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Golpe de Estado al alma de Chile. Por Katia Cotoras y Moisés Scherman

Este domingo 10 de junio, en Chile se dio un golpe de Estado a la conciencia de la ciudadanía, permitiendo que un hecho de sangre que mancha nuestra historia como nación, fuera conmemorado por quienes lo cometieron. Una vergüenza nacional, un delito de lesa humanidad, un rito pagano como una nueva versión del circo romano, mientras los cristianos eran devorados por las fieras de cuello y corbata que enlutan a nuestro país y que avergüenzan las conciencias .Si hay algo que nos unió en estos últimas cuatro décadas fue la defensa de los derechos humanos y el decir fuera al dictador, váyase.

Hoy el gobierno reinante permite que el asesinato de miles de chilenas y chilenos se celebre, y más aún se permite que se hagan homenajes a los violadores de los DD.HH., y que además se les proteja con las fuerzas policiales, reprimiendo con inusitada violencia a las miles de personas que nos manifestamos en las calles contra el horror que este acto representó y representa.

Les preguntamos a aquellos soldados, a los que fueron los encargados de realizar el trabajo sucio, a aquellos que hoy día en sus noches de insomnio, no pueden dormir por sus actos y que en sus vidas familiares aún no encuentran la paz: ¿Reconoció alguna vez el general traidor sus crímenes, y su responsabilidad en las condenas que hoy ellos cumplen por haber obedecido las órdenes impuestas por sus superiores jerárquicos?

Nada más lejos de la realidad, ya que se lavó las manos de la sangre por él derramada y se empoderó de riquezas como lo demuestran los juicios donde ha sido condenado. Enlodó la historia de las FF.AA. con una macha indeleble que jamás se borrará de la memoria colectiva de nuestro pueblo. Un hecho de sangre, no puede ser celebrado ya que en sí mismo es un acto de violencia hacia quienes lo sufrieron.

Que demencia de la clase política, que está llevando al país a producir una confrontación de violencia de impredecibles consecuencias. ¿Será demencia o planificación maquiavélica? Más parece un botón de muestra de una planificación concertada de violencia del poder económico y político empresarial para precipitar hechos en el país. Enardecer los ánimos, un camino preparatorio para justificar a lo mejor una restricción a las ya escasas garantías constitucionales existentes, para que sigan reinando las oligarquías frente a la gran crisis mundial que ya empieza a afectar a nuestro país. Solo que esta forma, se podría gobernar con un gran descontento popular, golpeando con la violencia.Solo un torero muestra el paño rojo para marcar el hecho de sangre.

Una acción planificada para romper y evitar la consolidación de la fuerte unión de los distintos gremios, estudiantes, ciudadanos, que se está gestando, como el gran movimiento. El golpe de Estado de 1973 en nuestro país, fue planificado con mucha anticipación, más de 6 años. A lo mejor estamos viendo las fases previas para azuzar el fuego de la intolerancia, del rencor, del miedo .Un montaje de escena para asegurarse la gobernabilidad de la violencia frente a la razón.

Frente a esta amenaza latente y solo con la unidad de los miles de jóvenes, hombres y mujeres que a través de sus organizaciones sociales, ciudadanas, culturales, sindicales, estudiantiles, territoriales y temáticas hoy buscan en Chile un nuevo camino alternativo al neoliberalismo, será posible la consolidación del gran movimiento social, político y cultural que se requiere para sentar las bases de la solidaridad, la equidad, la inclusión, la igualdad ,la no-discriminación, la justicia y la paz. Para ello, debemos romper las cadenas que nos impone esta institucionalidad y este modelo económico heredados de la dictadura, y continuar luchando incansablemente en la búsqueda de una sociedad democrática y de una economía solidaria que ponga al ser humano y sus derechos universales, en el centro de las preocupaciones del nuevo Estado que debemos construir juntas y juntos.

* Katia Cotoras es arquitecta y miembro de “Amigos de La Reina Ambiental

Moisés Scherman es economista y miembro de Barrio Ñuñoa y del Movimiento Amplio de Izquierda

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