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Los Peligros de la Negación en los tiempos del Coronavirus. Por Daniel Malpartida

Durante los periodos de los toque de queda impuestos por las dictaduras en Latinoamérica insurgió un tipo de reuniones que se llamó de “Toque a Toque” las que se prolongaban durante la noche hasta el levantamiento de la prohibición en la madrugada. El toque de queda en Chile se prolongó durante 14 años con consecuencia gravísimas para lo que suele llamarse la “salud mental” tanto a nivel individual como en lo grupal y en formaciones sociales más amplias .Ahora ante la presencia y la amenaza invisible del coronavirus una franja social de diversos orígenes se entretienen contraviniendo las directrices de los gobiernos en todo el mundo. Organizan sus fiestas a puerta cerrada o desafiando a abiertamente la autoridad a plena luz del día. Son la “fiestas del fin del mundo”.

Desde las sugerencias pidiéndoles racionalidad, pasando a los llamados de atención “faltos de comprensión” y subiendo el tono en las criticas directas: irresponsables, faltos de sentido, egoístas, negadores, hiperindividualistas y más no han tenido mayor efecto ni aquí ni en otros países. Parece ser una respuesta universal. algo así como una rebelión sin causa. ¿Es así?

Es frente a estas situaciones aparentemente incomprensibles que el psicoanálisis tiene algo que decir para develar, desencubrir y así entender las motivaciones inconscientes que subyacen en las personas que las empujan a estos acto y acciones “incompresibles” y autodestructivas las que simultáneamente ponen en riesgo a los demás.

“Que se vaya todo a la chucha? ¿Y qué?

Son las primeras declaraciones de la irracionalidad y de la presencia del inconsciente en el habla. Pero ¿De qué se trata? Negación es el concepto psicoanalítico implicado. Es una de las formas que tiene nuestra psiquis de desplazar el dolor que emerge lanzándolo hacia el entorno vestido de divertimento. Cuando la situación real se hace intolerable, cuando la angustia o el dolor no se pueden contener insurge la defensa. Lo que hace la defensa es negar la percepción de lo que observa. En otras palabras, la persona reniega o cuando menos relativiza los datos de la realidad que de todas maneras impactan decisivamente en la realidad psíquica de la persona.

Pero se comprenderá que la defensa es absolutamente irreal, aunque genere una explicación racional. Dicen los jóvenes en la mayoría de los lugares del mundo, “A tomar a tomar que el mundo se va a acabar” “los bebedores del fin del mundo” así se han autobautizado algunos grupos en Londres. En Alemania las fiestas “corona virus” tiene lugar en departamentos y plazas antes la imposibilidad de las autoridades de bloquearlas.

Cuanto mayor sea la amenaza y el dolor para procesar mayor será la magnitud de las disociaciones, de las idealizaciones., lo que significa que rápidamente insurgen creencias irracionales justificadas “no me pasa nada” “soy fuerte” “voy a salvar” “y si me enfermo. ¿qué?” y así el destino de tales construcciones en la negación. Pero hay más.

La Negación Maniaca.

Es otra de las producciones de nuestro inconsciente que hace relación con la anterior. La negación maniaca deja atrás la reflexión y la empatía, la preocupación por los demás. Es la negación través de la fiesta, de la droga o del sexo entre otras tantas motivaciones. La negación maniaca va en busca del placer ciego al precio que sea. La omnipotencia de las ideas (en las que todo es posible) es otro de sus componentes. Se expresan entonces esas conductas incomprensibles que escapan a la lógica de lo verdadero y de lo falso. La negación maniaca puede poner a toda una sociedad en peligro, como ejemplo cercano, han sido y al parecer siguen siendo las negaciones del presidente que en sus declaraciones -como lo dije en otro lugar-si algo hizo es echar más gasolina al fuego en que ardía en el “paraíso neoliberal”. Falto de respeto, empatía y sin corazón relativizo al máximo lo que acontecía y gatillo una respuesta violenta, pero de segundo orden, posterior a la violencia inicial.

Y en términos individuales la negación maniaca pone a la persona en un peligro incluso extremo que visualizado desde una lectura manifiesta aparece simplemente como que “le da lo mismo”. Por otro lado, el maníaco instiga y hasta convence a los demás y así mismo a experimentar euforia. Esa es otra de las caras ocultas expresadas en sus actos temerarios. La falta de cuidado, la incapacidad de cuidar a los otros en uno de sus sellos, acaso más visible. Trátese de la expulsión del dolor vía la negación.

