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Contigo Manola Robles

Le Monde Diplomatique se asocia a las condolencias y muestras de afecto hacia Manola, su familia, amigos y auditores.

Publicamos a continuación un texto de su familia y otro de Erasmo López.


MANOLA ROBLES 1 de noviembre de 1948 – 3 de enero de 2021

La madrugada de este domingo 3 de enero de 2021 murió nuestra amada esposa, madre, abuela y hermana Manola Robles Delgado, a raíz de un cáncer al pulmón que le fue detectado hace un año y medio.

Hija de un refugiado andaluz que llegó en el Winnipeg y de madre chilena, Manola llevó una vida marcada por sus valores humanitarios. Quienes tuvimos el privilegio de estar cerca de ella conocimos su personalidad protectora, valiente, fuerte, apasionada y sobre todo justiciera. Amante de su familia, fue una madre cariñosa, abnegada y ejemplar para sus 2 hijos, y una abuela dedicada, querendona y orgullosa de sus 5 nietos.

Tuvo cinco pasiones en vida: su familia, su trabajo, el teatro, la poesía de Federico García Lorca y la justicia.

Trabajadora incansable, su primer amor fue el teatro, pero dado que su padre no le permitió seguir esa carrera por considerarla inestable económicamente, ella se volcó a estudiar periodismo en la Universidad de Chile, desde donde egresó el año 1968 con distinción.

Aunque reporteó en varios medios nacionales y extranjeros, fue en radio Cooperativa donde hizo su segundo hogar, desde 1979 hasta el año 2000, cuando se fue designada como agregada de prensa, primero, en Argentina y más tarde en España. Volvió a la radio de sus amores en 2010 y trabajó incansablemente hasta el 24 de diciembre pasado cuando, siendo editora de opinión, contó por primera vez públicamente de su enfermedad y anunció que se retiraba.

Con una sólida trayectoria en el periodismo nacional e internacional, su carrera profesional estuvo marcada por los reconocimientos y premios recibidos, especialmente en el área económica, política y social. Cubrió los principales eventos económicos desde 1980 a 1994, en América Latina, Europa, Asia y Estados Unidos.

Acompañó al primer presidente democrático de Chile, Patricio Aylwin en todas sus giras por Europa, Asia y América.

Reporteó todas las Cumbres Iberoamericanas y las reuniones del denominado Grupo de Río, del cual Chile forma parte. Fue invitada por Naciones Unidas, en 1995, a la preparatoria de la Cumbre Mundial de Desarrollo Social.

En plena dictadura concurrió a la Habana a la gran cita sobre la Deuda Externa, oportunidad en que reporteó y despachó en directo a Chile, con el riesgo que ello implicaría tras el regreso al país.

En la década del 2000 se desempeñó como Agregada de Prensa, en las embajadas de Chile en Argentina y España, donde cumplió a cabalidad su rol asesor tanto a Embajadores, como de información a los presidentes de la República, de manera directa, como fue el caso con los exmandatarios Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.

Entre los premios más destacados recibidos durante su carrera, está el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí y posteriormente su participación como Jurado del mismo.

El velatorio de Manola Robles se realizaró en el Teatro Nacional de Chile, dependiente de su alma máter la Universidad de Chile, y será enterrada en el Cementerio Parque Santiago.

La Familia


Manola Robles, las heroínas que no mueren…

Por Erasmo López Avila, periodista.

Resulta conmovedor conocer las manifestaciones de pesar que ha despertado el fallecimiento hoy domingo 03 de enero de 2021 de nuestra querida compañera de profesión, Manola Robles Delgado.

Con justicia recordamos su incansable y valiente labor periodística en varios medios de comunicación durante la dictadura, en los que reveló su inconfundible y aguerrido sello de reportera.

Hoy quiero mencionar una parte de la vida de Manola que es probable que muy pocos conozcan, porque, obvio, de estos andares no se hablaba en su época y, después, en estos tiempos, se ha preferido dejarlos en un rinconcito de la memoria, a la espera de que alguien los rescate.

Con Manola nos conocimos trabajando codo a codo en algunos períodos del Gobierno Popular. Ella periodista del vespertino Última Hora y yo del diario El Siglo, donde éramos reporteros policiales que acudíamos diariamente al edificio de la Policía de Investigaciones en General Mackenna.

