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Más ético, más rico. Por Lucio Cañete Arratia

Exigir una conducta ética a los tomadores decisión en organizaciones que persiguen el lucro sin darle a ellos sólidos argumentos para mantener y a la vez propiciar dicho comportamiento, puede ser una acto poco convincente en ambientes donde prima la racionalidad y la competitividad. De hecho en nuestro país la ciudadanía siente que para mejorar las conductas de quienes se corrompen, son más efectivas las penas de cárcel que las clases de ética. En este contexto, resulta provechoso recoger y exponer las evidencias científicas que demuestran que los comportamientos éticos en las empresas tienen mayores probabilidades no sólo de generar buenos negocios; sino de generar los mejores negocios.

Durante milenios la ética ha sido una preocupación que ha acompañado a los seres humanos, particularmente a quienes pretender hacer que sus entornos sean lugares más justos y agradables. Ahora, con las organizaciones de diferente índole siendo visiblemente víctimas y victimarias de reprochables conductas, emerge la urgencia de revalorar este antiguo concepto que cuando como postura se ausenta, propicia entre otros males la emergencia de la corrupción.

La corrupción entendida como el abuso de poder para un beneficio ajeno al pactado en la asignación de la confianza para ejercer esa potestad, es uno de los fenómenos que más lesiona a las organizaciones y en Chile es percibido como uno de los factores que atrofia el desarrollo nacional en múltiples ámbitos. La ocurrencia de este fenómeno tiene como requisito una debilidad ética que se manifiesta en cohecho, malversación de fondos, uso de información privilegiada, clientelismo, nepotismo, sobornos y otras formas; las cuales merecen ser abordadas para lograr una mejor comprensión de las relaciones de causa-efecto de este mal en la sociedad y en particular en el ámbito de los negocios.

La evidencia científica demuestra a través de diversos estudios, que toda empresa que se comporte éticamente en cualquier negocio, tendrá una rentabilidad neta superior a si se aparta de dicho comportamiento. Dicho resultado contable que es alcanzado a más tardar en un mediano plazo, se debe a la reducción de algunos costos y/o al incremento ingresos. Entre los costos está el Boomerang Interno, Rotación por Repugnancia y Distracción Operacional; y entre los ingresos está la Confianza ante Clientes, Confianza ante Proveedores y Tranquilidad Productiva.

Boomerang Interno: Una empresa que carece de ética no está en condiciones de darse el lujo de exigir conductas éticas a sus propios trabajadores, quienes pueden aprovechar alguna instancia para darle una cuchara de su propia sopa a la gerencia a través de licencias médicas prolongadas, rendición abultada de gastos, “robo hormiga” o cualquier otra acción para para castigar a los patrones que siempre se salen con la suya.

Rotación por Repugnancia: No todas las mismas personas tienen igual umbral de tolerancia y algunos trabajadores ante síntomas de corrupción amparados por la gerencia sin importar que tan baja o frecuente sea esa conducta, asqueados renuncian a la organización; debiendo esta empresa incurrir en costos al contratar y entrenar a nuevo personal.

Distracción Operacional: Carecer de ética frecuentemente no es gratis por cuanto las organizaciones deben implementar procesos para disfrazarse proactiva y reactivamente ante quejas, denuncias u otras legítimas acciones tanto internas como externas que una vez evidenciadas, afecten el desempeño.

Confianza ante Clientes: Considerando que cada empresa se debe a sus clientes, un alto prestigio ganado por la ética repercute en la confianza en las manufacturas y/o servicios que la organización ofrece; mereciendo la preferencia de compradores, inversores y similares. Confianza ante Proveedores: En el mismo competitivo mercado, el prestigio debido a conductas sanas repercute en las preferencias de quienes venden insumos a la empresa.

Tranquilidad Productiva: Los procesos productivos conducidos por personas que se enmarcan en la ética, crean inexorablemente ambientes laborales más placenteros, los que a su vez facilitan la colaboración y redundan en varios Key Peformance Indicators tales como la eficiencia.

Ciertamente hay excepciones conspicuas e irrefutables que demuestran la existencia de organizaciones que actúan con total ausencia de ética sin recibir costo alguno que se refleje en el balance contable. Estas organizaciones, que en Chile son varias, tampoco muestran algún castigo moral que a través de efectos encadenados provoquen alguna disminución en el nivel de lucro que ellas pretenden. Pero las estadísticas indican que si ellas optaran por comportarse éticamente renunciando así a la corrupción, crece la probabilidad de obtener mayores rentabilidades netas. Es decir: mientras más ético, más rico.

Lucio Cañete Arratia
lucio.canete@usach.cl
Departamento de Tecnologías Industriales
Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago de Chile


El contenido de esta columna de opinión no representa necesariamente la postura de la Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago de Chile.

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