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Nunca quedas mal con nadie. Por Slavoj Žižek

En su "Nunca quedas mal con nadie", la banda chilena Los Prisioneros proporcionan la imagen perfecta de un falso izquierdista "radical" - aquí están algunas partes de la letra:

"¿Crees que protestas? / ¿Crees que eres una especie de rebelde? / Te quejas de la contaminación / Hablas de la automatización / Defiendes a la humanidad / Lloran porque el mundo está muy mal / Críticas a la sociedad / Dices que todo debería cambiar / En el escenario, folclorizas tu voz / "Abajo la ciudad y su contaminación" / con tus lindas melodías y tu simpatía romántica / Nunca le das una mala impresión a nadie / Me dices que protestas / ¡Pero...! / Tu posición no molesta a nadie. ¿Tu objetivo es atacar algo o sólo ganar aplausos? / Te quejas de las bombas / y dices que será el fin del mundo / Pero nunca das nombres, / tienes miedo de dar una mala impresión / crees que eres revolucionario y polémico / Pero nunca das una mala impresión / Eres una mala copia de algún gringo hippie / tu posición, escucha, estúpido barbudo / se vendió a los aplausos de la gente de conciencia cursi / Contradices toda tu famosa protesta / con tus complicadas y bellas melodías / Pretendes luchar... / pero sólo eres un bonito pedazo de mierda!"

Aunque esta canción evoca una figura que forma parte de la situación en Chile, su relevancia es global. He hablado a menudo de cómo en el mercado actual encontramos toda una serie de productos privados de su propiedad maligna: café sin cafeína, crema sin grasa, cerveza sin alcohol... Y la lista continúa: el sexo virtual como sexo sin sexo, el arte de la administración experta como política sin política, hasta el tolerante multiculturalismo liberal de hoy en día como una experiencia de Otro privada de su perturbadora Otredad. Los Prisioneros añaden a esta serie otra figura clave de nuestro espacio cultural: un manifestante descafeinado. Un manifestante que dice (o canta) todas las cosas correctas, pero que de alguna manera los priva de su filo crítico. Está horrorizado por el calentamiento global, lucha contra el sexismo y el racismo, exige un cambio social radical, y todo el mundo está invitado a unirse, a participar en el gran sentimiento de solidaridad global, lo que significa: no se le exige que cambie su vida (tal vez sólo que dé una limosna aquí y allá), sigue con su carrera, es despiadadamente competitivo, pero está en el lado correcto.

En su prefacio a Animal Farm, George Orwell escribió que si la libertad significa algo es "el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír" - esto es lo que el manifestante descafeinado nunca hace - le da a su público lo que QUIEREN oír. ¿Y qué es esto? La actitud predominante entre los "izquierdistas radicales" académicos sigue siendo la que, en 1937, George Orwell desplegó a propósito de la diferencia de clases: "Todos estamos en contra de las diferencias de clase, pero muy pocos quieren abolirlas. Aquí se encuentra el importante hecho de que cada opinión revolucionaria obtiene parte de su fuerza de una secreta convicción de que nada puede ser cambiado." El punto de Orwell es que los radicales invocan la necesidad de un cambio revolucionario como una especie de señal supersticiosa que debería lograr lo opuesto, es decir, PREVENIR que el cambio ocurra realmente -como el académico de izquierda de hoy que critica el imperialismo cultural capitalista pero que en realidad se horroriza ante la idea de que su campo de estudio realmente se derrumbe. Por eso necesitamos que bandas como Los Prisioneros enfrenten nuestra verdad con toda la brutalidad despiadada que se requiere- debemos reunir el valor para DAR NOMBRES a los males que nos acosan.

Tomemos un ejemplo reciente de otra parte del mundo de cómo "contradices todas tus famosas protestas / con tus complicadas y bellas melodías" En enero de 2020, el alcalde de Jerusalén, Moshe Leon, invitó a los participantes del Foro Mundial del Holocausto a un cóctel único con un DJ en una cueva bajo la Ciudad Vieja -en nuestro mundo patas arriba donde las obscenidades forman cada vez más parte de nuestra vida pública diaria, tal evento es obviamente considerado una conclusión apropiada para la conmemoración del holocausto... No es de extrañar que sólo días separaran este evento de la revelación del plan de paz de Trump para el Medio Oriente, otra obscenidad- una propuesta de paz entre las dos partes de la cual sólo una fue consultada y la otra fue ignorada.

Carlo Ginzburg propuso la noción de que una vergüenza por el país, no el amor a él, puede ser la verdadera marca de pertenecer a él. Un ejemplo supremo de esa vergüenza se produjo en 2014 cuando cientos de supervivientes del Holocausto y descendientes de supervivientes compraron un anuncio en el New York Times del sábado en el que se condenaba lo que denominaban "la masacre de palestinos en Gaza y la ocupación y colonización en curso de la Palestina histórica": "Estamos alarmados por la extrema y racista deshumanización de los palestinos en la sociedad israelí, que ha llegado a un punto álgido", decía la declaración. Tal vez, hoy, algunos israelíes reúnan el valor de sentir vergüenza por la política de Netanyahu y Trump hecha en su nombre -no, por supuesto, en el sentido de vergüenza por ser judíos sino, por el contrario, de sentir vergüenza por lo que la política israelí en la Ribera Occidental está haciendo al legado más preciado del propio judaísmo.

Esto es lo que nos dicen Los Prisioneros, no sólo con "Nunca quedas mal con nadie" sino con muchas otras canciones: a veces, avergonzarse de tu país es la única manera de pertenecer plenamente a él y de luchar por él.

REFERENCIAS. https://lyricstranslate.com/en/nunca-quedas-mal-con-nadie-you-never-make-bad-impression.html.

Véase George Orwell, The Road to Wigan Pier (1937), disponible en línea en http://gutenberg.net.au/ebooks02/0200391.txt.

Véase https://www.haaretz.com/israel-news/.premium-j-lem-mayor-invites-holocaust-forum-attendees-to-cocktail-party-complete-with-dj-1.8414774.

Véase Carlo Ginzburg, "The Bond of Shame", en New Left Review 120 (noviembre/diciembre de 2019), pág. 35-44.

Véase https://observer.com/2014/08/ny-times-runs-ad-from-holocaust-survivors-condemning-israel-attacking-elie-wiesel/.

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