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Carta de un chileno del exterior a un(a) chilen@ en Chile

Querid@ y recordad@ compatriota,

Me dirijo a usted con la esperanza que la reflexión que comparto a través de esta carta permita construir un puente que vaya más allá de la imagen del “patiperro” que tuvo éxito en su proyecto de viaje y que “no está ni ahí” con Chile porque vive en un mundo de ”bilz y pap” o, al otro extremo, la imagen del eterno exiliado.

A mí nadie me dijo directamente que no podía vivir en Chile. Partí por esas cosas de la vida, de esas que algún día también pueden sucederle a usted. Recuerdo que cuando iba subiendo al avión me juraba en secreto que algún día regresaría. Desde entonces, no he dejado de sentir lo que vive mi gente y de planear mi regreso.

Como todo chileno del exterior, sepa que soy antes que todo un inmigrante. No es un privilegio serlo en países en donde los nacionalismos son fuertes. Lo más seguido, como todo inmigrante, nos tocan las pegas menos valorizadas, sufrimos la discriminación, la falta de consideración, el control policial y la vulnerabilidad. Al mismo tiempo recibimos la solidaridad de quienes se interesan en nuestros colores, acentos y vivencias. Tal vez es el exotismo que lleva consigo el inmigrante, ése que abre la curiosidad y que nos permite contar nuestras historias. Así, de forma simbólica, hacemos existir a Chile y al mismo tiempo hacemos Patria.

En definitiva, la mayoría no vivimos en el mundo de “bilz y pap” como aseguran algunos compatriotas. Los mismos que dejan crudos comentarios bajo los articulos de prensa que hablan del voto en el exterior. No crean tampoco que “no estamos ni ahí” con Chile. Esta es una prueba más de lo contrario.

Mi compatriota en la Patria, lo que motiva esta carta es mi deseo de informarle que al salir del país perdí mi ciudadanía. Como todo aquel(la) que parte, no puedo votar desde mi lugar de residencia. Para ello se me pide de viajar y otras condiciones. Con el costo que ello implica, para mí, como para la gran mayoría, será imposible ir en noviembre a Chile solo para votar.

En realidad, debo confesarle que me cansé de pedir mi derecho a voto. Hace mucho tiempo que venimos haciéndolo. Choreado con la eterna espera, ahora ¡exijo mi voto para las próximas elecciones! y ¡sin condiciones!

Con toda razón, usted podría preguntarse ¿por qué darle el voto si no vive en Chile?

Porque hacemos patria, es decir, hacemos existir a Chile allí donde no se encuentra, le damos vida, construimos los chiles chicos, representamos la patria, la promocionamos; Porque para much@s de los que estamos fuera, « ser chilen@ » es la base misma de nuestra identidad, frente a tantas otras que cruzamos.

Nos ayuda a construirnos;

Porque al tomar consciencia de la perdida de nuestra ciudadanía, al no poder votar por las elecciones en Chile, algo se fractura, duele. Se desconoce una parte importante de nuestra identidad y de una forma solapada, finalmente, se nos discrimina;

porque en el exterior se forma y se retribuye a Chile con riquezas inconmensurables: artistas, deportistas, científicos, tecnología, estudiantes, experiencias, contactos… y los 1000 millones de U$ al año que envían l@s chilen@s del exterior al país, sin que nadie nos lo imponga (impuestos);

porque es un derecho consagrado en las leyes chilenas y el derecho internacional ratificado por Chile;

porque la mayoría de l@s chilen@s está de acuerdo;

y porque es simplemente mi derecho… y entiendo defenderlo. Estimad@ coterráne@, al parecer la verdadera razón que nos impide votar es la idea que se hace la derecha chilena. Piensan que la mayoría de los emigrantes chilenos tienen opiniones políticas contrarias a sus intereses partidarios. Esto lo deducen del hecho que durante los años de la dictadura hubo cientos de miles de personas que dejaron el país producto de la persecución y del exilio político.

Lamentablemente, nadie es capaz de avanzar una cifra real sobre cuántos y quiénes son l@s chilen@s del exterior. No ha habido un verdadero censo que muestre una foto actualizada de población chilena del exterior. Se nos juzga entonces a través del fantasmas que cada cual se hace sobre nosotros.

Sin haber vivido el exilio político, miles nos encontramos atrapados en el prejuicio de nuestra supuesta opinión política. ¿No es eso una discriminación? A esto se agrega el hecho que no se nos considera por nuestro lugar de residencia. ¿No es eso una discriminación?

Le pregunto derechamente, para usted, ¿sigo siendo chileno?

Con la esperanza que estas líneas le permita vernos de la forma en que vivimos nuestra vida de migrantes y que pueda entender el impacto que tiene en nuestra identidad la negación de nuestra ciudadanía, reciba usted mis más sinceros saludos.

Un chileno del exterior

Publicada por Rodrigo OLAVARRIA TAPIA en: http://asambleachilefrancia.wordpress.com

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