En 1929 se derrumbaba la bolsa en New York, ciudad que se había convertido en la capital financiera del planeta. La caída del mercado de valores fue de tal magnitud que produjo la caída y derrumbes de cientos de empresas, que impactaron a todas las economías producto de la falta de liquidez. Chile, fue uno de los países más afectados por la “gran depresión”, en particular, porque los precios del salitre y del cobre se derrumbaron.
Fue durante 1930 y 1931 donde el impacto de esta crisis se hizo sentir con mayor intensidad, aumentó fuertemente la cesantía, los obreros del salitre perdieron sus empleos, proliferaron las ollas comunes y el hambre se hizo sentir en parte importante de la ciudadanía, los estudiantes de la Universidad de Chile salieron a las calles, sumándoseles el resto de los estudiantes y los sectores populares junto a miles de trabajadores, como consecuencia de ello, Carlos Ibáñez, el dictador, hubo de renunciar.
En ese escenario de alta conflictividad y crisis económica, el 4 de junio de 1932 un golpe de Estado destituye al presidente Juan Esteban Montero. Un grupo de jóvenes socialistas, liderados por Eugenio Matte Hurtado, Marmaduke Grove y Carlos Dávila, proclamó por primera vez en el país, la Republica Socialista de Chile que duraría solo 12 días.
No pasaría un año, el 19 de abril de 1933 se fundaba el Partido Socialista de Chile, entre sus figuras destacaban el propio Marmaduke Grove, Eugenio Matte, Oscar Schnake, Eugenio González Rojas y un grupo de jóvenes encabezados por Salvador Allende, que a la fecha contaba con 25 años de edad.
El Partido Socialista en ese entonces era la esperanza para los trabajadores manuales e intelectuales, rechazó desde un comienzo la política antidemocrática de la “Tercera Internacional” vinculada al comunismo, que en ese entonces mostraba una fuerte impronta estalinista. De la misma manera, durante gran parte de su existencia se mantuvo muy lejano a la Segunda Internacional o Internacional Socialista, de tendencia socialdemócrata. Por más de medio siglo, guardó autonomía de organismos internacionales, sin embargo, fue un activo promotor de la unidad y la solidaridad entre los pueblos del Sur; promovió la constitución de una “Federación de Repúblicas Socialistas” para el continente. Desde su nacimiento abrazó resueltamente los postulados marxistas de la lucha de clases, que se confirman en sus primeros documentos, cuando señalaba luchar por la superación y el reemplazo del régimen de producción capitalista basado en la propiedad privada de la tierra, de los instrumentos de producción, de cambio, de crédito, y proponía en su reemplazo un régimen socialista en que la propiedad fuera mayoritariamente colectiva.
¿Por qué es importante conocer, aunque sea brevemente la historia de un partido que hoy cumple 91 años? Por varias razones, ha gobernado el país en tres periodos diferentes, dos con Michelle Bachelet y una con Salvador Allende, lo que no es poco.
Sin duda la historia nuestra, la de Chile, está marcada por la figura de Allende, el personaje más importante del Partido Socialista, tanto por quienes se declaran sus simpatizantes como por sus detractores, una fracción determinante de la historia del país está marcada por la asunción al poder y su gobierno de 1.000 días y por la trágica muerte provocada por el bombardeo a La Moneda.
Allende representa lo más noble de ese partido, en especial, su férreo compromiso con el mundo de los trabajadores a quienes en el primer año de su gobierno, le permitió a la clase trabajadora subir la participación en los ingresos de un 40% a un 61%, vale decir, los trabajadores en ese periodo lograron hacerse de una parte considerable de la riqueza como nunca antes, luego del golpe sangriento, nunca más volvieron a recuperar ese porcentaje de participación en la riqueza del país, por el contrario, la permanente aniquilación de derechos de la que han sido objeto en estos últimos cincuenta años ha sido brutal, se han perdido prácticamente todos los derechos sociales, salud, educación, pensiones, vivienda.
Y ¿Cuál ha sido el rol del Partido Socialista en estas últimas tres décadas? Primero abrazó los postulados de la socialdemocracia, perdiendo la autonomía que le caracterizó, con ello se puso claramente del lado de aquellos países que han impulsado políticas abiertamente contrarias al mundo del trabajo y, en el plano de la geopolítica, han estado más cerca de la OTAN y de los Estados Unidos que de aquellos que en el pasado se pusieron del lado de los “países no alineados”, como tantas veces pregonó Salvador Allende.
En segundo lugar, los socialistas democráticos como se autodefinen hoy, exigen rompimiento de relaciones con Venezuela, no así con Israel. Defienden con energía al pueblo ucraniano; pero lo relativizan tratándose de Palestina. En el plano de los derechos sociales, vacilan con acabar con las isapres y las AFP, pues la idea de la eficiencia de lo privado por sobre lo público, ha terminado ganándose a una parte considerable de su dirección.
Seguramente, en estas horas los nuevos rostros del Partido Socialista estén celebrando este aniversario número 91 destacando a figuras allegadas de poca identidad con la tradición de lo que fue, e incluso, poco se hable de lo que representó en el pasado reciente y a que aspiró como partido. Quizá no se hable de Allende o se mencionen superficialidades, su figura incomoda, estorba. Por lo mismo, para la historia y para nuestro pueblo, hay que decirlo con claridad, el actual PS no tiene absolutamente nada que ver con el Partido Socialista que, durante una fracción importante de nuestra historia, abrazó los postulados de la clase obrera y se propuso avanzar hacia el socialismo.
Por ello, por el respeto a los verdaderos socialistas, que aún sueñan con un mundo mejor, sin explotados ni explotadores, a los que dieron sus vidas por la patria, a los miles de trabajadores que formaron parte de su “Frente de Trabajadores”, y en y en especial a Salvador Allende, que pagó con su vida el precio de mantenerse fiel al programa que lo convirtió en el primer mandatario socialista marxista. Feliz aniversario.