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A 40 AÑOS DE LA DEMOLICIÓN DE NUESTROS SUEÑOS por Miguel Lawner

Si…. se cumplen 40 años desde cuando la oligarquía criolla y el imperialismo norteamericano empujaron a los militares chilenos a acabar con la noble tentativa de construir un mundo más justo y solidario para todos los chilenos.

Hoy día, proliferan seminarios, exposiciones, eventos artísticos y culturales destinados a analizar la singular experiencia que encabezó el Presidente Allende. Algunos programas presentados en los canales de Televisión, exhiben escenas desconocidas del terror, la represión y los horribles crímenes que siguieron al aciago 11 de septiembre d 1973. Por otra parte, muchos medios de comunicación que procuran aparecer como objetivos, atribuyen a tirios y troyanos la tragedia descargada sobre nuestro pueblo.

Sostienen la inaceptable tesis del empate, conforme a la cual los crímenes cometidos por la dictadura, tendrían su justificación en el clima de polarización y violencia desatado por nosotros con anterioridad. Se insiste en la expresión todos somos culpables, conforme a la cual, en definitiva, nadie sería culpable.

¡NO! ¡Mil veces NO!

Nada puede justificar el terrorismo de estado impulsado por el gobierno de Pinochet. Nada puede justificar la incineración de seres vivos en los hornos de Lonquén. Nada justifica la siembra a lo largo del país de innumerables centros clandestinos de detención, a fin de torturar y hacer desaparecer a miles de compatriotas. Nada justifica la inhumación secreta de cadáveres y ensacarlos atados a un riel metálico, para lanzarlos desde un helicóptero a las profundidades del océano.

Pasarán otros 10 o 20 años y si no se descorre la verdad y se ejerce la justicia, continuaremos nosotros, nuestros hijos y nietos, exigiendo conocer lo ocurrido con tantos parientes, amigos o camaradas.

El futuro no puede construirse en base al olvido.

La vía pacífica al socialismo.

La estrategia de alcanzar el poder político por vía pacífica fue largamente elaborada en lo fundamental por el Partido Comunista de Chile, compartida por otras fuerzas políticas y por cierto por Salvador Allende.

El PC se esforzó por unificar a la Izquierda chilena en torno a un programa claramente anti oligárquico y anti imperialista. Con la organización del FRAP (Frente de Acción Popular), en 1956, se consolidó el entendimiento con el Partido Socialista y otros partidos, estrechando la unidad política de la clase obrera.

Grandes movilizaciones de masas tuvieron lugar en la década del 60. La creación de la CUT permitió elevar considerablemente la organización y la conciencia de los trabajadores. Miles de familias sin casa -migrantes del campo a la ciudad- establecidos en las riberas del río o del zanjón de la Aguada, se hicieron dueñas de un lugar apto donde vivir, gracias a la fuerza alcanzada por el Movimiento de Pobladores. Movilizaciones estudiantiles sacudieron las anacrónicas aulas universitarias a lo largo de todo el país imponiendo profundas reformas en la enseñanza.

A partir del X Congreso del PC efectuado en 1956, el Partido Comunista señaló públicamente la perspectiva de conquistar el poder por una vía pacífica, aspiración considerada por muchos en un comienzo como inalcanzable.

Pero este objetivo correspondía a un correcto análisis de la situación económica y social de Chile, y el Partido Comunista fue profundizando en una línea política innovadora, impregnando al movimiento popular con esta legítima expectativa.

“El Informe al XII Congreso celebrado en marzo de 1962 tuvo como título: “Hacia la conquista de un gobierno popular”, en tanto que en 1965 se realizó el XIII Congreso bajo el lema: “La clase obrera, centro de la unidad y motor de los cambios revolucionarios”, y en Noviembre de 1969, el XVI Congreso levantó con toda fuerza la consigna: “Unidad Popular para conquistar el poder”. (1) Salvador Allende estaba plenamente identificado con esta estrategia. Señaló que su gobierno sería pluralista y el más democrático en la historia de Chile. Que aseguraría la libertad de prensa y el funcionamiento de todas las instituciones republicanas. En su mensaje del 21 de Mayo de 1971 al Congreso Pleno, ratificó su pensamiento afirmando lo siguiente:

“ Las libertades políticas son una conquista del pueblo en el penoso camino de su emancipación; son parte de lo que hay de positivo en el período histórico que dejamos atrás, y por lo tanto deben permanecer”.

“Las libertades políticas son una conquista de toda la sociedad chilena en cuanto Estado. Nuestra meta es transferir a los trabajadores y al pueblo en su conjunto el poder político y el poder económico, mediante la propiedad social de los medios de producción fundamentales.”

Así fue. Nadie lo apartó de ese camino. Bajo su mandato no hubo restricción alguna a las libertades públicas aún en los momentos más críticos. La derecha chilena y sus medios de comunicación se esfuerzan por exhibir al gobierno de Allende como violando sistemáticamente la institucionalidad democrática. Recurren para ello a los acuerdos adoptados por el Congreso del Partido Socialista efectuado el año 1967, que “legitimó la violencia revolucionaria como única vía para la toma del poder político y económico y su ulterior defensa y fortalecimiento: (2) Pero estos acuerdos no pasaron más allá de ser una declaración altisonante, probablemente en busca de una identidad política, influida por la ola radical extendida a lo largo de la America Latina como consecuencia del éxito alcanzado por la revolución cubana.