Un Poco de Psicohistoria actual

Episodios maníacos masivos hay en la historia sobre todo en las guerras y situaciones en que la integridad de la persona se siente amenazada. Insurge entonces la negación maniaca que por ser ciega pone en peligro en este caso específico al resto de la especie.

Lo opuesto es la toma de conciencia a través de la angustia y el dolor para así generar un pensamiento preclaro que debiera llevar a la persona a los actos y actitudes solidarias y de colaboración para superar la crisis. No ocurre tal cosa. De tal modo que se transforman en lo mejores aliados del virus. Y empujan a los demás hacia el peligro o un destino inexorable.

En Berlín, famosa por sus fiestas interminables la policía ha interrumpido una reunión tras otras y cerro 60 discotecas y bares después que desafiaron las indicaciones de las autoridades que ordenaban el cierre de todos los lugares de entretenimiento. Pero la fiesta interminable continuo.

Desde el lunes pasado grupos de adolescentes y jóvenes, encontrándose libres porque escuelas y universidades están cerrados por el Covid-19, se han lanzado a celebrar Corona-Partys con cerveza y música al aire libre.

En uno de los extremos del mundo: Dunedin, Nueva Zelandia, los estudiantes universitarios ignorando las prohibiciones se aprestaban a la fiesta anual de la calle Hyde para el 4 de abril a la que asisten miles de estudiantes.

En Newcastle en Inglaterra grandes grupos de bebedores fueron fotografiados abrazándose, desafiando los consejos para evitar todo contacto no esencial. La negación de la prohibición también ocurrió en España, donde un grupo de jóvenes se agarraron los golpes con la policía.

En efecto son numerosas las historias similares en los y debemos recordar que en tiempos de la segunda guerra mundial se daban una serie de fiestas con una total libertad sexual.

En Bangkok, a pesar de la prohibición, algunos grupos seguían festejando. Advertir contra la irresponsabilidad es lo mínimo que puede hacerse. En BS AS decenas de turistas fueron expulsados al negarse a cumplir la cuarentena en sus hoteles y no usar las mascarillas. Otros que arribaron al aeropuerto también fueron devueltos al resistirse a la cuarentena impuesta por el gobierno. Y cientos de argentinos que se desplazaron a la costa en busca de diversión fueron parados por los residentes “si no sus de acá, chau”, lo mismo acaba de ocurrir aquí en algunos accesos a la costa. Hace tres días se sabe que la policía intervino en una fiesta masiva. Se sabe que las celebraciones se sucedían en el sector oriente de la capital. Como último dato -esperemos-una pareja que decidió contraer matrimonio lo hizo rodeada de sus familiares y amigas, las imagenes llegaron a las redes generando un amplio repudio. Pero ya es tarde.

En Liverpool, los bebedores levantaron sus pintas hicieron salud y cantaron "fuck the coronavirus" en un concurrió Pub. Un cartel en el barrio Berlines de Charlottenburg dice “Quien se aburra entre sus cuatro paredes, puede venir: 4.º piso, puerta izquierda. Por favor, no venga si tiene más de 60 años o menos de 18; o si tiene fiebre, estornuda o tose. Atención: ¡por favor, traed vuestro propio papel higiénico!”. Para ellos y para otros grupos se trata de la fiesta del fin del mundo, solo hay lugar para ellos y para nadie más. En estas fiestas también se presentan las tendencias negadas de la agresión contra los adultos mayores y contra la sociedad.

Estos y otros tipos de reuniones que parecen multiplicarse en momentos de crisis con sus actores poseídos por la negación son relevantes en la propagación del virus. Así son: Negadores, narcisos y omnipotentes. El resto (los que tienen más de 60 años) forman parte del baile de los que sobran. Pero también, aquí estamos los que no negamos los acontecimientos, los que reflexionamos y resistimos.

Fuentes:
La Vanguardia Internacional (España)
The Guardian. (Inglaterra)
El Clarín (BS AS)

Daniel Malpartida.
Psicoanalista (API)

Escrito entre el 16 y 20 de marzo

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