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Asume nueva mesa directiva de la FECh. Discursos de Catalina Lufín y de la Rectora Rosa Devés

La lista liderada por Catalina Lufín recibió este 16 de octubre las llaves de la Casa FECh frente a la comunidad universitaria reunida en el Salón de Honor de la Casa Central y prometió “defender a la organización estudiantil”. Por su parte, la rectora Devés aseguró que en este nuevo ciclo “nuestra misión pública y el sentido de pertenecer al país nos enorgullece, pero también nos exige compromiso con la diversidad y el pluralismo al interior de nuestra propia institución”.

Después de cuatro años sin directiva, la lista “Súbete a la FECh”, elegida con el 73% de los votos, asumió oficialmente sus labores como representantes de los y las estudiantes. La nueva mesa directiva está compuesta por Catalina Lufín (Presidenta), David Águila (vicepresidente), Valentina Rodríguez (Secretaría General), Nahur Meléndez (Secretaría de Participación), Catalina González (Secretaría de Bienestar), Brayan Rice (Secretaría de Comunicaciones) y Maite Véliz (Secretaría de Finanzas).

Discurso de la nueva presidenta de la Federación, Catalina Lufín:

Buenos días a todas las autoridades, Rectora Rosa Devés Alessandri y vicerrectorías, a las familias que nos acompañan, amigas y amigos, y sobre todo, saludar con mucha fraternidad y gratitud a las y los estudiantes presentes en esta ceremonia.

Quiero partir excusándome y sincerandoles que hoy seré irremediablemente injusta con los limitados reconocimientos, palabras y menciones que tendrán lugar en este discurso. Y es que hablar sobre la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile no es, como pensarán algunos, hablar sobre una institución y sus emblemas, sino que se trata de hablar sobre las y los estudiantes y de alguna forma, hablar de la historia de Chile. Por cierto que la vista privilegiada desde la cima del presente hace más fácil distinguir algunas pistas, huellas del pasado mítico que rodea la Federación y que nos ayudan a comprender o acaso decodificar estos momentos de algarabía e incertidumbre. Me gustaría, entonces, compartirles mi lectura sobre algunas de esas pistas antes de referirme a donde estamos hoy.

La FECH, fundada en 1906, es la federación estudiantil más antigua de América Latina. Desde sus inicios, se autodeterminó como un motor de cambio de la realidad nacional y un agente articulador y amplificador de las voces estudiantiles que se alzaban contra la injusticia. Pero ¿cuánto de aquellas voces aún queda en nuestros cánticos revolucionarios? ¿Cuántas de esas consignas aún visten los balcones de nuestra Universidad?

A inicios de la segunda mitad del siglo XX, las y los estudiantes de la Universidad de Chile lideraron un extenso y transformador proceso conocido hoy como la Reforma Universitaria del 68’. La Reforma proponía cambios estructurales en términos de la organización del poder, la vocación pública y el vínculo territorial de las universidades: se trataba de alinear la estructura universitaria con los desafíos del país y de empoderar a las comunidades de su propio proyecto educativo. En los casos más exitosos, la Reforma contempló la incorporación de los estudiantes y trabajadores en la elección de rectores y decanos, así como el replanteamiento de la prioridades institucionales con nuevos lineamientos interdisciplinares en el desarrollo de la docencia y el reforzamiento de la labor de extensión. A 50 años del golpe y, por ende, de la interrupción de este proceso y la pérdida de las garantías democráticas institucionales, avanzar hacia la triestamentalidad y el cogobierno es una deuda que la universidad aún sostiene consigo misma.

En 1973, la dictadura aplicó todo el peso de su aparataje de tortura y persecusión política sobre los dirigentes de la Federación y sobre ella misma, vista como potencial ente agitador, clausurandola y, más tarde, declarandola ilegal. La antigua sede, desde cuyo balcón Salvador Allende diera su discurso de la victoria, fue brutalmente intervenida por los servicios de inteligencia. Sin embargo, las palabras del presidente cobraron sentido muy pronto, pues aunque intentaron avasallarnos, no se detuvieron los procesos sociales y once años después, en 1984 germinó la reconstitución de la FECH, liderada por un bloque de izquierda unificado, como gran señal de oposición al régimen y al proceso de privatización de la educación superior. La ofensiva de políticas neoliberales en el campo de la educación, tales como la municipalización y la separación tecnócrata entre el Pedagógico y la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile vislumbraron que la educación de la dictadura no caería si las y los estudiantes no se ocupaban de derribar dos de sus pilares fundamentales: el financiamiento y la resignificación de lo público como una cuestión social.