No alteraron el camino seguido por Allende y el resto de los partidos integrantes de la Unidad Popular.

El programa de la Unidad Popular.

El diario de Agustín y otros medios de comunicación, se esfuerzan en estos días por dar tribuna a algunos colaboradores del presidente Allende, siempre escogidos con pinza entre quienes profesaron ayer posiciones de ultra izquierda como es el caso de los hoy prósperos empresario Oscar Guillermo Garretón y Max Marambio, quienes descalifican ahora la viabilidad de la estrategia impulsada por la UP en orden a implementar por vía pacífica un programa de reformas estructurales.

El programa básico de la Unidad Popular no fue obra de un grupo de exaltados. Fue desarrollado a lo largo de los veinte años que mediaron desde la primera postulación presidencial de Allende en 1952 hasta su victoria en 1970. Fue concebido por comisiones que integramos profesionales altamente calificados junto a representantes de organizaciones sociales y políticas.

La conciencia nacional respecto a la necesidad de llevar a cabo las reformas estructurales en Chile había madurado a tal extremo, que el programa de Radomiro Tómic, candidato demócrata cristiano en las elecciones de 1970, no difería demasiado del programa de Allende.

Según Sergio Bitar, “la comparación de los programas económicos de Allende y Tomic deja a la vista una importante zona de confluencia” (3)

Por su parte, el cardenal Silva Henríquez dijo: “Las reformas básicas contenidas en el programa de la UP, son apoyadas por la Iglesia chilena”… “nosotros vemos esto, la Iglesia ve esto, con inmensa simpatía”…. ·”la mayoría de las reformas planteadas por la Unidad Popular coincide con los deseos, con los planteamientos de la Iglesia, así que hay un apoyo claro” (4)

El programa básico de la Unidad Popular se encabezó con el siguiente postulado: “Las fuerzas populares y revolucionarias no se han unido para luchar por la simple sustitución de un Presidente de la República por otro, ni para reemplazar a un partido por otros en el gobierno, sino para llevar a cabo los cambios de fondo que la situación nacional exige sobre la base del traspaso del poder de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores, a los campesinos y sectores progresistas de las capas medias de la ciudad y del campo.” (5)

La suma de los votos obtenidos por Allende y Tomic dejó en claro que los dos tercios de la población respaldaban este ambicioso programa de reformas estructurales- Mientras prevaleció la estrategia de la UP de convenir con la democracia cristiana las acciones fundamentales de su gobierno, se pudo avanzar exitosamente en el cumplimiento de las ambiciosas metas trazadas.

Más adelante, las acciones emprendidas por el Departamento de Estado norteamericano y los grandes clanes económicos nacionales afectados en sus privilegios, arrastraron a la DC a unirse a los planes de desestabilización del gobierno popular.

Los mil días más democráticos, dignos y bellos en la historia política de Chile.

La obra realizada por el gobierno de Allende durante su breve mandato es inconmensurable.

Se aprobó la nacionalización de la gran minería del cobre mediante una reforma constitucional que fue aprobada por la unanimidad del Congreso Pleno, trayendo consigo en beneficio nacional les cuantiosos recursos financieros recibidos a lo largo de los 42 años transcurridos desde entonces. Junto con ello se aprobó la nacionalización del yodo, el salitre y la gran minería del hierro.

El programa básico de gobierno, había planteado la estatización de los grandes monopolios industriales, que se identificaron claramente en un número de 91 empresas. . Diversos estudios de la Cepal, y la memoria de título de Ricardo Lagos, habían puesto el acento sobre el creciente proceso de concentración monopólica originado en materia industrial. De esta manera, la Unidad Popular propuso la creación del área social de la economía, que se complementaba con el área mixta y el área privada.

Se profundizó el proceso de la Reforma Agraria iniciado por el gobierno de Frei Montalva poniendo fin a la existencia del latifundio como sistema fundamental de la propiedad agrícola. Chile pudo poner en explotación gran parte de los suelos arables que los oligarcas criollos mantenían sin explotar desde los tiempos coloniales. Sólo gracias a haber puesto fin a la existencia de esta casta parasitaria, es que el país puede disfrutar del auge agrícola que hoy experimentamos.

La Unidad Popular fue capaz de efectuar una efectiva redistribución del ingreso que se tradujo en una efectiva expansión de la demanda. De esta manera, en el primer año de gobierno el producto interno bruto creció en un 3% y la desocupación descendió a un 4%.

En políticas sociales fue impactante la aplicación de las primeras 40 medidas contenidas en el programa de gobierno, resaltando en particular el medio litro de leche gratis garantizado a cada niño chileno, todos los días del año.

Efecto análogo tuvo la distribución gratuita de textos a los escolares de la enseñanza básica y media, la apertura de la universidad a los trabajadores en virtud del convenio suscrito entre la CUT y la Universidad Técnica y el inicio de la enseñanza en lengua mapudungun en la zona de la Araucanía.

