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Filósofos españoles en Chile: María Zambrano hacia la razón poética. Por Alex Ibarra Peña

“La poesía pretende ser un conjuro para descubrir esa realidad
cuya huella enmarañada encuentra en la angustia
que precede a la creación”.
(María Zambrano)

En el ámbito de la filosofía académica institucionalizada en Chile, sobre todo actualmente, hay una escasa a la filosofía que se produce en lengua hispana. Es sabida la negación de los filósofos profesionales por el estudio de las cosmogonías originarias y de las producciones culturales de nuestros ancestros. En lo que concierne a ideas y modos de vida, los intelectuales hemos vivido en el error de integrar lo más lejano e invisibilizar lo más propio, sin duda pensamos colonizadamente.

La negación de lo propio se ha hecho una costumbre, y hoy parece “normal” la ausencia de los estudios filosóficos de quienes han pensado en nuestra propia lengua. En la década de los sesenta, entre los principales filósofos universitarios, la figura de Ortega y Gasset era ampliamente significativa, así lo testimonia la escritura filósofos tan distintos como lo fueron Jorge Millas, Luis Oyarzún y Juan Rivano. Quizá esta herencia sea la senda que ha seguido Jorge Acevedo con su permanente revisión de este filósofo español. En otros filósofos chilenos, tales como Osvaldo Fernández y José Echeverría los planteos de Unamuno han sido considerados como altamente filosóficos. En la actualidad los filósofos españoles Javier Zubiri, principalmente desde la atención que le prestó Jorge Eduardo Rivera; y María Zambrano estudiada por Felicitas Valenzuela y Carla Cordua, son los pensadores más atendidos en nuestra lengua impuesta. Otro hito a destacar es el curso que daba hace unas décadas atrás el filósofo y músico Pancho Sazo bajo el título de “Pensar en Español”, no sé si con intención de recordar el título de unos los libros del filósofo uruguayo Arturo Ardao.

María Zambrano ha seguido siendo estudiada y suele ser mencionada en distintos encuentros filosóficos, creo que Rodrigo Pulgar, Pamela Soto y la española Maribel Peña Aguado han refrescado las lecturas sobre esta filósofa que el sábado 25 de julio será homenajeada en el ciclo de actividades programadas por el Colectivo Filopoiesis y que se transmitirá en vivo por redes sociales.

Es evidente que el concepto “razón poética” es una de las creaciones originales en el pensamiento de Zambrano. Filósofa identificada con la defensa de la república española, perteneciente a ese grupo de intelectuales españoles que vivieron su exilio en Chile y que llevaron a cabo una importante producción cultural, tales como Vicente Salas Viu, José Ricardo Morales y Leopoldo Castedo, todos con estudios formales en filosofía, hecho que no los limitó para desarrollar sus aportes en otras disciplinas. Esto probablemente desde la conciencia que asume la pregunta de Zambrano: “¿Es posible seguir identificando, sin más, la Filosofía con su forma sistemática?”. Los exiliados nombrados se fueron abriendo a la poesía, la música, el teatro y la historia. Otros exiliados destacados en nuestro país, permanecieron en la filosofía más sistemática, éstos fueron José Ferrater Mora, Francisco Soler, Castor Narvarte y Augusto Pescador, hoy casi totalmente olvidados.

Zambrano fijó más la atención en nuestra poesía, no he pesquisado referencias de ella a filósofos chilenos, sí he encontrado referencias explícitas al filósofo argentino Francisco Romero. Participó en una excelente compilación “Madre España: Homenaje a los poetas chilenos”, en la cual se destacan: Vicente Huidobro, Carlos Préndez Saldías, Pablo de Rokha, Gerardo Seguel, Pablo Neruda, Winnet de Rokha, Julio Barrenechea, Blanca Luz Brum, Volodia Teitelboim, Rosamel del Valle, Braulio Arenas, Hernán Cañas, Robinson Gaete, Julio Molina, Eduardo Anguita, Enrique Gómez, Juvencio Valle, Eduardo Molina, Helio Rodríguez y Carlos de Rohka. Es aquí donde ya presenta, como bien ha advertido Antolín Sánchez Cuervo el concepto de la Razón poética: “Y es con la poesía y con la palabra, es con la razón creadora y con la inteligencia activa en conjunción con esa sangre que corre a torrentes…”. Los tiempos de crisis reclaman algo más que el mero sistema de la filosofía, el horizonte “perplejo” entra en la indigencia de las metáforas. Ese es el lamento de Zambrano que frente a la crisis retorna a la palabra, las épicas se confortan en las palabras y las utopías se fortalecen en metáforas pertinentes para esos tiempos de desolación. Hay poesía que piensa, no sólo con la desprovista razón, sino que con el amparo de un latido, es aquella la que fecunda el surco de la historia: “Cuando el hombre se lanza hacia su historia, cuando inaugura el modo de vivir histórico que conocemos, la poesía le acompaña”.

Alex Ibarra Peña.
Dr. Estudios Americanos.

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