sector público. Según la Agrupación de médicos de APS, en artículo de prensa del 2014, sólo el 5% de médicos recién egresados se mantenía trabajando en el sector público.

La llegada de médicos generales y especialistas constituye una competencia en el gran mercado chileno, donde los empresarios -que también ponen sus manos en la salud- son los encargados de realizar un examen que puede impactar en la salud de un país. Cuando nosotros llegamos a Chile debemos rendir un examen llamado EUNACOM, que no es un examen de revalidación ni un sistema de evaluación válido para acreditar calidad. Este examen es un filtro, una barrera para el ejercicio de profesionales graduados en el extranjero, y al determinar quién trabaja en el sector público, también ejerce una influencia directa en políticas públicas de salud, lo que al ser administrado por una entidad privada, le da el carácter de inconstitucional.

Es por esto que la Agrupación de Profesionales graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), hemos planteado un proyecto en donde los médicos graduados en otros países, realicen un tiempo definido de Servicio Social evaluado, que contemple una evaluación teórico-práctica contextualizada en la realidad de la Atención Primaria de Salud y en las Urgencias atendidas a este nivel, que permita junto con medir sus conocimientos y calidad de atención, paliar la brecha de médicos generales y especialistas existentes en nuestro país. Este sistema de revalidación debiese estar en manos de los Ministerios de Educación y de Salud, que son los que tienen la responsabilidad indelegable de hacerse cargo de estas funciones.

El déficit de médicos bordea los más de 1.300 médicos en atención primaria de salud, y alrededor de 3.700 médicos especialistas para completar la oferta en toda la red pública.

A.I: La educación y la salud son cuestiones básicas de Derechos Humanos, sobre ambas existe la sospecha fundada de que el Estado se encuentra en deuda en relación al aseguramiento de éstas para todos los ciudadanos. Enfocándonos en la salud, ¿consideras que hay una planificación, por parte del Estado para superar esta falta a un Derecho Humano básico? ¿Se advierte alguna perspectiva consciente de la importancia política que tiene la salud?

M.M: Creo que el Estado chileno nunca ha pensado que la salud es un derecho humano, esto queda explícito en el caso de Lorenza Cayuan la cual fue es obligada a mantenerse engrillada durante el parto con la presencia de gendarmería en sala o en caso de la Machi Francisca Linconao, presa y perseguida de forma injusta bajo la ley antiterrorista, separada de su comunidad y la naturaleza de ser machi, quien además es castigada por estar en huelga de hambre. No podemos dejar de mencionar cómo el Estado también deja en el olvido a los ex presos políticos y torturados en dictadura, a quienes mantiene bajo un programa vergonzoso de reparación en salud, y quienes aun se mantienen luchando, llegando a una huelga de hambre el 2016 de 100 días.

Creo que los movimientos sociales son capaces de crear el cambio de la salud en nuestro país, existen varias personas que llevan tiempo trabajando en este tema, reivindicando luchas, denunciando las injusticias y aprendiendo de la salud comunitaria. El año 2015 nace el movimiento Salud Para Todas y Todos, donde convergen organizaciones sociales e individualidades, estudiantes, trabajadoras y trabajadores de diferentes áreas, dirigentes sindicales, pobladores y pobladoras que buscan una nueva salud. Es una herramienta social que busca aportar en la transformación del sistema de salud y el modelo de sociedad amplio en el que nos insertamos.

A.I: Suele haber una visión negativa de los médicos, en el sentido de que no hay preocupación real por el bienestar de la ciudadanía. Las prácticas médicas suelen ser bastante frías en la forma de tratar con las personas. Entonces, existe la sensación de distancia del médico ya sea con el paciente de forma directa, pero también en relación a la pertenencia del médico a un grupo social o comunidad. En tu caso personal, cumples con tu trabajo, pero además perteneces a una agrupación que hace una suerte de voluntariado, con un interés fundamental por la persona y por el grupo social. ¿Nos puedes contar sobre esta experiencia que tú y otros realizan? ¿Cuáles son la motivaciones de este compromiso social que tienen?

M.M: El gremio médico en nuestros años se ha caracterizado por ser un grupo de élite no sólo económico, que bajo el amparo del capitalismo toma el conocimiento en sus manos e invalidando muchas veces los saberes ancestrales en salud. Junto a esto es poca o casi nula su participación en las reivindicaciones sociales que no pertenezcan a sus intereses; como aprendimos en Cuba, el que sólo de medicina sabe, nada sabe.

Entre los egresados de Cuba participamos de la Agrupación de Egresados ELAM-Chile, trabajamos de forma activa en la Brigada Henry Reeve Chile, replegándonos a lo largo de todo el país, por ejemplos en los desastres naturales del 27F, aluvión de la tercera región, incendios en Valparaíso, entre otros, y actualmente nos mantenemos en la octava región apoyando a los damnificados, voluntarios y bomberos. Otra rama de nuestro trabajo, y creo la más sólida, es la asociación al movimiento social con mayor fuerza a la defensa de la salud. Esta es nuestra cualidad más importante como médicos egresados de Cuba. Siguiendo esta misma línea es como llegamos a ser parte del Movimiento Salud para Todas y Todos. Creemos que la construcción se debe hacer desde los espacios sociales, donde buscamos una salud pública, universal, gratuita, digna, y profundamente comunitaria en la toma de decisiones, con financiamiento único por parte del Estado, multicultural, antipatriarcal y democrática donde la sociedad en su conjunto sea la protagonista de su propia salud.

En estos momentos tenemos un espacio nacional de articulación donde levantamos luchas comunes pensando en que la solidaridad y trabajo conjunto son nuestros mejores aliados.

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