En el campo del arte y la cultura, el gobierno de Allende desató una creatividad jamás conocida en Chile. Brigadas muralista alegraron con su color las calles de nuestras ciudades entregando un mensaje de fe en el futuro. Un afichismo bello y original acompañó la mayoría de las iniciativas de gobierno, así como los más diversos certámenes convocados por organizaciones sociales o políticas. El movimiento del Canto Nuevo se extendió al resto del mundo y figuras como Víctor Jara y Violeta Parra alcanzaron renombre universal.

Una realización poco conocida del gobierno de Allende, tiene relación con los increíbles éxitos alcanzados por la Editorial Quimantú, empresa adquirida por el Estado a la editora Zig Zag, que al asumir el gobierno de Allende se encontraba en quiebra.

Quimantú se propuso satisfacer las necesidades culturales del pueblo. mediante una oferta a precios bajos, de la mejor literatura chilena, latinoamericana y universal de todas las épocas.

Cada quince días aparecía un título en formato y precio equivalente al valor de 2 cajetillas de cigarrillos, con ediciones sobre 50.000 ejemplares, puestos a la venta en los kioskos de diarios. En la locomoción pública, era frecuente ver a muchos pasajeros leyendo algún librito de Quimantú, fenómeno inédito, reflejo del exitoso fomento de la lectura, como nunca antes había ocurrido en la historia de Chile.

El tiraje de la revista femenina Paloma, que fue editada quincenalmente entre noviembre de 1972 y septiembre de 1973, llegando a 22 números, alcanzó a 280.000 ejemplares.

Protagonistas

Con mi esposa Anita, tuvimos el honor y el privilegio de ser designados en altas responsabilidades de gobierno en el sector Vivienda, gracias a la confianza depositada en nosotros por el presidente Allende y el Partido Comunista. Fuimos protagonistas de una tarea apasionante. Tuvimos la oportunidad de materializar los sueños que habíamos anidado desde que ingresamos a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile.

Las realizaciones en este campo fueron excepcionales en calidad y cantidad. Rompimos todos los records alcanzados hasta entonces en materia de vivienda social. Todas lucen firmes y lozanas. no obstante los años transcurridos, a diferencia del precario y vergonzoso parque habitacional levantado con posterioridad.

Combatimos la segregación social urbana poniendo el suelo a disposición de los sin casa en las mejores localizaciones de cada ciudad.

Recuperamos el Parque O.Higgins, la más importante área verde de la capital, que permanecía abandonada por más de 30 años.

Construimos una cadena de Balnearios Populares en las mejores playas del país, permitiendo que las familias de los trabajadores pudieran disfrutar del derecho a vacaciones por primera vez en su vida.

Proyectamos, construimos y equipamos el edificio para alojar la asamblea mundial de la UNCTAD III en el increíble plazo de 275 días, asombrando por su belleza a los miles de delegados extranjeros que concurrieron a dicho certamen. En fin, es posible que en el ejercicio de nuestras responsabilidades hayamos cometimos errores. Nadie está exento de ello. Pero el balance es más que positivo.

Los pueblos del mundo tienen claro esto. De todos los procesos revolucionarios que tuvieron lugar durante el siglo XX, el nuestro es el que más perdura en la memoria colectiva universal, El nombre de Allende se multiplica en calles y plazas de los rincones más apartados del planeta y a raíz de este nuevo aniversario del golpe militar, otras avenidas llevarán el nombre de nuestro ilustre Presidente mártir.

En todos estos años hemos defendido resueltamente la obra del Presidente Allende. Salimos al frente de los detractores fascistas que en vano se esforzaron por manipular la verdad. Hemos enfrentado con igual pasión a quienes declinaron sus ideales de ayer en beneficio del perverso modelo neoliberal que hoy asumen sin disimulo.

Las multitudinarias movilizaciones sociales iniciadas el 2011 han forzado a la gran mayoría de las organizaciones políticas a admitir la urgencia de llevar a cabo los cambios estructurales que hoy reclama el país: la reforma educacional, la reforma tributaria y sobre todo. el fin de la aberrante Constitución pinochetista.

Nuevamente están maduras las condiciones objetivas para la implementación de estas trascendentales reformas. Se requiere hoy una conducción política como la que ayer encabezó el Presidente Allende y mantener el estado de movilización social que haga imposible cualquier tentativa de maquillar las demandas populares.

NOTAS:

1) Santiago Moscú Santiago. Apuntes del exilio. Luis Corvalán . Ediciones Coirón. España. 1983.

2) “El Partido Socialista de Chile”, por Julio César Jobet, Editorial Prensa Latinoamericana, 1971.

3) Bitar Sergio, 1979. “Transición, Socialismo y Democracia. La experiencia chilena. Siglo XXI México, pg, 66.

4) Entrevista reproducida por el diario Las Últimas Noticias. 12.11. 1970.

5) “El programa básico de la Unidad Popular. Santiago, 1970.

Miguel Lawner, un arquitecto obstinado.

Santiago, 1 de septiembre de 2013.

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