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La nacionalización de la burguesía chilena y los recursos naturales. Por Jorge Tarride

A veces no es mala práctica pensar cosas inverosímiles para poder comprender otras, esta reflexión es esto, donde lo central es la carne del hueso y lo esencial lo absurdo. En el caso de chile hay dos cosas diferentes, la primera es saber que cuando se dice educación gratuita se habla de un sistema educativo en el cual el estado sea responsable en todos sus aspectos y no de una educación privada financiada por el estado, que sea un sistema educacional que no excluya a nadie y que absorba toda la necesidad de la población en todos sus niveles, entregándoles a sus estudiantes todos los elementos necesarios para construir una nación digna de sí misma, con una mentalidad de equidad en la distribución de las riquezas. Lo segundo es construir la forma de financiamiento para este derecho y aquí es donde la burguesía empresarial chilena tiene un papel histórico para encontrase con el pueblo chileno después de dedicarse tantos siglos solo a la acumulación de riquezas y reaccionando violentamente cuando sus intereses no eran protegidos por la elite política. El golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 es promovido por el gremialismo que representa los interese de este grupo económico. Aquí aparece la idea absurda; La nacionalización de la burguesía chilena.

La nacionalización de la burguesía chilena significa desvestirse de la mentalidad colonizada que ha mantenido desde su aparición en Chile, despreciando al pueblo y a sí misma, ya que ella, le guste o no, es una parte intrínseca de este, salvo que intenta parecerse en cuerpo y alma al colonizador, copiando las característica del proceder europeo en lo que se refiere al robo de riquezas y mantener una fuerza de trabajo de muy bajo costo. La burguesía chilena, nacida de mezclas entre colonizadores españoles, ingleses, y alemanes, es utilizada como gendarme de sus intereses, no olvidemos que los norteamericanos son europeos llegados a esas tierras, estableciéndose los franceses el año1564 e Inglaterra el año 1584. La clase burguesa chilena como grupo étnico mestizo se convierte en esclavos adinerados de los invasores europeos entregando y aun protegiendo los intereses de estas fuerzas invasoras, sometiendo a los pueblos existentes y a ellos mismos a los intereses foráneos, sin percatarse que para los europeos ellos son meros gendarmes que deben cumplir el mandato ordenado, cosa que ellos han cumplido hasta hoy muy eficientemente, incluso con la tortura y el asesinato de miles de personas.

La burguesía chilena muy por el contrario de la burguesía europea, no crearon una nación en sí y para sí, solo han administrado como buenos empleados el patio trasero del imperio, siendo ellos mismos los sirvientes. Si la burguesía chilena se nacionalizara y reconociera su error histórico para con Chile, se podría recién hablar de un posible dialogo entre todos los actores para construir una nación con dignidad y respeto a sí misma. Si este grupo de ciudadanos chilenos comprendiera que son tan solo esclavos de sus complejos, la educación, la salud, la vivienda, la alimentación, la delincuencia y muy especialmente la usurpación de las tierras al pueblo mapuche serian problemáticas resueltas. La nacionalización de la burguesía chilena significaría la nacionalización de todos los recursos naturales de Chile y la corrupción quedaría como un acto no existente en la estructura del pensamiento. Las riquezas chilenas deben ser administradas por un estado verdaderamente chileno. Chile necesita de empresarios orgullosos de sus raíces mestizas, que tengan la inteligencia básica como para comprender que para Europa, un europeo es quien nace en Europa, de padres europeos, con rastros físicos europeos y con un lenguaje materno diferente al nuestro o por lo menos con la pronunciación de la zeta. La burguesía europea tiene una característica básica en común, no entregar sus riquezas a manos de capitales no europeos, requisito que la burguesía chilena no cumple, muy por el contrario su actitud de sirviente la identifica.

Las riquezas naturales que a regalado y continua regalando la burguesía chilena a través de sus gobiernos es una lista muy extensa que ya todos conocemos, salitre, oro, cobre, plata, agua subterráneas…, e interpreta la historia bajo el concepto de una “verdad inventada” que lo dejen exento de polvo y paja, sin responsabilidad en el saqueo de Chile y aun continúan muy claramente en sus prácticas corruptas a todo nivel desde el salario de los trabajadores hasta la comercialización de la salud y la educación.

