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Carta abierta al Congreso de Chile. por Ana María Devaud

SEÑORES Y SEÑORAS CONGRESISTAS

Soy una ciudadana común y corriente, mi poder político es mi voz y mis pies para marchar. Me dirijo a ustedes por un motivo específico: el escandaloso abandono a la ciudadanía en estos tiempos de extrema urgencia. Más escandaloso aún, el motivo que aducen: DE VACACIONES POR REGLAMENTO.

Parece un mal chiste, mejor dicho, un chiste cruel cuyas fatales consecuencias estamos sufriendo nosotres, precisamente, quienes financiamos sus VACACIONES. Es como si me dijeran que un hijo está muriendo, ¡ah!, pero no me dan permiso para salir de la pega.

¿La inconsciencia ha llegado a extremos tales que no visualizan lo que ocurre? Pero sí, evidentemente, se preocupan de estar presentes en los medios de comunicación: matinales y todo tipo de programas, para defender lo indefendible, o para quejarse, como si no fueran parte de una institución creada para elaborar y proteger los derechos humanos y las peticiones ciudadanas. Les recordaré algunos de los problemas, por si el sol, o los tragos en Cachagua, les han nublado el “entendimiento”.

Pacos (nombre ganado): escalada de violencia y muertes, permanente. Donde la gestión del Congreso ha sido inútil, a pesar de las enormes muestras de ineptitud y delincuencia dentro de esta institución, (Saqueo de las arcas fiscales, cuestión aún pendiente).

Inmigración y sus consecuencias, por falta de políticas claras que no impliquen xenofobia y discriminación.

Compra de armamentos en período de pandemia, mientras se niega la ayuda a la población. Militarización de la pandemia. Eterno toque de queda.

Por último y lo más increíble: ¿dónde, en qué país del mundo, un presidente tan rechazado por la población sigue gobernando?

Supongo que la mención a estos problemas les abre la memoria. La visión que tengo de ustedes es la de un Congreso incapaz, por sí solo, de tomar actitudes relevantes ante tantos problemas. Entonces, la ciudadanía, como hemos visto hasta ahora, debe salir a la calles y poner los muertos a sus pies, para empujar las soluciones que a ustedes les parecían “incompatibles” con reglamentos y leyes; muchas de ellas, como la propia Constitución, dictada al alero de la corrupción o la conveniencia de ciertos grupos (que siguen incólumes, robándonos; entrando cada día a nuestros escuálidos presupuestos, para sacar su tajada).

Ya basta, ¿o no les parece suficiente?

Es tal su ausencia que ya muchas y muchos no se acuerdan que ustedes tienen deberes y son, en la parte que les toca, los responsables por omisión, de todo lo que sucede.

Para terminar, algunos atisbos de realidad, sacados al azar de las redes sociales.

Mi esposo es tea. Es súper fuerte,inteligente y a veces poco empático. Muy duro. Bueno, hoy ha llorado todo el día por Chile. No aguanto más, me dice entre sollozos. Este conchadesumadre fundió este país!

Tengo casi 60 años y jamás pensé que el miedo y el terror imperante durante los años de la dictadura volvería a azotar a nuestro país...

¡Vuelvan a trabajar, a ver si hacen algo!

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