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Adiós presidente... Por Gastón Tagle Orellana

“Vai cercando qua, vai cercando là
Ma quando la morte ti coglierà
Che ti resterà delle tue voglie?
Vanità di vanità” (1)
Angelo Branduardi (2)

El arte siempre ha expresado de la mejor manera nuestras vanidades y humildades, es la vía de escape de aquellos que han sido maltratados o por la censura, la represión, el olvido o la falta de oportunidades: Miguel Hernández y Víctor Jara, entre otros. Pero también ha sido la vía de agradecimiento, sea en una escultura de Miguel Ángel, una pintura de van Gogh o una canción de Lennon. El sublime arte que todo lo reivindica y coloca en el espacio y tiempo adecuado, es el vehículo perfecto para acusar a dictadores y usureros que en su infinita maldad han golpeado a su propio pueblo, lo hizo Goya con su Aquelarre o Machado en su dolido poema dedicado a García Lorca. Branduardi (citado al comienzo), alabando la maravillosa humildad de Felipe Neri, ese cura que en su real renuncia a lo material nunca quiso los oropeles eclesiásticos que tan de moda estaban en la Roma de los Medicis, expone crítica y con una profunda finura lírica lo que rodeaba a ese hombre que sólo buscaba el bien de los niños abandonados. La vanidad tiene mil caras, la de los poderosos es una de ellas, que sigue incólume, tan viva como siempre, impertérrita, sorda de la realidad que le rodea, complaciente consigo misma, especuladora, pero lo peor es que tiene nombres propios: Trujillo, en República Dominicana; Somoza, en Nicaragua; Stalin, en la Unión Soviética; Pinochet, en Chile y tantos otros que ni siquiera vale el esfuerzo nombrar. Pero otra cara de la vanidad es la de aquellos que se visten de demócratas y precisamente ahora estamos ad portas de despedir a uno, que nos hace recordar, nuevamente a Branduardi: Sei felice, sei, dei piaceri (3) tuoi, /godendo solo d’argento e d’oro,/alla fine che ti resterà? . Pero también hay un “arte” popular, sin nombre de autor y que suele decir muchas verdades, algunas algo existenciales y otras algo menos metafísicas, me refiero al grafitti: la voz del pueblo, la voz de los sin voz, la voz de los oprimidos, la voz de los amantes tímidos, en fin, la voz de los anónimos. Hubo un grafitti (leído al pasar por Valparaíso) que me llamó poderosamente la atención, tal vez por su simplicidad, pero por sobre todo por la crudeza del relato, decía: “Hijo bastardo de la dictadura/Aprovechador de manos sucias/De dinero robado y sin culpa/Miserable con tus hermanos/Que dejaste sin pan ni boca/Ayer te cruzaste una banda/Y hoy la tienes nuevamente/Héroe de ego inflado/Y bolsillos sucios de tu patria/Ha caído sobre ti el bíblico nombre/ De traidor, ladrón y mentiroso...” Y el comentario ante esta incuestionable y anónima libertad de expresión, sería decirle a este señor que al final de sus días solo le quedará su vanità di vanità.

Gastón Tagle Orellana
Académico de la Universidad de Valparaíso

NOTAS: 1 “Buscas aquí, buscas allá/Pero cuando la muerte te lleve/¿Qué quedará de tus deseos?/vanidad de vanidad"

2 Angelo Branduardi. Músico y compositor italiano

3 “¿Eres feliz con tus placeres, / gozando solo la plata y el oro, / al final qué te quedará?”

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