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El agua es vida. por Nicolás Hoffmann Cartes

Si tuviéramos la oportunidad de observar la tierra desde el espacio, tendríamos la posibilidad de identificar que el 70% de nuestro planeta se compone de agua y el 30% restante es tierra. Pero de ese 70% que equivale 1360 millones mk3, compuesto por un 97% de agua salada, y solo un 2.5% se considera agua dulce. Y es aun más complejo el panorama si tenemos en cuenta que solo el 0,0025% es agua potable y esta cantidad se reduce cada año.

En relación a lo expuesto sobre la composición del mundo y la merma de agua potable que se avecina para los próximos años, cuesta un poco entender que este recurso vital para la vida, en Chile se encuentre en manos de privados, en desmedro de una gran cantidad de ciudadanos que deben racionar su consumo. Se nos ha dado entender que estamos en tiempos de sequia, donde el cambio climático y los efectos colaterales que acaecen a este fenómeno provocan la variación en la precipitación del país. Que si bien son argumentos validos, pero en el desarrollo del curso hemos podido identificar que los desastres naturales no solo son identificables por su carácter natural, indómito y por ende impredecible, sino que también son posibilitados por la acción humana.

Un factor que da para entender el elemento de riesgo es la baja precipitación que se observa en el país, pero también es necesario recalcar que tanto Chile como Francia, Republica Checa, Inglaterra y Malasia han privatizado el recurso del agua. Para el caso especifico de Chile, donde la constitución de 1980 privilegia con derechos de agua a un grupo de personas, en menoscabo de una gran cantidad de la población también puede ser un factor para explicar la sequia en la que el país ha transitado ya por una década.

El cambio de paradigma del análisis del riesgo desde el estudio del fenómeno en la década del 90, a la evolución que se observa en el 2000, al comprender que el foco debe estar sobre la vulnerabilidad y por ende entender que el riesgo es un contructo social. Es necesario entender que la sequia es un fenómeno de la acción humana que se expresa en la vulnerabilidad de la población, en este caso la sequia que acaece al país, no es tan solo una acción natural por la baja precipitación, sino que además es posible determinar cómo amenaza, el privilegio que gozan los dueños de derechos de aguas, que en un gran porcentaje poseen o son participes de empresas que requieren una gran cantidad de agua para sus procesos, industrias, vitivinícolas, agrícolas, o solo para vender agua, como hemos podido notar en algunas regiones del norte del país.

La vulnerabilidad a la que está expuesta una gran parte de regiones y ciudades del país, se ve evidenciada aun mas cuando se privilegia el cultivo de ciertos alimentos de exportación por sobre el consumo humano.

Como no existe fiscalización al uso de los derechos de agua, los dueños de estos derechos lo comercializan al mejor postor. Siendo beneficiaria la industria agrícola, vitivinícola, y los fundos donde sus dueños poseen piscinas de acumulación para beneficio propio de sus cultivos o para una venta posterior a la ciudadanía. Cabe mencionar que en gran parte, la obtención del recurso hídrico por parte de los dueños de derechos de agua proviene por la intervención de los canales o cuencas de ríos cercanos a sus fundos, a las que acceden con bombas trifásicas y saquean el recurso parar cubrir su necesidad de acumulación y riego de cultivos. Esta forma de intervención afecta directamente la población de los territorios que no tiene como acceder al agua, si cuando esta llega a sus pozos ya está disminuida en caudal y volumen.

La incapacidad del estado por fiscalizar el uso y aprovechamiento del recurso, acompañada de débiles y muchas veces nulas instancias de participación para afrontar esta dificultad, ha permeado que la territorialidad de los habitante de las regiones del norte no sea considerada, por ende son las empresas que han impuesto una forma de habitar el territorio donde el valor de la vida pareciera no ser más que el de una palta. Considerar los aspectos de habitar que se expresan en la identidad local de los habitantes de las regiones afectadas puede posibilitar el empleo de estrategias que permitan un buen vivir de las comunidades, expresadas en el cuidado del agua, el uso de la tierra y posterior trabajo de esta. Además de conocer sus experiencias en torno a cómo se debe afrontar el desafío de habitar un lugar que está predispuesto geográficamente por su climatología a los escases del recurso hídrico.

Es necesario por ende, involucrar a la sociedad civil y ser partícipe de la toma de decisiones que involucran su supervivencia respecto al agua, particularmente se deben anular los derechos de agua, debe ser la comunidad la que decida como se debe hacer uso y aprovechamiento del recurso. Además debe ser la industria la que debe buscar formulas que le permitan abastecer su necesidad para el cultivo, considerando apostar por innovar en materia de generación del recurso, una buen iniciativa el de instalar plantas desalinizadoras que los provean del recurso. Lamentablemente pareciera ser que el gran empresariado del país, no le acomoda tener que invertir e innovar ya que sabe que cuenta con las posibilidades estructurales que le administra la constitución de 1980. En la innovación e investigación se encuentra el desarrollo de un país, no solo en la subsidiaridad de la que se han aprovechado 45 años desde la vuelta a la democracia.

En esta situación es destacable la capacidad de resiliencia que nos demuestran las comunas y regiones del país ante la escasez hídrica, cabe preguntarnos ¿es sequia o saqueo? Particularmente es bastante difícil no considerar que la falta de precipitación comparte en gran medida la concatenación de los factores que en su conjunto generan la sequia, pero a su vez es innegable que al no ser un derecho consagrado en la constitución —donde el estado debiese fiscalizar su uso y aprovechamiento— y entregado a manos de privados, sean ellos quienes decidan el aprovechamiento y además establezcan condiciones de especulación del recurso donde se vean beneficiarios posteriormente.

Nicolás Hoffmann Cartes es cientista político e integrante de la Fundación Politología.

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