Si la burguesía sanara de este trauma de no ser europeos, si la burguesía sanara también ese complejo de superioridad sobre el resto de los ciudadanos chileno no pertenecientes a su clan y comprendieran que son solo gendarmes adinerados en relación al sueldo de los trabajadores chilenos y pobres e insignificante en relación a los verdaderos dueños del mundo, la nacionalización de la burguesía chilena nos permitiría crear entre todos juntos una nación liberada e independiente en todos sus aspectos.

La burguesía chilena promovió y apoyo el golpe de estado sin pensar que nuevos “ricos” saldrían de la dictadura, que el poder militar que ellos creían controlar también sufría de su mismo mal, acumular riquezas. Pinochet dictamino quienes iban a enriquecerse bajo su alero, creando un grupo económico fuerte que defendiera sus privilegios como dictador, de ahí la vinculación de civiles a cargo ministeriales y la intervención de las empresas estatales hasta lograr su privatización en manos de sus más cercanos, creando un poder económico que no tenía cuando se tomo el poder, Pinochet no pertenecía al clan empresarial. No son solo las boletas que deja al descubierto los casos penta, sqm y otros, sino también la mentalidad fraudulenta, práctica que toman muchos políticos para la producción de diputados, senadores y presidentes. Aun se tiene el mito que los poderosos del continente europeo son sabio e inteligente por el solo hecho de ser ellos los invasores y por nuestra incapacidad de comprender que ellos son los responsables de dos guerras mundiales, guerras civiles y genocidios no solo de los judíos durante la segunda guerra mundial, también de pueblos originarios de América y África.

Otro elemento más de este saqueo es la iglesia católica con la evangelización impuesta a los pueblos originarios de esta tierra, inculcando el miedo al infierno mientras que ellos disfrutan de sus grandiosas riquezas y su delicado vivir. Para comunicarse con Dios no se necesita ningún intermediario con grandes construcciones, bancos, ropas adornada con oro y un Estado, basta con respetar a su prójimo como a sí mismo. La burguesía chilena debe reconocer su papel histórico como clan hasta hoy muy distante del concepto nación, manteniendo valores retrógrados salidos de la inquisición y de sus deseos frustrados de pertenecer a una aristocracia europea que hoy en día está en decadencia y que antaño fue combatida por la misma burguesía europea. La burguesía chilena debe reconocerse a sí misma por lo que son; solo un clan dentro de esta nación de mestizos y grupos étnicos originarios.

Solucionando la burguesía chilena sus complejos de colonizados y su trauma de aristócrata, nadie se opondría a la nacionalización de los recursos naturales de Chile y que el procedimiento de su explotación sea regularizado por las leyes emanadas del Estado y fiscalizados por la constante educación de nuestro pueblo. Al final por lo acontecido en casa piedra el jueves 11 de junio en donde hablo Jorge Burgos y Rodrigo Valdés en un seminario de Icare a los empresarios “chilenos” diciendo el primero; "tenemos que tener seguridad que los chilenos no van a arriesgar cuestiones básicas, que son justamente, para que funcione la economía, requerimos derecho de propiedad claros", da la impresión que nadie, ni los empresarios ni los políticos, entienden lo que es una nación digna de sí misma. La democracia no es un estado que se mantiene por si sola con elecciones cada cuatro años, la democracia es un proceso en constante desarrollo, es la instancia que se autocorrige para solucionar cualquier conflicto que en ella nazca, teniendo como cimiento el respeto por si misma o sea una convivencia basada en la dignidad y la equidad social y económica de todos sus miembros. Si no existe esta base como el reconocimiento de democracia, lo que tenemos son diferentes fuerzas sociales, económicas, políticas, militares en un conflicto que se puede mantener por un tiempo determinado sin que explote, mediante el despliegue de fuerzas institucionales, presiones, sobornos, chantajes de todo índole para mantenerse en subsistencia pero agotados todos estos hechos las confrontación militares serian ineludible.