Trabajar con ella era vivir el nerviosismo y la excitación del reporteo del minuto a minuto. Nada parecía escapar a sus vivaces ojos y a esa infatigable movilidad que la caracterizaban.

Cuando llegué a trabajar en la sala de prensa de Investigaciones, ella ya era una reportera avezada que superaba en inquietud y curiosidad a varios viejos reporteros de la “Pesca”, que sabían que Manola estaba siempre mejor informada y dateada que el resto.

El día que la Dirección de El Siglo me destinó a reportear en la “Pesca” recibí una escueta instrucción: “Tienes que seguir a Manola”. No me dijeron que me contactara con los que dirigían a la policía civil, el PS Eduardo “Coco” Paredes o el PC Carlos Toro, Director y Subdirector de Investigaciones, respectivamente. Era mejor seguir y aprender, junto a Manola.

Lo que aprendí del reporteo policial se debe a las clases en vivo de Manola. Visitar y aprender a “leer” sitios del suceso; indagar más allá de los comunicados oficiales; vincularse adecuadamente con el detective preciso; nunca preguntar sin antes tener datos básicos indesmentibles; valorar los testigos; no descartar hipótesis, etc., etc., fueron enseñanzas indelebles que recibí de Manola en el día a día de muchos y muchos meses juntos.

Luego la dirección de El Siglo me daría otras destinaciones periodísticas y dejamos de vernos con Manola durante el Gobierno Popular. Nuestro próximo encuentro ocurrió menos de diez días después del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, en alguna discreta esquina de Santiago Centro.

A las 12 horas del jueves 13 de septiembre, en un furtivo encuentro sostenido en la esquina de Irarrázaval con Ramón Carnicer, a 48 horas del bombardeo a La Moneda y recién levantado el toque de queda, el Secretario Político de la célula del PC en El Siglo me informó:

“La instrucción que tengo para usted, compañero, es que coordine una célula clandestina con otros tres reporteros comunistas. Cada uno de ellos le entregará información detallada de lo que sepan, vean y conozcan en sus respectivos lugares. Estas entregas deben ser semanales, con las más estrictas y rigurosas medidas de seguridad y compartimentación. Contáctelos individualmente. Ellos saben que usted los llamará. Nos vemos en dos semanas”.

En la despedida, el colega de El Siglo me entregó tres nombres con sus respectivos datos para ubicarlos.

Uno de esos nombres era el de Manola Robles, más el de otros dos colegas a quienes yo conocía y sabía de su militancia y compromiso. Mantendré reserva de sus identidades.

Cumplí la tarea y contacté a Manola, con quien me encontré en el transcurso de la tercera semana de septiembre.

Entramos a una fuente de soda en las inmediaciones del mercado central y conversamos largo mientras bebíamos algún refresco. Me contó de las vicisitudes que había vivido después del Golpe; que esta era una de sus primeras salidas de casa y que tenía una hija pequeña.

Desde luego, Manola mostró plena disposición a incorporarse al trabajo clandestino que estaba recién comenzando.

Compartíamos juventud, militancia, compromiso, generosidad y confianza mutua.

Nos bastó con eso para matricularnos sin condiciones en una actividad de ribetes desconocidos que, a menos de diez días del Golpe, ni siquiera sospechábamos que significaban riesgo de vida.

¿Cuál sería la misión de Manola? Reportear, investigar, indagar, analizar, observar su entorno y redactar, es decir, hacer lo mismo que antes, pero ahora vaciado ese informe anónimo en no más de un par de carillas manuscritas o mecanografiadas.

¿El destino de ese trabajo, y el de los otros dos colegas y el mío? Ni yo lo sabía, porque en ese tiempo, esas preguntas no se hacían.

Y así comenzó este inédito período de sucesivos encuentros semanales con Manola, en cualquier esquina no céntrica, o en apartadas plazas, o en un paradero de la locomoción colectiva para abordar un bus, o en una larga caminata por Recoleta al norte.

Nuestro trabajo conjunto duró casi diez meses. Nunca faltó a una cita y nunca dejó de llevar su informe. En los encuentros, de no más de 15 minutos, sólo había tiempo para comentar el contenido del informe anterior; conocer un anuncio del que se entregaba en ese momento; trasmitir la última orientación del partido y fijar día, hora y punto de la próxima reunión.