Por último, pero ineludiblemente, en nuestra historia reciente una de las últimas huellas palpables nos remite al 2011, un estallido estudiantil que logró convocar la simpatía de toda la sociedad y cuya agenda marcó la pauta de lo que serían las próximas reformas estructurales a las garantías de ingreso a la educación superior, consagrándose en la gratuidad progresiva. Compañeras y compañeros, sé que constantemente el fantasma del 2011 visita nuestra memoria, que pensamos en él desde una distante y amarga nostalgia, propia de quienes no alcanzamos a vivirlo plenamente, y a veces parece una inalcanzable y primaveral revolución que no volverá, pero creo, compañeras y compañeros, que no debemos temerle a la magnitud de nuestra propia historia. El pasado no es una sombra sobre nuestro destino, sino que un generoso iluminador del presente y sus complejidades, es una referencia y acaso un desafío, una conmovedora demostración de que podemos desbordar los límites de lo posible, porque no se trata de caudillos ni de generaciones, se trata de la potencia que arrastramos las y los estudiantes como eternos críticos y disconformes, como eternos y alegres luchadores por una vida más justa para nuestro pueblo.

Hoy, las y los estudiantes somos continuadores, herederos de esas luchas inconclusas y responsables de que ellas retomen su curso tras varios años de crisis. Porque el mundo siguió girando, compañeras y compañeros, y en estos cuatro años no se ha extinguido la urgente pulsión por cambiarlo todo en todas partes, ella prevaleció y se hizo más fuerte, porque mientras nosotros resolvíamos nuestros problemas internos, el conservadurismo puso en tela juicio todo lo que ganamos a punta de calle y organización estudiantil. Nuestra tarea, entonces, es clara: defender, resguardar y pelear nuestros derechos y los de las próximas generaciones.

Pero fue necesario poner nuestros esfuerzos en la tarea de reconstruir la Federación. Mucho se habla de los últimos cuatro años, pero, a mi parecer, la crisis inicia bastante antes: cuando las y los estudiantes salimos de la escena nacional y cuando a nosotros mismos deja de hacernos sentido la política universitaria. En 2019, la crisis se hace insostenible y evidente, porque en plena revuelta popular, la organización estudiantil universitaria permanecía disgregada y se rechazaba a sí misma, para luego entrar al encierro por dos largos años. Para resolver aquella crisis, y como ha ocurrido en otros momentos importantes de la Federación, se convocó a un Congreso Refundacional que tuvo lugar entre octubre de 2022 y marzo de 2023. Aquel proceso no sólo sentó la bases de los nuevos estatutos que hoy nos rigen, sino que también nos permitió retomar la senda de la resolución de nuestros problemas en base al debate y al diálogo democrático, retomar la cultura de los grandes acuerdos y grandes desacuerdos que, finalmente, nos hacen jóvenes. Quiero detenerme en este punto para saludar especialmente el compromiso y la sensatez por parte de las compañeras que encabezaron el proceso de reconstrucción de la FECH, tanto en el Congreso como a quienes fueron parte de las múltiples mesas interinas, un proceso sin el cual hoy no tendríamos motivo de celebración. Esta labor pocas veces se reconoce con el peso de su mérito y es que se trata de un trabajo silencioso, poco beneficioso para los fanáticos de las cámaras y las portadas de diarios pero tremendamente urgente y valorable para quienes creemos en la construcción colectiva de nuevos horizontes. Y acaso por esto mismo no es extraño que hayan sido mujeres quienes tuvieron la voluntad y valentía de conducir estos procesos durante años en que la FECH deambuló entre las sombras, porque el patriarcado nos ha mal acostumbrado a cargar con lo incómodo y lo ingrato, a asumir la labores que son invisibles a ojos de los historiadores pero que son indispensables para la historia misma avance. Por esto y más hoy quiero hacerles una mención especial de reconocimiento a Amaranta Godoy, presidenta del Congreso FECH, Catalina González ex Presidenta de CEIREN y actual secretaria de Bienestar FECH, Lilith Acuña ex presidenta de CEARQ y actual Consejera FECH, Monserrat Lagos ex presidenta CEBA, Josefa Fernández presidenta del CED, Agatha Quiñinao presidenta de CECIP y Daniela Lavín presidenta CEG. Gracias compañeras y a muchas otras que no caen en los límites de un discurso, por ser un faro en medio de la tormenta.

