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La corrupción de los favores por Katia Cotoras y Moisés Scherman

Hoy día se ha revelado con más fuerza que nunca el velo de la corrupción en nuestro país. Pilotos de vuelos Fach que son nombrados a pesar de trayectorias e instrucción de dudosa preparación, diputados que abiertamente aceptan cambiar sus votos por supuestos “favores” para sus distritos, ex ministros de Educación con intereses en la educación subvencionada asesorando al actual gobierno, entre otros cientos de casos que se reiteran día a día.

¿Es esto lícito ante nuestras leyes o al parecer nuestro orden jurídico tiene abierto estos espacios para que nos transformemos en un país de crímenes impunes y que favorece sólo a un puñado de privilegiados de cuello y corbata?

Constantemente vemos, escuchamos y leemos estos casos en los medios de comunicación, de cómo se obtienen “licencias” de toda índole, que rayan en lo ilegal y el ciudadano común y corriente no encuentra herramientas para hacer valer sus derechos.

¿Qué está tan mal en esta sociedad?

El poder económico capturó al poder político y a las instituciones en Chile. ¿Cómo se destraba una situación de esta naturaleza inmoral que abarca todos los ámbitos de la vida ciudadana?

Abordemos el problema y analicemos distintos pensadores. Leonardo Boff señala sobre las crisis sociales lo siguiente:”Se piensa de que se trata de un problema económico que debe resolverse económicamente. La crisis no es de economía mal manejada, sino de ética y de humanidad. Ambas muy relacionadas con la política. El capitalismo dio un golpe maestro: anuló la política, mandó al exilio la ética e impuso la dictadura de la economía. A partir de entonces no ha habido como siempre antes una sociedad con mercado, sino una sociedad de mercado. Lo económico estructura todo y hace de todo una mercancía regida por una cruel competencia y una ganancia descarada. Esta transformación desgarró los lazos sociales y profundizó el foso entre ricos y pobres dentro de cada país y a nivel internacional.”

Esta situación también la explica Max Horkheimer, que escribió El eclipse de la razón (1947): “la razón ya no se orienta por la búsqueda de la verdad y por el sentido de las cosas, sino que es secuestrada por el proceso productivo y rebajada a mera función instrumental, transformada en un simple mecanismo tedioso de registrar hechos”. Establece que «justicia, igualdad, felicidad, tolerancia, juzgadas inherentes a la razón durante siglos, han perdido sus raíces intelectuales». Cuando la sociedad eclipsa a la razón, se vuelve ciega, pierde el sentido del estar juntos y se ve atascada en el pantano de los intereses individuales o corporativos. Es lo que hemos visto en la crisis actual.”

Existen varias opciones en nuestras manos para cambiar la institucionalidad de la corrupción y perversión pero una es muy importante: nuestro derecho al voto para cambiar a quienes nos gobiernan a nivel local y nacional, a la elite política corrupta y a su séquito de secuaces cuyos tentáculos alcanzan todo el espectro político, económico, social y cultural del país.

Otra opción y sin duda la más importante es llevar en la carne el dolor de la injusticia. Todos los que hemos sido golpeados en las marchas, asfixiados por las bombas lacrimógenas, detenidos y maltratados en nuestros derechos, hemos forjado en cada uno de nosotros un luchador, un guerrero por los derechos humanos. Nunca más nuestras vidas serán iguales, en nuestro interior se formó la voluntad y la fuerza de las convicciones, por buscar justicia, exigir la igualdad y el respeto a nuestros derechos conculcados.

Hoy día, Chile tiene un nuevo despertar, un nuevo futuro, una nueva esperanza después de una larga letanía de 38 años. Los que nos sentimos víctimas de la dictadura, los que nos sentimos victimas del mercado, los que quedamos desempleados por la globalización, los jubilados empobrecidos, todos y cada uno que se ha sentido víctimas de la corrupción y de la agresión estatal estamos unidos por un solo fin: un país respetuoso de la vida.

Hoy día, no se ganado la batalla por una educación de calidad y sin lucro, pero hemos obtenido algo mucho más poderoso e indestructible que es nuestra unidad y fuerza de pensamientos hacia donde nos encaminados como país. La fuerza de la vida se hizo carne en cada persona que le violaron sus derechos humanos y constitucionales.

Chile está a la puerta de una nueva era, ya que los principios que han regido este régimen están sucumbiendo por su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante.

Ha surgido una nueva clase de hacedores del bien común con nuevas ideas de igualdad y fraternidad y que ahora empieza a propugnar lo político. El descontento generalizado de la ciudadanía avalado en las encuestas, la falta de credibilidad del poder económico y político y más aún, la expansión de una crisis económica global que empieza a afectar al país en distintas esferas. Si nos damos un paseo por la historia veremos que estos fueron en parte los factores que influyeron en la revolución francesa, es decir nuestro país ha iniciado una nueva era revolucionaria y esa es la razón de la alta represión de los agentes estatales. Esta vez las armas no nos callaran. Será el voto, el plebiscito y fundamentalmente la participación ciudadana y las movilizaciones sociales las que harán sucumbir al Estado capturado, para así liberarnos de su yugo .El poder regresará a la ciudadanía y esta generará los cambios que nos llevarán a una nueva civilización respetuosa por la vida, por los derechos humanos de todas y de todos y por el medio ambiente.

*Katia Cotoras es Arquitecta y miembro de Amigos de La Reina Ambiental Moisés Scherman es Economista y Miembro de la Red Ciudadana por Ñuñoa y del Movimiento Amplio de Izquierda MAIZ

30 de noviembre de 2011

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