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Sortear tiempos de incertidumbre. Por Mario Vega H.

Las consecuencias sociales de la crisis derivada de la actual pandemia de Covid-19, lamentablemente, están todavía por verse en toda su magnitud y complejidad. No solo por el sistemático incremento de contagios, que alcanzaría su cima en el mes de agosto según algunas previsiones, sino también porque tal acenso estará acompañado, como sabemos, por una fórmula de desempleo, descenso de los salarios reales e incremento de la inflación[1].

      Probablemente, de no mediar una algún sorprende giro en la economía mundial durante los próximos meses, es ya previsible un adverso panorama sin precedentes en las últimas cuatro décadas de nuestra historia. Y tal como ocurrió en el pasado, podríamos pensar que ello pudiera dar lugar al inicio de un ciclo de manifestación de legítimas demandas derivadas del incremento de la pobreza y de la falta de expectativas en los sectores populares y medios.

      Sin embargo, ello no debe generar un ambiente de inmovilismo como si se tratase de una profecía auto-cumplida. Por el contrario, debe inducir a la autoridad a implementar un importante plan de inversión social que sea capaz de generar condiciones básicas de subsistencia para las familias, que progresivamente se verán afectadas por tal fenómeno, a través de transferencias monetarias directas. Ello permitiría, igual modo, sostener un razonable nivel de demanda. El gasto fiscal debiera tener un énfasis orientado hacia los sectores más sensibles para la creación empleos como la construcción de viviendas e infraestructura social, pero también hacia el sistema de salud pública para implementar estrategias efectivas de prevención que eviten nuevos rebrotes.

      Forzosamente, será el momento para que el debate político mire hacia adentro, a la trastienda que encierren las grandes cifras para observar la compleja y rápida mutación que la realidad que nos rodea, comenzará a experimentar. Así, la importante población inmigrante de 1.492.552 personas en cifras de marzo del presente año, según cifras del Ministerio del Interior,[2] antes incorporada como fuerza laboral en el sector primario, de servicios e informal, se transformará en un foco particular de la vulnerabilidad, agravada por la precariedad de sus redes de apoyo familiares.

En tal sentido, este grupo de la población debe necesariamente ser incluida en el conjunto de las políticas sociales para así también abordar algunos síntomas de estigmatización[3], que la pobreza y la enfermedad pueden agudizar como el punto de partida de actitudes de racismo y xenofobia, luego devenidas en discursos de la intolerancia y de odio.

Se hace indispensable advertir que la magnitud de este ciclo de crisis puede dar lugar a expresiones de escepticismo y desesperanza en la ciudadanía, que agudicen la crisis de representación existente en nuestra sociedad, en donde las expresiones de individualismo, posibles de ser observadas en ella, se tornen predominantes al no encontrar cabida en un relato más amplio sobre el futuro.

      Podría entonces surgir un campo fértil para propuestas populistas que acudan a la antigua receta de la construcción de un enemigo común, de una antagonía fundamental, que les permita a sus impulsores articular un discurso político que busque reivindicar a un “pueblo” agraviado. Tal posibilidad resultaría riesgosa, pero a su vez, incomprensible en una sociedad que mayoritariamente se ha planteado el desafío de construir participativamente, un proceso de deliberación que culmine en la aprobación de una nueva Constitución Política.

      No obstante ello, diversos hechos durante estos meses de pandemia, han redundado en la necesidad de abordad un debate previo, e incluso más de fondo, sobre la ética de lo público y el ejercicio de nuestras actitudes de responsabilidad y de compromiso ante la sociedad de la que formamos parte. Por ejemplo, sobre practicamos el cuidado propio y de los demás, cómo reaccionamos ante la necesidad y el dolor del otro y sobre todo si entendemos el confinamiento como un gesto de protección hacia quienes se desenvuelven sus vidas en una mayor fragilidad.

      Lo anterior es una reflexión válida, pues tales dilemas han constituido parte de los múltiples “talones de Aquiles” con que se han encontrado las estrategias de contención de los contagios en Chile, al margen de toda pretensión moralizante. En tal sentido, el rol de las autoridades debe ser consistente con tal imperativo mediante el pleno respeto al concepto de igualdad ante la ley, al margen de toda excepción o privilegio.  

     En tal sentido, existe una imperiosa necesidad de que los medios de comunicación contribuyan a esta tarea mediante calidad y el significado de los debates que son capaces de generar en instalar en la sociedad a partir de la actual contingencia, prolongados y profundizados en la cotidianeidad de los diálogos que sus espectadores/lectores/auditores establecen con sus entornos, alentando la reflexión, más allá del mero consumo informativo.

      Esa debería ser una de las orientaciones que se debería tener en consideración al momento de abordar la difícil situación financiera de Televisión Nacional de Chile (TVN) tras la discusión abierta luego del anuncio de la venta o arriendo del inmueble que alberga sus instalaciones. Esta controversia se agudizará en vista de la posibilidad de un rescate financiero del Estado a Latam, sin duda, una empresa de carácter estratégico que de ser receptora de recursos públicos, debiera adquirir un carácter mixto como ha planteado el gobierno alemán frente a la situación de Lufthansa.[4]

Esto no podría implicar que se eluda la responsabilidad estatal frente a sus propias empresas, sobre todo, en tiempos en donde sus finanzas están apremiadas por una multiplicidad de urgencias de orden sanitario y social, como con aquella que, lanzada a competir por la sintonía y la publicidad, debiera por definición estar orientada a la información, la educación y la cultura, colaborando con la ciudadanía a sortear estos tiempos de incertidumbre. 

 


[1] Banco Central (2020). Informe de Política Monetaria (IPOM) Junio. Disponible en: https://www.bcentral.cl/documents/33528/2369613/ipom_junio_2020.pdf/5d206aff-a5f3-861d-9007-bba02ff9058a?t=1592394186487

[2]https://www.extranjeria.gob.cl/noticias/poblacion-extranjera-en-chile-aumento-un-19-en-relacion-a-2018/

[3]http://www.cenem.utalca.cl/docs/publicaciones/INFORME_PERCEPCION_DE_LOS_CHILENOS_SOBRE_LA_INMIGRACION2.pdf

[4] https://elpais.com/economia/2020-05-25/alemania-sale-al-rescate-de-lufthansa-con-un-paquete-de-ayudas-de-9000-millones-de-euros.html

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