Recuerdo que en muy escasas oportunidades alteramos la rutina y las medidas de seguridad.

Una vez, creo que en octubre o noviembre de 1973, fue cuando le llevé un ejemplar mimeografiado del boletín “Unidad Antifascista” que estaba editando el PC en la clandestinidad, donde aparecía una de sus notas.

Se emocionó enormemente y los ojos de Manola se tornaron más vivaces que nunca. Estábamos orgullosos. Estábamos cumpliendo la misión encomendada. Sin embargo, en un silencioso mutuo acuerdo, me devolvió el ejemplar, lo rompí y lo boté a un basurero cercano.

Otro minuto significativo fue cuando Manola me comentó que una persona conocida de ella le había comentado que había escuchado en Radio Moscú una historia represiva muy dura y conmovedora.

“Escuché muy atentamente a mi amiga -me contó Manola- y poco a poco fui reconociendo que esa historia la había reporteado y escrito yo. Me tuve que hacer la lesa y no hice más comentarios. Simplemente, no se podía”.

En otra ocasión Manola me pidió que la acompañara a una diligencia impostergable. “Me indemnizaron en Última Hora y me cayó un dinero. Acompáñame a comprarle zapatos a mi hija para esta Navidad”.

Juntos recorrimos algunas zapaterías de la calle Puente. En cada tienda visitada ella sacaba de su cartera un zapato usado de su hija y medía las tallas, hasta que encontró el que compraría. Nunca se distrajo ni atendió las ofertas que le hacían los vendedores de que se probara calzados nuevos para ella. Su hija estaba primero.

No sé si fue en junio o julio de 1974 que el PC decidió ampliar su red de reporteros clandestinos y optó por instruir que cada uno de nosotros diera forma a una nueva célula, aunque esta vez compuesta por sólo tres militantes.

Cada uno de nosotros debió buscar dos camaradas de su confianza, invitarlos a participar de la red y coordinar con ellos el trabajo de seguir recogiendo información, que ya sabíamos terminaba nutriendo al boletín “Unidad Antifascista” y a los programas diarios de Radio Moscú.

Cuando le comuniqué esta instrucción a Manola, entendió perfectamente que la misión era una manera de reconocimiento a su gran labor de periodista comunista por casi diez meses.

Ambos comprendimos, también, que no seguiríamos viéndonos puesto que ahora ella tendría que reportarse a un nuevo coordinador clandestino, que la contactaría en los días siguientes.

Nos despedimos con el afecto y la confianza de siempre, asumiendo que era probable que alguna vez nos volveríamos a encontrar, ojalá en otras circunstancias, para alguna vez conocer algo más de nosotros mismos.

En esos diez meses de trabajo clandestino conjunto, nunca conocí su casa. Nunca supe siquiera en qué barrio de Santiago vivía ni en qué micros se movilizaba. Nunca le pregunté sobre el padre de su hija y si vivía o no con él.

Y lo más curioso, es que después de junio o julio de 1974, nunca más nos encontramos ni conversamos en los siguientes 46 años.

Alguna vez en este casi medio siglo nos enviamos saludos mutuos que sabíamos que eran bien recibidos. Sabíamos que seguíamos ejerciendo el periodismo, ella cada vez más valiente y famosa en radios como la Chilena y Cooperativa, y yo anónimamente vinculado al periodismo deportivo, pero nunca más nos dimos la oportunidad siquiera de sentarnos en torno a un café.

Por amigos y camaradas comunes sabíamos de nuestras existencias, pero, ya está dicho, no hubo un encuentro pos-dictadura.

Hoy el periodismo chileno esta de duelo. Ha fallecido una gran periodista. Todas las manifestaciones de pesar que ha provocado su muerte son fundadas y los elogios que se le brindan son muy merecidos.

Con inmensa pena me sumo a este dolor colectivo por la muerte de mi querida colega clandestina con la que ejercimos durante tiempos duros como colaboradores del boletín “Unidad Antifascista” y corresponsales de la Radio Moscú.

¡Honor y gloria, querida y admirable Manola!