Como mesa directiva ya cumplimos un mes en funciones y aunque tenemos mucho trabajo pendiente, poco a poco se muestran los resultados. En primer lugar, luego de cuatro años sin sesionar, ha vuelto a constituirse el pleno de Federación, un gran saludo a todas las consejerías y centros de estudiantes presentes, particularmente a la nueva coordinación del CRECE integrada por los Centros de Estudiantes de Veterinaria, Arquitectura, Ciencia Política e Ingeniería. Gracias por su entusiasmo y buena disposición desde el primer día.

También hemos restablecido la participación de la Federación en el Consejo Universitario, el Comité de Igualdad, el Consejo Editorial y muchas otras instancias que nos permiten conocer e influir el rumbo que toma nuestra Casa de Estudios. Por otra parte, estamos cumpliendo el programa con el cual hicimos campaña, avanzando primero en la elaboración transversal de un diagnóstico del bienestar y la calidad de vida estudiantil para conocer a ciencia cierta las preocupaciones y dolencias de nuestras compañeras y compañeros, y segundo, prontamente lanzaremos el primer boletín de la Federación para agilizar y diversificar las vías de comunicación. Nos hicimos parte de la jornada

conmemorativa de 11 de septiembre a través de recorridos patrimoniales guiados en Casa FECH y la convocatoria a una romería a estadio nacional en recuerdo a las y los estudiantes ejecutados políticos y detenidos desaparecidos. Hemos fortalecido nuestra participación en CONFECH, asistiendo a todas las plenarias y sumanonos a las movilizaciones contra el negacionismo y los discursos de odio. Hemos continuado ellegadodelmayofeministayconvocamosalpañuelazoporelderecho a decidir el pasado 28 de septiembre, pronto estaremos trabajando por rearticular la SESEGEN central. Y, probablemente lo más importante, hemos impulsado un proceso de discusión a través de asambleas para concluir en el Petitorio UChile 2023, un pliego de demandas asociadas al bienestar, la democracia universitaria y el financiamiento de la educación pública.

Espero muy sinceramente que en estas breves palabras hayamos recordado que la FECH es una organización fundamental para la convivencia democrática del país. Ello, nos exige estar a la altura de no solo nuestros anhelos como estudiantes de esta institución, sino que de sintonizar con las esperanzas de toda la juventud chilena. Ahora ¿cómo transformamos estos breves momentos de efervescencia creadora en nuevos ideales, nuevos horizontes que guíen al movimiento estudiantil?. Pienso que la respuesta parte por garantizar más democracia, por la contribución sincera y honesta de ideas en miras de un futuro más digno. En relación a ello, no puedo dejar de valorar el aporte de todos y cada uno de los estudiantes que concurren a los espacios de toma de decisiones para materializar tal efervescencia creadora, pero también a los grupos organizados y partidos políticos, muy especialmente, a las gloriosas Juventudes Comunistas de Chile, organización en la cual orgullosamente milito.

Compañeras y compañeros, los objetivos que nos planteamos son tremendamente ambiciosos y nos exigen dar el máximo de nuestro compromiso y nuestras capacidades. Sobre los hombros de todas y cada uno de nosotras recae la responsabilidad de materializar, de una vez por todas, una educación pública, gratuita y de calidad, con enfoque de género y comprometida con el bienestar físico, mental, social y cultural de la juventud chilena. Es tiempo de que los jóvenes retomemos el rol protagónico como ente dinamizador de los procesos de cambio que el país tanto requiere, y que con ello podamos conseguir la felicidad de nuestro pueblo.

Muchas gracias.


Discurso de la Rectora Rosa Devés el 16 de octubre de 2023 en el Salón de Honor de la Casa Central de la U. de Chile: Celebramos con profunda alegría este acto de instalación de la mesa directiva de la FECH que devuelve a la Universidad de Chile una federación de estudiantes activa lo que -estamos ciertos- también tendrá trascendencia para el país.

Se hace de esta manera honor a la historia de la Federación y de la Universidad, así como también a los procesos democráticos que han permitido su reactivación a través del Congreso FECH y la definición de los nuevos Estatutos. Son muchos los desafíos que enfrentamos en la actualidad para la educación superior y nuestra sociedad en general y la voz organizada de las y los estudiantes de la Universidad de Chile es imprescindible.

Felicitamos, y muy principalmente agradecemos, a la presidenta Catalina Lufin, al vicepresidente David Águila, a la secretaria general Valentina Rodríguez, a la secretaria de Bienestar Catalina González, al secretario de Participación Nahur Meléndez, al secretario de Comunicaciones Brayan Rice, y a la secretaria de Finanzas, Maite Veliz, por su liderazgo y la voluntad de dedicar trabajo a esta causa en beneficio de otras y otros. Extendemos también estas felicitaciones a las y los estudiantes que participaron del proceso electoral y a las funcionarias y funcionarios que contribuyen con su trabajo a las operaciones cotidianas de la Federación.

