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Apruebo; el caudal de una ciudadanía de izquierdas tenaces e incansables como lo señalara mi tío Ernesto. Por Marco Silva Cornejo

Para Ernesto Pincheira Brunaud, por el encantamiento regado con humildad desde su profunda enseñanza.

A partir del estallido social, la articulación de las grandes demandas y necesidades sociales han sido conducidas y movilizadas esencialmente por la comunidad articulada en las diferentes formas de ciudadanía que aportan al policolor y diverso engranaje social que reclama por un país que se replantee en profundidad su matriz de desarrollo político, cultural y económico.

En este proceso, desde hace tres años aproximadamente la clase política gobernante durante los años transicionales, nunca ha logrado sintonizar de menara asertiva y pertinente con el pulso ciudadano que sostiene el descontento. Es por esta razón que han perdido todas las elecciones desde dicha inflexión histórica. No olvidemos que la Convención Constitucional que hoy gran parte de ellos desconoce y critica, fue la salida que escogieron para sortear el temporal de protestas de Octubre. Perdieron el plebiscito de entrada, pese a ello no se restaron del proceso. Hoy desconocen la institucionalidad que construyeron y el producto que aportaron a presentar al país y no conformes con ello, han erguido una narrativa de desinformación y mentira que enloda el espacio y el producto del trabajo que propusieron para salir de la crisis insostenible que generaba la desigualdad que ellos instauraron y administraron durante treinta años.

Visto así los elementos, resulta evidente que la clase política tradicional formada entre la ultima parte de la dictadura y los treinta años de transición no tiene vocación real de modificar en su profundidad el modelo de desarrollo que tanta desigualdad le ha traído a las inmensas mayorías de chilenos y chilenas, y que tantos privilegios ha traído a sus elites y caudillos locales independiente del tinte ideológico que difusamente les cobija.

El plebiscito de salida, por tanto, representa una evidencia más del profundo cambio en el espacio político post 18-O. Por un lado las ciudadanías articuladas bajo diversidades identitarias en malestar (pueblos originarios, feminismos, LGTBQ y +, ecologistas, entre otras) acompañadas por un conjunto de partidos vinculados a las narrativas de las izquierdas. Por otro lado, los partidos de la derecha tradicional y la difusa geografía orgánica de un surreal centro político y una centro izquierda que al igual que en sus grupos de interés económico se coluden para defender la institucionalidad que heredaron del tirano.

Posterior al triunfo del apruebo, será tarea de este nuevo espacio político configurado en el teatro operativo del presente y con la madurez de haber ganado un gobierno y haber impulsado una constitución transformadora para nuestro país. La tarea entonces, será reproducir experiencias que disputen espacios en todas las estructuras de poder democráticas de nuestro país refundado. El Apruebo y su triunfo, debe constituirse en el punto de partida de una travesía que nos permita seguir avanzando en las diferentes elecciones del futuro inmediato y de esta manera refundar los sentidos más profundos de cómo se entiende el ejercicio del poder en el contexto de un desarrollo que redistribuya de manera justa y que ponga la dignidad e inclusión de las diversas comunidades que nos explican como república como centro y sentido del desafío de lo político.

Marco Silva Cornejo
 Mg. Ciencias Sociales Aplicadas UFRO

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