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La rebelión de las ollas. Por Teresa Fuentealba Brieva

Nace en medio de las cuarentenas
de Santiago de Chile
Desde la trinchera del arte,
la visión social que están
repitiendo y viviendo

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(Ilustración de Juan Vásquez Pasten, profesor de Artes Visuales, UMCE)

La pobreza jamás se fue, la escondían,
en cómodas cuotas, nada más…
El hambre no es solo de hoy, la olla común de muchas oportunidades, se
cambió por una tarjeta de crédito, el comer en cuotas,
el comer bien en la quincena y al fin de mes. Huele a asados esos días, huele
al pago del esfuerzo, el dormir la mente, imaginando que todo está bien.
No es el virus el que trajo la pobreza ni el hambre,
la hizo emerger de las miserias humanas…
Tampoco el virus acalló las marchas
ni desarmo las barricadas ni apago las fogatas populares
que claman y exigen justicia.
Y, se revelaron nuevamente las ollas,
ahora en mayor cantidad ya no ocultas ni calladas,
como las barricadas en cada población.
Se siente el agitar de cada cuchara en cada esquina.
La rebelión de las ollas no para,
buscan esa simple felicidad, en la felicidad de otros,
vienen a dignificar a los que la rodean, vienen a dar libertad,
vienen a revelarse frente a cualquiera que sea la opresión.
Estas ollas que piden a gritos igualdad,
el sector Poniente emerge desde sus cálidas cenizas,
emergen reconociéndose entre ellas y con otras,
la población que se levanta voluntariosa, los que le pelean al traficante, al
doméstico, a lxs que ya no están…
a las populosas poblas que claman y tienen sed de justicias,
quienes de pie con la dignidad intacta siguen levantando ollas comunes de
extremo a extremos del territorio,
gritan y gritan: solo el pueblo ayuda al pueblo.

¡¡¡Arriba lxs que luchan!!!

TERESA FUENTEALBA BRIEVA
PROFESORA GENERAL BÁSICA
Cerro Navia, mayo 2020
TFB/trb

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