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Chile nos da una lección por Gustavo Gac-Artigas*

Un poco de historia para entender a un pueblo: en 1988 un plebiscito marcó el fin de la dictadura. Tras 15 años sin elecciones, 7 millones y medio de ciudadanos, el 97.53 % de las personas habilitadas para votar se inscribieron para participar en un plebiscito, que de ganar el “no” obligaría a Pinochet a convocar elecciones.

El resto es historia, el “no” ganó por el 54.70 % de los votos, Pinochet no pudo desconocer el triunfo, tuvo que convocar a elecciones parlamentarias y presidenciales para, finalmente entregar el mando el 11 de marzo de 1990.

Lección de la historia: las dictaduras no son eternas, se pueden derrotar, y el voto es un arma poderosa.

El camino hacia una nueva constitución: tras la explosión social de octubre del 2019, un mes más tarde se firmó un denominado “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución” para someter a votación el que se redactara una nueva constitución que reemplazara la heredada de la dictadura. Votaron más de 7 millones de personas, el 50.9 % del padrón electoral, el apruebo ganó por el 78.27 %, el rechazo alcanzó el 21.74 % y se eligieron 155 convencionales encargados de redactar la nueva constitución y someterla al veredicto popular.

Lección de la historia: las constituciones no son eternas y un pueblo tiene el derecho de decidir reformarlas o cambiarlas de acuerdo a los tiempos que se viven, y en democracia, el voto es un arma poderosa.

El 4 de septiembre se sometió a plebiscito el proyecto de constitución redactada por los convencionales. De un padrón electoral cercano a los 15 millones, votaron 13 millones. Cierto, en estas elecciones el voto era obligatorio, pero la participación es histórica. Con el 99.8 % de las mesas escrutadas el rechazo al texto propuesto alcanzó el 61.8 %, 7.842.477 votos, el apruebo el 38.12 %, 4.830.725 votos.

¿Contradicción con la necesidad de tener una nueva constitución? No.

Dejando fuera los extremos, aquellos que quieren perpetuar la constitución de la dictadura o al otro extremo aquellos que quieren una constitución a su medida, a su ideología, aquellos que quieren una constitución de hierro, la gran mayoría está por una nueva constitución.

Como dijera el presidente Boric, el pueblo dio un mandato: pónganse de acuerdo, los movimientos sociales, los partidos políticos, las organizaciones, para redactar una constitución para regir la vida de todos y todas, una constitución que no divida, que una, que permita avanzar en armonía hacia ese nuevo Chile que comienza a dar sus primeros pasos por la ruta del cambio.

Algunos intentarán leer el resultado de ayer echándoles la culpa a los otros, a un supuesto enemigo, sin querer reconocer errores y que el enemigo puede estar en uno mismo, en la estrechez de pensamiento, en el querer imponer y someter como forma de gobierno.

Lección de la historia: no se impone a un pueblo que desea un cambio una constitución que no lo representa. Una constitución debe normar la armonía, entregar el camino hacia un mejor futuro para todas y todos, y lo sabemos, ese camino no será fácil, más de uno intentará que se salga de cauce.

Coincido con el presidente Boric cuando señala que, mientras se encuentra el camino de la concordia, hay tareas urgentes que resolver.

Hay gente en Chile que no se puede dar el lujo de esperar la solución a sus problemas, hay hambre, y el hambre no espera, hay gente sin techo, y el frío no espera, hay gente esperando una cita médica en un consultorio, y la muerte no espera, hay niñas y niños que necesitan una mejor educación, y la ignorancia acecha para, en el oscurantismo, dominarlos y tenerlos a la merced de sus intereses.

Y si analizamos la historia, Chile muestra el camino, el voto es un arma poderosa en la democracia, yo no impongo mis ideas sobre los otros, escucho el pensamiento de los otros y en el diálogo, no en el odio, no en la violencia, podremos avanzar en esta nueva-vieja historia.

Lecciones de la historia: escuchemos el voto cuando expresa la voz del pueblo. Contrario a lo que podría pensarse, la esperanza está viva en Chile.

* Escritor, poeta y director de teatro chileno, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Reside en los EE. UU.

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