El Papa, en su encíclica Laudato si, entre otras cosas dice, lo cito ya que los empresarios siempre han defendido por medio de los políticos representativos de sus intereses su profunda convicción cristiana. “La grandeza política se muestra cuando en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo. Al poder político le cuesta mucho asumir este deber en un proyecto de nación”. “el primer principio de todo el ordenamiento ético-moral” debe ser el “principio de subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes”. Todos sabemos que el Papa es el representante de un estado que tiene muchos intereses económicos, que no está por la abolición de la propiedad privada, pero reconoce en estas palabras que si queremos continuar existiendo como raza humana hay que replantearse muchas cosas. Y continua diciendo: “los progresos científicos más extraordinarios, las proezas técnicas más sorprendentes, el crecimiento económico más prodigioso, si no van acompañados por un autentico progreso social y moral, se vuelve en definitiva contra el hombre”.

Es un momento histórico para los empresarios chilenos y sus representantes políticos, no pueden continuar engañando a un pueblo y a sí mismos, deben aceptarse lo que son y desde ahí reconstruirse dignamente, deben comprender que ese “algo” que quisieran ser y que no lo son, es lo que mantiene al país en la mediocridad del discurso engañoso. El empresariado chileno debe responder frente a una ciudadanía que lucha por construir una nación democrática, sin parámetros ideológicos ni clasista. No se trata de buscar una salida sínica sino de construir una democracia incluyente y libre de dobles discursos. Es el momento de cambiar esa estructura de pensamiento que solo le ha traído a la humanidad guerras, destrucción y a chile ser un país dependiente en todos sus aspectos, en donde la central de inteligencia americana, CIA, determino el golpes de estado de 1973 y ha llevado a cabo invasiones en países latino-americanos, como Panamá, Cuba, Belices, etc.

Para que una nación sea nación, se debe reconocer este territorio como el hogar que alberga a todos sus ciudadanos y que las riquezas que emanan de él, sea el fruto a repartir entre todos. Las leyes que aseguren este principio deben ser discutidas y diseñadas por los ciudadanos, siendo los representantes de estas formas orgánicas de discusión quienes las aprueben y las legitimen. Se debe redactar una nueva constitución con la participación de todos, donde el pilar fundamental sea la creación de una nación y no el manual del saqueo.

Se debe crear un nuevo sistema político, social, económico que nos lleve a desarrollar una nueva forma de pensar y vivir, debemos reconocer que la estructura del pensamiento basada en la dominación, explotación y en la guerra, no nos ha llevado a crear un mundo mejor, ni siquiera la vida misma de cada uno. El poder económico y político de este país tiene temores incomprensibles en estos tiempos, creando ellos mismos las condiciones para una polarización entre los que queremos una nación y los que luchan por mantener un país usurpado por intereses extranjeros y nacionales. Ningún partido de la así llamada “izquierda” tiene como fin la toma del poder y crear una dictadura del proletariado, no sustentan como base ideológica este proyecto, son los trabajadores, los estudiantes, los pobladores, el pueblo mapuche, las dueñas de casa, quienes exigen el respeto como ciudadanos y se les retribuya con salud, educación, vivienda, salarios dignos, jubilaciones honestas el trabajo que cada día realizan para producir las riquezas que obtienen los empresarios chilenos y extranjeros, esto no tiene nada que ver con ideologías, sino con valores éticos y morales. Si los católicos respetaran la palabra de su máxima autoridad, el Papa, si existiera este comportamiento en el que hacer empresarial y cívico de los ciudadanos no habría necesidad de organismos de “transparencia” que controlaran este aspecto de nuestra convivencia. La existencia de estos organismos solo nos dice entre líneas que está aceptada esta práctica, solo ten cuidado que no te descubran. Debemos comprender que una sociedad armónica pasa por no anteponer los intereses personales por sobre del bien común, esto no significa que los empresarios no puedan obtener ganancias de “sus inversiones,” solo deben pagar los impuestos acordados y que correspondan a una nación en donde la equidad es la base fundamental para una convivencia integral de los sujetos que la componen. Todo lo escrito anteriormente es completamente absurdo, la burguesía chilena nunca dejara de adorar a sus amos y la idea de una sociedad un poco mas justa seguirá siendo descabellada si todas las organizaciones sociales no se unen en un solo frente para construir definitivamente una verdadera democracia, la que nace del pueblo mismo.

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