Hemos conocido su programa de trabajo y compartimos la importancia de involucrarse con más cercanía con “las problemáticas más inmediatas y cercanas de les estudiantes de la Universidad” frente a la tarea de ser únicamente “un canal de vocería nacional para las demandas estudiantiles”. Algo no muy distinto es lo que hemos procurado a nivel directivo de la Universidad: sin descuidar ni debilitar nuestro rol público, atender los problemas internos de nuestra comunidad, que tiene un rol tan trascendental en nuestro país.

Solo una comunidad sana, cohesionada donde los distintos integrantes encuentran un ambiente favorable a su desarrollo y están comprometidos a cuidarse mutuamente, podrá ejercer el rol de liderazgo que el país demanda.

Pero esto -claro- no se agota en el discurso, debemos profundizar nuestra formación en materias vinculadas a la convivencia y el bienestar mental, y generar las mejores condiciones para el encuentro y el diálogo plural y respetuoso. Las mejoras de infraestructura para el encuentro fueron prioridad en nuestro programa de gobierno y estamos trabajando en ello con sentido de responsabilidad, porque comprendemos la urgencia. En esto también coincidimos, como en la necesidad de reconocer y adaptar nuestra normativa a formatos más flexibles que permitan compatibilizar las nuevas condiciones de estudio de nuestros estudiantes, muchos de los cuales necesitan estudiar y trabajar en forma simultánea.

Al mismo tiempo, estamos buscando enriquecer la formación con programas más interdisciplinarios a través de nuevas certificaciones complementarias de Sustentabilidad e Innovación (para empezar el camino) y de estimular la movilidad estudiantil y la adecuación de trayectorias a lo que esperamos aporte la nueva certificación de Bachillerato para los primeros 120 créditos.

Es igualmente importante avanzar hacia una universidad más sustentable en todas sus dimensiones, porque no podemos reclamar aquello para el país, si no lo ejemplificamos en nuestra casa.

Nuestra misión pública y el sentido de pertenecer al país nos enorgullece, pero también nos exige compromiso con la diversidad y el pluralismo al interior de nuestra propia institución. Sabemos que la democracia se fortalece y se practica a través de un debate abierto y plural. Por ello en nuestra Universidad, debemos cultivar un diálogo respetuoso de las diferencias y propiciar relaciones basadas en la confianza mutua. La firmeza de un argumento jamás debe ser impedimento para el reconocimiento del otro en igual dignidad.

Igualmente, quiero destacar que el espacio para el aprendizaje y el crecimiento personal debe ser un espacio seguro permeado por el respeto a los derechos humanos. Ustedes, las nuevas generaciones, son esenciales para el desafío colectivo de poner los derechos humanos en el centro de la discusión pública, asumiendo un compromiso con la verdad, justicia y memoria, a la vez que planteando nuevos temas que deben ser mirados desde una perspectiva de derechos humanos.

Es importante que el compromiso con estos derechos no sea una cuestión del “otro”, sino un desafío personal. De esa manera, iremos reescribiendo un relato común a través de la experiencia educativa y comprendiendo que la violencia, la intolerancia o la discriminación pasadas pueden representar riesgos reales de que esas tragedias pasadas vuelvan a ocurrir.

La fuerza que reconocemos en cada uno y una de ustedes nos invita a seguir trabajando para que todos los talentos de nuestra comunidad puedan desarrollarse plenamente al interior de la Universidad. Esos múltiples talentos expresan a su vez diversas historias de vida, que apreciamos como un valor fundante de nuestra comunidad.

Sé que compartimos la preocupación por los grandes temas del país. Aspiramos a una nación más justa e igualitaria, más multicultural, y deseamos también que esa preocupación por la equidad se exprese en nuestra Universidad. Por ello, continuaremos trabajando para dar paso a una comprensión más profunda de los procesos formativos, avanzando hacia una pedagogía más inclusiva y dando una mayor atención a las circunstancias o contextos que actúan como barreras o facilitadores del aprendizaje. De esa manera, respetaremos el derecho a la educación y contribuiremos al fortalecimiento de la educación pública.

En esos propósitos nacionales e institucionales nos encontramos, y comprendemos que el horizonte compartido es construir en conjunto una mejor Universidad y un mejor país.

Les deseamos un exitoso trabajo y siempre contarán con nuestro apoyo.

Muchas gracias.

Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile

La nueva presidenta de la FECh escribió un texto en Le monde Diplomatique de octubre 2023:

https://editorialauncreemos.cl/producto/255-octubre-2023-edicion-digital/

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