Trayectoria Profesional de Manola Robles

  • • [1964 - 1967] -[Radio Agricultura, Chile.]
  • • [1965 - 1967] -[Revista Latinoamericana NUEVA PLAN, Chile.]
  • • [1966 - 1967] -[Revista SIETE DÍAS, Chile.]
  • • [1967 - 1969] -[Radio Chilena, Chile.]
  • • 1969 ESPAÑA
  • • [1970] -[Televisión Nacional, Chile.]
  • • [1970 - 1971] -[Agencia ORBE, Chile.]
  • • [1970 - 1973] -[Diario ULTIMA HORA, Chile.]
  • • [1979 - 2000] -[Radio Cooperativa, Chile.]
  • • [1983 - 1990] -[Asesora de Prensa, COLEGIO MÉDICO DE CHILE, Chile.]
  • • [1986 - 1989] -[Revista CAUCE, Chile.]
  • • [1989 - 1994] -[Agencia REUTER, Chile.]
  • • [1990 - 1992] -[Diario FORTÍN MAPOCHO, Chile.]
  • • [1993] -[Consultora CEPAL, para reunión con el BID y el Banco Mundial, Chile.]
  • • [1994 - 1997] -[Asesora de Prensa, Ex Presidente de la República Patricio Aylwin, Chile.]
  • • [1995 - 1996] -[Corresponsal del Diario EL UNIVERSAL, México.]
  • • [1995 - 2000] -[Docente Escuela de Periodismo, Universidad UNIACC, Chile.]
  • • [1996 - 2000] -[Corresponsal del Diario MILENIO, México.]
  • • [1998] -[Colaboradora de VIVANT UNIVERS, Bélgica.]
  • • [1997 - 2000] -[Conductora Noticiero Central y Editora de Prensa Radio Cooperativa, Chile.]
  • • [2001 - 2005] -[Agregada de Prensa Embajada de Chile en Argentina.]
  • • [2005 - 2006] -[Directora de Contenidos y Servicios Informativos RADIO W, Chile.]
  • • [2005 - 2006] -[Docente en PET de Periodismo, Universidad UNIACC, Chile.]
  • • [2006 - 2010] -[Agregada de Prensa Embajada de Chile en España.]
  • • ( julio 2010 –noviembre 2010) Coordinadora programa de capacitación empresarial Fundación Creaempresa
  • • Diciembre 2010 a la fecha, Editora de Opinión de Cooperativa.cl de Compañía Chilena de Comunicaciones ( Radio Cooperativa)
  • DISTINCIONES
  • • Premio Colegio de Periodistas, Mejor Periodista de Economía, 1982-1983.
  • • Premio al Cooperativismo, Instituto General de Cooperativas, 1981.
  • • Premio Mejor Periodista de Economía, Confederación del Comercio Detallista, 1985.
  • • Premio Mejor Periodista de Economía, Confederación de la Pequeña y Mediana Industria y Artesanado ; Premio Mejor Periodista de Economía, Cámara Nacional de Comercio, 1989.
  • • Premio Latinoamericano de Periodismo, Prensa Latina, Cuba, 1988, “ por el rigor intelectual y el coraje de sus artículos de denuncia de la desnacionalización de su país bajo la dictadura de Pinochet”
  • • Premio Mejor Periodista de Economía, SIDECO, 1992.
  • • Premio Mejor Periodista del año, Agrupación Winnipeg, 1994.
  • • Premio a la Trayectoria en el Periodismo Nacional, Colegio de Periodistas y Asociación de Periodistas Mujeres, 1995.
  • • Premio Mejor Periodista de Economía, Asociación de Exportadores, 1996.
  • • Premio Mejor Periodista de Economía, Confederación del Comercio Detallista, 1996.
  • • Premio ARCHI (Asociación de Radiodifusores de Chile) y Premio Universidad Las Condes, 1997.
  • • Premio Mejor Periodista de Economía, ASIMET, 1997.
  • • Premio a la Trayectoria en el Periodismo Nacional, Universidad UNIACC, 1997.
  • • Premio a la Trayectoria en el Periodismo Nacional, Embotelladora Andina, 1998.
  • • Premio al Periodismo Humanista, “por su destacado desempeño profesional en defensa de los derechos humanos y la dignidad de las personas”:Universidad La República, 2004.
  • • Premio por su compromiso en la defensa de los derechos humanos, otorgado por la Central Unitaria de Trabajadores de Chile, 2009.

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