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“Deyarina Maldonado”. Cuando la imagen alimenta la conciencia. Por Hans Schuster

No hay duda de que la presencia de mujeres artistas visuales sigue al debe en museos, colecciones y en las escasas galerías o salas y salones en que se exponen los trabajos fotográficos, esculturas, grabados, pinturas y performance, tal visibilización propio del canon patriarcal, excepcionalmente ha sido derribado en eventos y muestras colectivas desarrollados por mujeres artistas, en todas las regiones del chile contemporáneo, hoy desbordado en el centro, por ríos y crecidas, que arrasan con todo el desamparo.

Las artes visuales al igual que los asentamientos humanos que viven alejados de las fuentes y relaciones de poder, reciben sólo las migajas de un sistema que no concibe derechos, sino subsidios parchando puentes en dudosas licitaciones a las mismas empresas que cada cierto tiempo arrasan con el erario público, porque lo privado nos ha privado de derechos, basta ver las utilidades de la banca, el retail, las Isapres, las AFPs y de un cuanto hay protegido por leyes realizadas por camadas de camaradas y amigos de los partidos que hasta se dieron el lujo de escoger a los candidatos, hoy nuevos constituyentes, que bajo las cuatro paredes y en la cocina de los “expertos” nos van a proponer la versión 2.0 de una nueva constitución, cuyo sesgo republicano los lleva a citar a Hitler, en las cámaras.

Y si el entorno social y natural se ve afectado por el barro de las últimas lluvias, basta ver a los ex alcaldes corruptos transitando por tribunales (RN-UDI para variar), mientras la derecha quiere empatar con las groseras asignaciones a la Fundación Democracia Viva, de los avivados de RD, que siguen los pasos morales (aunque el monto es casi el vuelto del pan- que todos sabemos cuánto ha subido- en comparación con lo que los ex alcaldes robaron a la fe pública).

Vamos a lo que nos convoca, la pintura chilena realizada por mujeres, y detengamos en Deyarina Maldonado, cuya obra todavía en construcción, se viene a sumar a los aportes iconográficos de las artistas visuales de los setenta, ochenta, noventa y dos mil en adelante, cuyas imágenes no sólo ayudaron a los procesos de toma de conciencia, sobre los sucesos de la contingencia en cada década, que las llevó a trabajar en colectivos no jerárquicos, sino por sobre todo solidarios, con las causas y entre ellas mismas, realizando exposiciones colectivas, entrelazando diversos activismos, desde la lucha contra la dictadura cívico-militar (próxima cumplir 50 años de ignominia), porque el trazado social se mantiene vigente y no sólo en la constitución de la sangre y el horror subsidiario del consumo a como dé lugar, dejando al fisco como un fiasco, para defender a una ciudadanía que hasta el día de hoy está desamparada ante los poderes fácticos.

Ya desde hace décadas, las mujeres atadas y maniatadas de Carmen Aldunate, que al igual que Deyarina Maldonado nació en Viña de Mar, ambas destacadas pintoras y dibujantes, pero no puedo dejar de mencionar a Laura Rodig, la gran maestra rural, pintora, escultora e ilustradora, fundadora de la Asociación Chilena de Pintores y Escultores, Premio Nacional de Arte 1949, destacada por su pintura social cuyas obras sobresalen en la denominada generación del veintiocho, amiga de Gabriela Mistral, y de los grandes muralistas mexicanos del movimiento azteca (entre otros Orozco, Siquieiros y Diego de Rivera) cuya obra “India Mejicana” pertenece a la colección del Museo de Arte Moderno Reina Sofía. Laura Rodig es la primera pintora chilena en establecer una ferviente preocupación por el arte y legado de los ancestros indígenas.

Pero volvamos a Deyarina Maldonado, quien ha transitado por un gran número de colectivos, cabe destacar “Un tiempo para el arte” en plena década de los ochenta, entre otras artistas del ya desaparecido colectivo estaba Margot Loyola, y resulta memorable recordar la exposición pictórica realizada, en ese entonces en los vagones del tren en plena dictadura cívico-militar. En el día de hoy, Deyarina Maldonado trabaja junto al colectivo GRAPHOS, también de la quinta región.

La obra de Deyarina Maldonado viene abordando distintas temáticas en donde el centro es siempre la mujer, mujer aire, árbol, mar, montañas, caracolas, en medio de todo su imaginario la figura y formas de lo femenino está presente, al igual que en sus dibujos, grabados y esculturas en cerámica, trabajos que se han presentado en diversas exposiciones individuales (incluyendo España e Inglaterra, y no sería menor recordar su dibujo “La Cueca del Adiós” en un restaurant Parisino) y las exposiciones colectivas que cada cierto tiempo son inauguradas en los escasos lugares que todavía sobreviven para estos avatares.

Tal vez, porque la imagen alimenta la conciencia, Deyarina Maldonado continúa trabajando incansablemente y aportando a la representación gráfica con técnicas mixtas, porque incluso sus grabados son intervenidos con dibujos o aguadas de acuarelas, dejando así su marca en el papel, el lienzo, la madera o en un fragmento de tejido para obtener una composición desde las formas, las texturas y colores, porque ante la imagen trasladamos los sentidos y nuestra forma de ver y percibir la vida social y el significado cultural que representa. Como su trabajo en el libro que se acaba de publicar en “Chicho Allende” compilado por Jorge Soto Veragua, con más de doscientos artistas en homenaje al presidente mártir.

Deyarina Maldonado: “Lágrimas de sangre, el llanto de Chile”, dibujo y acuarela de 70 x 1 metro. Sin lugar a dudas su trabajo forma parte de la imagen que alimenta la conciencia.

Hans Schuster
Escritor
Fundador del Colectivo de Arte: Látigos de Fuego
Co-fundador del Colectivo de Artes y Humanidades Filopoiésis.
Coordinador área de Gestión de las Culturas y Patrimonio-UCSH.

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