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Las cifras sin corazón de Chile, o anoche nevó en Curarrehue. Por Gustavo Gac-Artigas

Como todas las mañanas, al amanecer, no importa el país en que me encuentre, leo las noticias de Chile. Esta mañana no fue la excepción y leí: anoche nevó en Curarrehue. La noticia me transportó a mi infancia y a mi hoy lejano país.

Curarrehue, palabra mágica, promesa de un verano caluroso, de juegos infantiles, de perderse en busca de tesoros, una madre de la culebra, un escarabajo de la luna, una araña peluda.

Al llegar la época de las vacaciones en la familia, en cruel juego, me preguntaban ¿a dónde va a ir de vacaciones el niño? Y yo con orgullo decía: a Cudaduehe, y los hijos de mala madre de mis tíos, primos y hermanos explotaban en una carcajada.

Hasta que un día convencí a mi padre que cambiara el destino, y cuando con la mala fe habitual me preguntaron ¿a dónde va a ir de vacaciones el niño?, respondí de firme voz: a Queule.

Anoche nevó en Cudadehue y 188 personas permanecen aisladas, decía el titular.

¿Cuál, de entre ellos, habrá jugado conmigo en mi infancia?, ¿quiénes estarán pasando frío en Curarrehue?, por lo que las frías cifras sin corazón de Chile no ponen nombre a los números. ¿Quién será el 177?, ¿tendrá hijos?, ¿tendrá hambre?, ¿tendrá frío?

La segunda noticia que llamó mi atención fue la de la discusión sobre el retiro de los fondos de pensión en el congreso.

Los especialistas, dios los conserve en su santa gloria, dijo el ateo, entregaron sus escenarios, que los 11 millones de afiliados puedan retirar el 10% de sus ahorros, y, humanos con pensamiento humanitario añadieron, que aquellos que tienen menos ahorros puedan retirar la totalidad.

Las frías cifras marean, el 31% podría retirar la totalidad de sus fondos, el 40% retiraría el mínimo (un millón), el 21% retiraría el 10% y el 4% el máximo, 4 millones.

¿Y qué?

El total añadiría a la economía de consumo del país $16.800 millones de dólares, suma enorme para reactivar la economía, para enfrentar la caída consecuencia de la pandemia, nos prometen las frías cifras sin corazón de Chile.

Qué importa que ese 31% de aquellos que tienen menos ahorros oculten salarios de miseria, hambre, cesantía, frías noches de invierno alrededor de una estufa de madera o de carbón, frías noches destruyendo los pulmones, escuálidas sopas en que nadan unos fideos, plato favorito de los que necesitan calmar el hambre.

En el congreso se discute de números, de la cantidad de dinero que regresaría al mercado. Los especialistas dan sus cifras, pero en esa oferta, el pueblo, mi lejano pueblo, mi gente de Cudadehue hipoteca su futuro, se queda sin protección para los días malos, como si pudiera haber días peores.

La tercera noticia nos dice que se está controlando la propagación de la peste, pero los números no dan las calles, los barrios, la cantidad de personas que viven en una habitación, en un conventillo, en una cité de inmigrantes que desaparecen en los fríos números sin corazón de mi lejano Chile.

Pero, a fin de cuentas, ¿en qué se parecen estos números, se preguntará el lector?, en que con nostalgia esta mañana leí que anoche nevó en Curarrehue.

 

Gustavo Gac-Artigas es escritor y director de teatro chileno, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Reside en Nueva Jersey, EE UU.

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