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La traición del Pacto por la Paz. Por Alex Ibarra

Son mercenarios no les importan las muertes a cambio de dinero y también rezan. Toda mafia organizada encuentra protección en los asesinos a sueldos, no deberíamos sorprendernos tanto del proceder de aquellos políticos que protegen los abusos del Estado servil. Sin embargo, es justificada la rabia que se expresa en la barricada, hay ahí una manifestación política de oposición a la traición al pueblo.

En menos de una semana hemos asistido a dos atentados graves en contra de los Derechos Humanos. La primera es la ya conocida ley que limita la expresión legítima de la protesta y la segunda la impunidad que las fuerzas políticas del Congreso le otorgan a los verdugos de la ciudadanía sublevada.

Ambas limitaciones democráticas sólo se entienden en el contexto del llamado Pacto por la Paz realizado entre el Gobierno y el Congreso, que es la estrategia que pretende frenar el proceso Constituyente chileno. Ya se habían negociado a puerta cerrada la protección de Piñera, la posibilidad de una Nueva Constitución manipulada por la llamada Convención Mixta a favor de los intereses del capital.

No hay un auténtico proceso de transformación en los partidos políticos siguen agarrados a su estructura de poder y de fraude.

La escena del mea culpa, en que los políticos se golpeaban el pecho pidiendo perdón esta lejos de ser una manifestación de arrepentimiento. Sólo fue la estrategia para ganar tiempo en el reordenamiento para la elaboración de las nuevas estrategias, así fue como comunicacionalmente se situaron a la cabeza del plebiscito que con engaños pretenden controlar. Los partidos políticos se hicieron parte de este juego y han ido facilitando el camino, básicamente bajo la retórica de la violencia del movimiento social y las acusaciones de vandalismo.

No nos engañemos, en este escenario hay grandes dificultades para conseguir que el plebiscito de abril sea honesto y de que la fuerza social logre imponer su voluntad. Es urgente deslegitimar el Pacto por la Paz, dado que es un acto de traición a la soberanía popular. Tenemos que seguir movilizados y marzo será un mes crucial para nuestra historia. Hemos puesto una fisura, que sea esto la apertura para el quiebre al monopolio político al servicio de los poderes económicos. Necesitamos establecer las condiciones políticas que aseguren la dignidad recuperada por los muertos, los heridos, los encarcelados, nosotros mismos y el mundo que se emociona de ver nuestras luchas. Queda en suspenso si la batalla en las urnas todavía es posible, es el debate que viene.

Alex Ibarra Peña.
Dr Estudios Americanos.

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