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Estallido social y crisis sanitaria: La gobernabilidad impuesta por Piñera con acento y aliento a orfandad, represión y miseria. Por Marco Silva Cornejo

La crisis sanitaria que se expresa en el marco de la pandemia COVID 19 en el Chile pos estallido social, ha venido ratificando con crueldad empírica, la matriz de desigualdad y segregación sobre la que se ha configurado el Chile pos transicional. La evidencia de nuestro débil sistema público y sanitario comienzan a mostrar la precarización sobre las que reposan las existencias de millones de chilenos y chilenas. La presente columna pretende situar una aproximación que señala al modelo económico como responsable de nuestras vulnerabilidades existenciales.

En un nivel macro se advierte que la crisis expresa sus manifestaciones inmediatas en el plano económico, cuyo vector de desarrollo principal es el desempleo. Se generaron masivos procesos de desvinculación en una economía altamente liquida y que externaliza sus servicios. Se suma a esto la acción del ejecutivo que en consonancia con su apellido empresarial genera de manera inicial proyectos de ley que protegen a las empresas y que obligan a los trabajadores a sortear la crisis recurriendo a su fondo de cesantía. La evidencia de la perdida de los 400.000 puestos de trabajo en un mes y medio, señala con claridad que la clase empresarial una vez más redujo perdidas de sus activos financieros sacrificando la empleabilidad de sus trabajadoras y trabajadores. En medio de la crisis y frente al inminente colapso económico el gobierno llama a volver a la “nueva normalidad”, saturando el espacio comunicacional desde los medios de reproducción con mensajes que señalaban que estaban dadas las condiciones para; volver a clases, abrir los malls, cafeterías, restaurantes tomando los resguardos del contexto. Una vez más las decisiones del mal gobierno estuvieron orientadas a fomentar el desarrollo económico minimizando y tratando de alarmistas las voces de los expertos que anunciaban que no era el momento y que esta acción constituiría un error que traería graves consecuencias en la población más empobrecida, que es la que debe movilizarse en la ciudad para dar concreción productiva a su fuerza de trabajo.

La consecuencia directa de las estrategias comunicacionales del gobierno que desbordaron en un exitismo precoz, nuevamente responsabilizan a la comunidad y externalizan su culpa. A estas alturas del desarrollo de la crisis se vuelve inminente la saturación del sistema de salud pública (pese a que dijeron que estaban preparados desde Enero). Volviendo a usar la victimización y mentira como estrategia de propaganda y recurso de gobernabilidad.

Se suman más militares y fuerzas de apoyo como si el COVID19 fuese una prolongación del estallido social, y es que siempre lo supieron, debajo de toda la mentira y la operación comunicacional siempre desplegaron sus recursos y energías para proteger los intereses de las clases dominantes y del capital financiero, condenando a nuestro pueblo y a las comunidades a procesos de orfandad publica, precarización económica, deficiente respuesta sanitaria, improvisación en la bajada de recursos e insumos. Generando de esta manera las condiciones ideales para el hambre, la desesperanza y la rabia que estaba latente luego de soportar meses de brutal represión sin justicia.

Este es el contexto y escenario al que nos ha traído Piñera y su corte de Chicago Boys, este es el contexto contra el que nuevamente se cacerolea y encienden barricadas en Santiago y otras regiones empobrecidas por la avaricia política de la derecha gobernante. Este es el contexto en el que nos han tenido sumidos por treinta años; miserabilismo y orfandad, precariedad de la existencia, hambre y enfermedad, el sello acento y aliento del gobierno de Piñera.

Marco Silva Cornejo
Mg. Ciencias Sociales Aplicadas UFRO

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